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Memorias VIII Coloquio Segundo panel

Segundo panel - Mujeres en las letras

Arte y publicidad: la propaganda feminista en las revistas de Ana Roqué de Duprey”


Sofía Solís Monteagudo

                                                                                      

En Puerto Rico, al igual que en muchos otros países del mundo, las luchas por la emancipación de la mujer tuvieron su tribuna en la prensa de finales del siglo XIX y principios del XX.  Las llamadas revistas dedicadas al “bello sexo” fueron parte de un proyecto de progreso iniciado por un grupo de liberales puertorriqueños que, aunque pretendió vindicar a las mujeres, no logró liberarlas del concepto tradicional de la femineidad que les había mantenido atadas a las concepciones culturales del género y excluidas de toda participación ciudadana. DesdelaGuirnalda Puerto-riqueña(1856), La Azucena(1870), El Álbum de las Señoritas(1872), El Buscapié“Periódico para todos”(1877), entre otras publicaciones, Ignacio Guasp, Manuel Fernández Juncos, Alejandro Tapia y Rivera, Salvador Brau y otros adelantados a su época, planteaban la situación de desigualdad de las mujeres y la necesidad de permitirles el acceso a una educación formal. El discurso de los ilustres sobre la mujer, aunque bien intencionado, no logró calar en la conciencia de los sectores dominantes que, aferrados a los mitos de la tradición y la cultura, y desconfiando de los cambios que exigía la modernidad, continuaban negándoles a las mujeres el reconocimiento y los derechos que les correspondían.
En 1839 se registraba por primera vez la participación de la mujer en ese medio, cuando María Bibiana Benítez, considerada la primera poeta puertorriqueña, publicaba un soneto para celebrar la salida del Boletín Instructivo y Mercantil. La participación de las mujeres en el ámbito público a través de la prensa es evidencia de que se producía ya en la isla un cambio en cuanto a los intereses de un sector de la población femenina que,  ilustrado,  poseía la capacidad para discurrir sobre los asuntos políticos y el futuro del país. De ese grupo de intelectuales puertorriqueñas destacamos a Ana Roqué de Duprey. Educadora, científica, periodista y líder sufragista,nacida en 1853, la aguadillana, viuda y con cuatro hijos, estudió filosofía y ciencias, cursó el bachillerato a través de estudios libres y fue la primera puertorriqueña en obtener un grado universitario del Instituto Civil de Segunda Enseñanza de San Juan. Se examinó como maestra superior y ofreció clases de latín, matemáticas, botánica y astronomía en colegios privados. Ejerció como maestra en Arecibo, Mayagüez y Ponce, donde más tarde fundó el Liceo Ponceño, una escuela superior para señoritas. Dirigió la Escuela Modelo de Humacao; en ese pueblo, también ofreció clases nocturnas a señoritas que aspiraban a ingresar al magisterio. Los artículos que publicó sobre la instrucción pública americana en Puerto Rico le lograron el reconocimiento del gobernador, quien, en 1899, la nombró directora de la Escuela Modelo de la Universidad de Puerto Rico. Fue una de las primeras mujeres en obtener un doctorado de la Universidad de Puerto Rico; también, la primera fémina en ser miembro de la Biblioteca Pública y la primera mujer que pisó el Ateneo Puertorriqueño, invitada por los intelectuales más reconocidos de su país. Fue miembro de la Sociedad Astronómica de Francia y la primera fémina en ser nombrada presidenta honoraria de un partido político en Puerto Rico. Organizó y presidió la Asociación Insular de Mujeres Votantes y la Liga Femínea, frentes de lucha por el derecho al sufragio. A lo largo de su vida, no solo colaboró en un sinnúmero de periódicos del país: El BuscapiéEl ImparcialLa Revista Puertorriqueña,La Ilustración PuertorriqueñaEl Mundo,sino que fue la primera mujer que fundó y dirigió cinco publicaciones periódicas:Euterpe (1888), La Mujer (1894)La Evolución(1902)La Mujer del Siglo XX(1917) y El Álbum Puertorriqueño, que luego se transformó en  El Heraldo de la Mujer (1920), dedicadas a representar, promover y defender a las mujeresy  es, hasta nuestros días, la figura femenina de mayor prominencia en la prensa de Puerto Rico de principios de siglo XX.  

El “arte de la publicidad” en las revistas de Ana Roqué
            El arte es una actividad intelectual, un modo de transmisión cultural que no se puede desvincular de los procesos sociales de un momento histórico dado (Marty, 1997);  se afirma que “es en el arte donde cada individuo trasciende su propia persona para fundirse en los demás” (ídem). La publicidad es “el uso estratégico del lenguaje orientado a alcanzar los fines discursivos y sociales del emisor” (Screti, 2011-2012, p. 6). A pesar de que todavía se debate si la publicidad es o no un arte, no hay  duda de que Ana Roqué de Duprey conjugó con destreza  arte y  publicidad en sus revistas para adelantar la causa de las mujeres a través de la prensa periódica del país. Su objetivo era proveer un espacio donde estas pudieran demostrar su alta calidad moral, su inteligencia y su habilidad para desempeñarse, cabalmente, en el ámbito público y, de esa manera, disipar las dudas sobre la capacidad de las mujeres para tomar las riendas de la sociedad, ya no desde el hogar sino en la tertulia literaria, en la sala de clases, en la oficina, el hospital, en las cortes y en la legislatura, si era posible. Como señala Gaspar Galaz, en “La fuerza social del arte”,  aunque el artista suele estar condicionado por la sociedad de su tiempo, en algunas ocasiones, este “debe rebelarse y protestar contra las concepciones oficiales del arte y su papel en la comunidad” (Galaz, 1971). Inconforme con la imagen de la mujer que se manejaba en las revistas dedicadas al “bello sexo”, Roqué diseña una campaña publicitaria para difundir el ideal de la mujer moderna, cuya belleza estriba en su conocimiento y en su capacidad de reconocer lo que es justo y de luchar para alcanzarlo. En manos de Roqué, las revistas dedicadas al bello sexo se transformaron en un medio para destacar la participación de las mujeres y divulgar su  actividad como artistas, literatas, periodistas, educadoras y líderes cívicos. El discurso fue el elemento fundamental para crear una imagen de la mujer que pudiera transformar la concepción tradicional de la femineidad, la belleza y lo sublime. Desde el eslogan hasta los anuncios, el lenguaje publicitario en las revistas de Roqué proclama el nacimiento de una mujer comprometida con el progreso, que se proyecta hacia el futuro y que reclama en la sociedad el lugar que le corresponde por derecho.
            Por la portada de El Heraldo de la Mujer, desfilaron artistas e intelectuales puertorriqueñas como Josefa Aguayo de Ventura, la notable poetisa puertorriqueña, Trina Padilla de Sanz y Amparo Fernández Náter. En sus páginas se publicaron las obras de nuestra insigne escritora Carmela Eulate Sanjurjo, de “La Hija del Caribe”[1], de Luisa Amelia de Hostos y Concha Meléndez y de la misma Roqué, que compartió sus cuentos, sus novelas, fragmentos de su Botánica Antillanay muchos datos producto de sus investigaciones sobre Astronomía. En la sección “Sociedad”, Roqué celebra los logros de las mujeres: la publicación de sus obras, la obtención de sus grados académicos, la participación de las mujeres en los certámenes literarios y concursos musicales como los celebrados en el Ateneo, en todas siempre hay un elogio para ellas: “En el Certamen de Música, fueron premiadas tres de nuestras virtuosas en el piano: las Srtas. Riancho, Arteaga y Campoamor. A ese triunvirato de artistas, nuestra efusiva. (1920, p. 12)En  su afán de reconocer a las mujeres,Roqué presentaen sus revistas las biografías de mujeres destacadas de la sociedad isleña; también divulga y promueve los proyectos benéficos como  “El centavo escolar”, El zapato de los niños pobres”, la Sociedad Protectora de Mendigos y muchas otras iniciativas que las mismas dirigen y que demuestran que las mujeres poseemos una sensibilidad especial y una excelente disposición para el servicio público. 

La propaganda feminista 
            En sus revistas, Roqué no solo dirige una campaña para el reconocimiento social de la mujer si no que prepara el camino para la incursión de las mujeres en la política.A medida que se organizan las mujeres en la Liga Femínea[2], el discurso publicitario se funde con la propaganda política de la campaña sufragista. La Mujer del Siglo XXse declara “Defensora de los Derechos de la Mujer” y en ella se documenta toda la actividad de la Liga: se señalan las fechas en que se reúnen sus comités en la Biblioteca Carnegie y en diferentes partes de la isla; se difunden las hojas de propaganda y se reseñan las asambleas; se plantean los asuntos y las estrategias a seguir para ejercer presión a los legisladores, que discuten el proyecto sobre el sufragio femenino. Roqué inquieta la conciencia de las mujeres y las incita a la lucha por el sufragio: “Dentro de unos meses se reunirá la Legislatura, y debemos pedir por tercera vez se nos haga justicia, concediéndonos EL DERECHO DEL SUFRAGIO, como seres pensantes que somos” (ídem). En las cartas que se publican en la revista,  la líder sufragista confronta e impele a los legisladores a procurar la justicia para las mujeres, con ello brinda una lección de valor y persistencia que acompañará a sus seguidoras durante toda su lucha:
            Vuestras compatriotas os han ayudado a formar una patria merecedora de las         libertades que el Congreso Americano nos acaba de otorga […] No se hicieron los derechos         para una parte de la humanidad sino para toda ella. Contamos hoy con abogadas,   médicas, farmacéuticas, profesoras, contables, artistas, escritoras, oradoras y todos los         años se gradúan en nuestras escuelas señoritas que disputan a los jóvenes en buena y    noble lid, los más altos honores de la escuela. No existe, pues, razón justa para seguir       sosteniendo la inferioridad política de la mujer, inferioridad vejaminosa que no queremos         sancionar  por más tiempo con nuestro silencio...(Roqué de Duprey, 1917)
Roqué es un sujeto político, una “patriota”, como la llamaban los miembros del Partido Liberal Puertorriqueño, y “la más ardiente feminista y la más firme defensora de los derechos de la mujer”(ibídem, p. 5); se apropió de la palabra  para confrontar el discurso hegemónico que mantenía marginadas y excluidas a las mujeres de su tiempo y con ese acto empoderó a las integrantes de la Liga que, al igual que su líder, habrían de continuar su lucha, incansables, por el triunfo del feminismo: 
            Así, pues, mujeres puertorriqueñas, prestad atención al eco, -no de la irreflexiva juventud,            que se deja llevar por las impresiones del momento, -sino de la convicción de la edad madura, que serenamente, sin prejuicios ni apasionamientos, ha reflexionado, que la mujer           en pleno goce de sus derechos cívicos, puede cumplir mejor en la tierra su hermosa misión    de paz y de amor […] sacudid de una vez la apatía invertebrada de una vida sin objeto, de          una vida insustancial; y acordándoos de que Dios os dotó de un cerebro para pensar, y de una voluntad para seguir una consciencia recta [...] Ojalá que mi voz- que por ley natural        está próxima a extinguirse, encuentre simpática acogida en el corazón de nuestras mujeres.     (ídem) 
Ana Roqué de Duprey se inmortalizó como la primera líder sufragista de Puerto Rico: la que fundó las organizaciones feministas en la isla y logró el derecho al voto para las puertorriqueñas en 1929. Todavía, a 86 años de su muerte, continuamos investigando las ejecutorias de doña Ana y sus contribuciones a la sociedad puertorriqueña. En este mismo momento, el Dr. Jorge Carlos Trejo transcribe las cerca de 30 libretas de manuscritos que conforman su libro Botánica Antillanapara publicarlo, como ella tanto lo soñó, y que reciba el reconocimiento que le corresponde y que le fue negado en su tiempo. De igual manera, otros investigadores revisamos sus manuscritos, los textos inéditos, su  amplia labor en la prensa y la literatura, los pormenores de su labor como educadora, líder cívico y sujeto político. Luego de estos años que he dedicado a investigar la obra de doña Ana Roqué de Duprey, les confieso que todavía “hay mucha tela que cortar” y que, sin restarles valor a otras mujeres extraordinarias que nos han llenado de orgullo y que han demostrado la capacidad de las puertorriqueñas para destacarnos en todos los campos del conocimiento y para aportar al progreso, no solo de nuestra isla sino de otras naciones del mundo, me atrevo a decir sin reservas y con mucho orgullo, que  me he encontrado ante la puertorriqueña más importante del siglo XX. 

Referencias:


Anon., 1920. El Heraldo de la Mujer,  Núm. 28.
Anon., 1920. Sociedad. El Heraldo de la Mujer, julio, Núm. 30.
Galaz, G., 1971. La fuerza social del arte. Aiestesis, Núm. 6, pp. 29-38.
Marty, G., 1997. HACIA LA PSICOLOGÍA DEL ARTE. Psicothema, Vol. 9( nº 1), pp. 57-68.
Méndez, C., 1919. La Mujer del Siglo XX. El Heraldo de la Mujer, octubre, Núm. 25.
Miró, A., 1917. "A Nuestros Representantes en las Cámaras". La Mujer del Siglo XX, 30 octubre, Año 1.
Roqué de Duprey, A., 1917. A la Asamblea Legislativa de Puerto Rico. La Mujer del Siglo XX, 31 agosto, Año 1. Núm.6.
Roqué de Duprey, A., 1917. A mis Compatriotas. La Mujer del Siglo XX, 15 agosto, Año 1, Número 7.
Roqué de Duprey, A., 1920. A las mujeres puertorriqueñas. El Heraldo de la Mujer, 30 julio. 
Screti, F., 2011-2012. Publicidad y propaganda: Terminología, ideología, ingenuidad. Razón y Palabra, noviembre-enero, Número 78.
Zamorano, C., 2016. Revista Aisthesis y el desarrollo de la estética en Chile. Aisthesis, diciembre, Núm. 60, pp. 251-265.






[1]Trina Padilla de Sánz
[2]La Liga Femínea Puertorriqueña fue la primera organización sufragista en Puerto Rico, se fundó en 1917.





Lolita Lebrón: una vida de creación en la revolución
Poeta y oradora

Solimar Ortiz Jusino

Muchos y muchas conocen a Lolita Lebrón por el 1ro de marzo de 1954. Muchos y muchas tuvieron la oportunidad de verle en la calle, luego de su excarcelación en el año 1979. Muchos la vieron destacada en la lucha por la salida de la Marina de Vieques. Mucho, solo sabrán de ella por la insigne marca de lápiz labial rojo. 
No obstante, queremos presentarles a la Lolita poeta, a la Lolita oradora. Esa del poema cósmico y la palabra creativa de la acción revolucionaria acentuado por su cristianismo.  Fue discípula de don Pedro Albizu Campos y militante activa del Partido Nacionales ocupando puestos relevantes en la Junta de Nueva York. Su nombre y su rostro hermosamente adornado con el labial rojo fue conocido en 1954 declarándose ante el mundo como “una revolucionaria” tras responder a la farsa del Estado Libre Asociado de Puerto Rico, creada por el Congreso federal, sede del poder imperial para gobernar y reglamentar la vida de los puertorriqueños. Los actos de Lolita, Rafael, Irving y Andrés, así como los de Oscar y Griselio constituyeron en la historia de los Estados Unidos las primeras manifestaciones de un movimiento libertador realizado dentro de su suelo. Por su parte, Lolita dijo en 1997 que “no fue un acto de odio, fue el tercer grito de liberación de un pueblo amenazado con la extinción” ya que “Todo el mundo tiene derecho a defender su derecho a la libertad que Dios les dio”. 
La ponencia que estaremos presentando como representante de la Colectiva Las Lolitas en su Centenario, pretende abarcar sobre los siguientes temas:
·     La ética en el discurso de Lolita
·     El feminismo y socialismo en el discurso
·     La poesía en el discurso
·     El misticismo en la poesía de Lolita
·     La poesía cósmica de Lolita

Pretendemos con ésta ponencia, brindarles a los presentes un análisis sobre la poeta y la oradora en Lolita que va reforzado con poesía de la autoría de ella, así como la presentación de algunos extractos de sus discursos para poder poner a los espectadores en la perspectiva de lo que se estará presentando.



Pura Belpré: bibliotecaria, cuentista y titiritera


Rosario Méndez Panedas, PhD
Universidad Interamericana de Puerto Rico, San Germán

For a while at least, through the power of a story and the beauty of its language, the child escapes to a world of his own. He leaves the room richer than when he entered it.     
Pura Belpré


La puertorriqueña Pura Belpré Nogueras es la primera bibliotecaria hispana que trabajó en la Biblioteca Pública de la ciudad de Nueva York.  Nació en Cidra en el 1899, se crio y se graduó de Escuela Superior en Puerto Rico, pero a los 20 años cuando comenzaba a estudiar en la Universidad de Puerto Rico, viajó a la ciudad de Nueva York para asistir al matrimonio de su hermana y a partir de ese momento vivió el resto de su vida en la ciudad de los rascacielos, donde falleció en el 1982. Su dominio del español y el inglés le permitió conseguir un puesto de asistente de bibliotecaria en la biblioteca de la ciudad de Nueva York en el año 1921 y así se convirtió en la primera hispana contratada por la Biblioteca de Nueva York. Cuenta Belpré, en los documentos que dejó para la posteridad[1], que una de sus primeras tareas en la biblioteca fue arreglar los anaqueles de cuentos folclóricos de la sección infantil y a pesar de que disfrutó muchísimo la lectura de esos textos, que contaban historias de hadas de diferentes partes del mundo, le sorprendió enormemente que no hubiera ningún texto en español  ni algún relato parecido a los que le contaba su abuela de niña. Pensó en todos los niños hispanos que vivían cerca de la sucursal de la biblioteca y que no podrían encontrar ni un solo texto con el que pudieran relacionarse. A partir de ese momento,  comenzó su búsqueda de historias que tuvieran narraciones de países hispanos y más tarde siguiendo ese mismo deseo de que la biblioteca tuviera textos que reflejaran el folclore puertorriqueño,  se convirtió en escritora de cuentos infantiles. Con una visión muy adelantada a su época, Pura Belpré se dio cuenta en la segunda década del siglo XX de la importancia de la educación bilingüe, pensaba que un niño que llega a otro país debe aprender el idioma del que será su nuevo hogar, pero debe afianzarse en ese nuevo idioma desde la seguridad que le da el suyo propio, su idioma materno. Belpré aportó al trabajo bibliotecario una mirada internacional en un momento en que no se pensaba ni se hablaba de globalización o multiculturalismo. 
En el año 1926 empezó sus estudios en “The Library School of the New York Public Library.” Una de las clases que tomó se llamaba “El arte de contar historias” y como requisito del curso tuvo que crear un cuento folclórico. Belpré decidió escribir uno de los que le contaba su abuela sobre una historia de amor entre una cucaracha y un ratón y así escribió el cuento  Pérez and Martinaque se convirtió en el primer texto puertorriqueño que compartiría con los niños en la hora del cuento en la biblioteca pública. Ese fue el primer libro que publicó en el 1932,  el primero publicado por una editorial norteamericana íntegramente bilingüe: en inglés y en español. Además, fue seleccionado por la Biblioteca del Congreso para una edición en Braille dirigida a  niños ciegos.  Sostiene Belpré, que ese relato se convirtió en la llave de oro que le fue abriendo muchas puertas en su labor de escritora. El texto comienza con una cita de la autora en la que dice que esa historia ha pasado oralmente de generación en generación pero que nunca se había escrito, y que su versión del cuento
 es la que le contaba su abuela. A partir de ese momento fue descubriendo su pasión por contar cuentos y la literatura de niños. Tomó cursos en la Universidad de Columbia de literatura latinoamericana, de portugués y del arte de los titiriteros y las marionetas.
Pura Belpré trabajó más de cuatro décadas en la Biblioteca de la ciudad de Nueva York,  la  transfirieron a distintas sucursales,  desde el este de Harlem, al suroeste  y finalmente al alto Manhattan dependiendo del crecimiento de la comunidad de puertorriqueños en las diferentes partes de la ciudad. Junto a otras bibliotecarias fue una de  las responsables de crear diferentes programas para niños, horas de lectura de cuentos, shows de marionetas e incluso actividades para que las madres se acercaran a la biblioteca. Quiso exponer a los niños y a sus padres a la diversidad de la literatura y a  las diferentes tradiciones culturales desde la suya propia. 
Su segundo libro fue The Tiger and the Rabbit and Other Tales, publicado  en el 1944, es una colección de 18 cuentos folclóricos que introducen el personaje de Juan Bobo a los niños americanos. Este personaje tuvo tanto éxito que le dedicó  por completo su tercer libro Juan Bobo and the Queen’s Necklace: A Puerto Rican Folk Taleen el 1962.
En la sucursal de la biblioteca de Aguilar, en East Harlem llevó a cabo distintos programas con el objetivo de extender los servicios de la biblioteca a la comunidad puertorriqueña. Organizó pequeñas representaciones de las fiestas tradicionales puertorriqueñas: por ejemplo el 6 de enero era un día muy esperado en la biblioteca porque se celebraba la llegada de los Tres Reyes Magos, y los niños asistían con mucha ilusión. Otra  de las actividades que tuvo una excelente acogida  fue la hora del cuento: una hora dedicada a contar algún cuento, por lo general en inglés y en español.  Belpré fue una  pionera en llamar la atención sobre la importancia del bilingüismo. Como bibliotecaria hispana, creía en la necesidad de que los niños hispanos pudieran encontrar en las bibliotecas de Nueva York libros escritos en esa primera lengua que trajeron al nuevo país, o en inglés con temas de los lugares de los que venían, o en ambos idiomas.  Sus cuentos están escritos en inglés aunque introduce palabras, pequeños versos en español y tradiciones puertorriqueñas. Por ejemplo en el cuento de la cucarachita Martina aparecen las palabras “siesta” y “peseta” en español y el postre navideño que cocina al ratoncito Pérez tiene arroz, leche de coco, almendras y pasas, una versión del arroz con dulce puertorriqueño.  En el cuento titulado Santiago publicado en el 1969, el protagonista es un niño que aunque vive en Nueva York parece estar viviendo a la vez en Puerto Rico donde dejó a su gallina a la que extraña tanto que ve constantemente en su apartamento neoyorquino a través de un estereoscopio que heredó de su abuelo artesano.
Con la ayuda de algunos compañeros de la biblioteca, Belpré creó  un teatro de marionetas portátil como parte del  Proyecto de la Biblioteca del sur del Bronx.  Ella  se encargaba de dirigir todo lo relacionado con los vestuarios de las marionetas y la redacción de los guiones. Por medio del teatro portátil,   llevaron los cuentos a diferentes escuelas y a centros comunitarios; así que,  también se convirtió en una de las primeras titiriteras puertorriqueñas y logró acercar el folclore popular a muchísimos niños hispanos. A través de sus historias,  Belpré contribuyó  a fortalecer la identidad latina: conocer los relatos y saber de dónde vienen, es una forma de mantenerla.
Como mencioné anteriormente, Pura Belpré le dedicó  más de cuatro décadas al trabajo de bibliotecaria y siempre celebró con regocijo la llegada de un niño, de una niña a la biblioteca. Los anaqueles de la Biblioteca de Nueva York tienen libros en español, bilingües, o en inglés con temas del folclore puertorriqueño  gracias a ella.   Algunos tuvo que escribirlos  y otros los trajo de diferentes lugares de Hispanoamérica, pero logró su deseo de mostrar a los niños hispanos que la biblioteca es un lugar para ellos en el que pueden encontrar algunas de las historias que les contaban sus abuelas y descubrir otras que nadie les había contado. Pura Belpré fue una de las responsables de que, a mediados del siglo XX,  la magia de la palabra llenara de alegría el corazón de muchos niños  que tenían raíces culturales de diferentes partes del mundo hispanoparlante. Escribió más de ocho libros para niños, The Rainbow-Colored Horsees el último que publicó en vida,  en el 1976, ilustrado por el artista puertorriqueño  Antonio Martorell, quien describe a Belpré como una narradora nata, el cuento tiene por protagonista a un hermoso caballo mágico que cumple los deseos de un humilde campesino.  
Belpré posee también más de 15 cuentos sin publicar así como otros escritos, ensayos y cartas que están  en el archivo del Centro de Estudios Puertorriqueños de Hunter College en Nueva York. En el 2013 el Centro publicó un texto muy valioso para conocer a Pura Belpré : The stories I read to the children. The Life and Writing of Pura Belpré, The legendary Storyteller, Children”s  Author and New York Public Librarianeditado y con una introducción biográfica excelente de Lisa Sánchez González. 
De los cuentos no publicados que incluye Sánchez Gónzalez en su libro,  es interesante señalar  que varios de ellos tienen a niñas como protagonistas, es es el caso de los cuentos titulados Inés, Mariita y Anita.  Son niñas valientes, creativas, inteligentes y audaces que protagonizan aventuras fantásticas. Por ejemplo,  en el cuento que lleva el título de Inés,  uno de los mejores amigos de la niña protagonista  es el Yunque con quien habla a diario y un día le cuenta a Inés que está muy triste porque está cansado de ver tanto verdor y quiere tener más color en sus montañas. Inés para complacer y alegrar a su amigo, le pide ayuda a la  Dama de la Noche y logra conseguir y esparcir semillas de flamboyán para que el Yunque pueda disfrutar del hermoso color de sus flores. 
En Estados Unidos, el trabajo de Pura Belpré es muy reconocido y apreciado,  en el 1996 se estableció el premio Pura Belpré dirigido a un texto infantil o juvenil que describa y celebre la experiencia cultural latina. El premio anual, es coauspiciado por la “Association for Library Service to Children.” En Puerto Rico, aunque es un personaje histórico no muy conocido, este año el 2 de febrero de 2019 se le dedicó el Día Nacional de la Narración Oral. Además, en el 2010 la escritora Yvonne Denis Rosario le dedicó un cuento en su libro Capá Prietotitulado La cucaracha y el ratón en la biblioteca.  Recientemente, en el 2017, como resultado de los trabajos del grupo Cátedra de Mujeres Negras Ancestrales dirigido por Yolanda Arroyo Pizarro se han publicado dos textos dedicados a Pura Belpré, uno de Yolanda López López titulado La niña que quiso contar cuentos: la vida de Pura Belpré y otro de mi autoría titulado Pura Belpré: una vida dedicada a los libros.
La cita que abre este texto, refleja perfectamente la ideología de Belpré y su creencia en la importancia de contar historias a los niños. A través de la palabra y la magia e ilusión de los cuentos folclóricos los niños podían escaparse de un entorno que a veces era muy duro y difícil, sobre todo en sus primeros años en su proceso de adaptación a un nuevo país.
 Pura Belpré fue una  mujer puertorriqueña que con gran pasión dedicó todos los años de su vida profesional a que se conociera y apreciara el folclore puertorriqueño. Su compromiso con la cultura puertorriqueña le sirvió de motivación para escribir sus historias, así como su determinación y energía para trabajar a favor de la alfabetización de los niños puertorriqueños que llegaban a Nueva York como resultado de las olas migratorias de mediados de siglo XX. 


[1]Para escribir este artículo leí los ensayos y cuentos, tanto los publicados como los inéditos, de Pura Belpré en el libro The Stories I read to the Children. The Life and Writing of Pura Belpré, The Legendary Storyteller, Children’s Author, and New York Public Librarianeditado por Lisa Sánchez González y publicado por el Centro de Estudios Puertorriqueños del 2013. 





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