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Memorias del IV Coloquio (Segunda Parte)



Los mil sombreros de Beatriz Lassalle 
Nereidín Feliciano, Ph. D.

“Como la iglesia cristiana tuvo a San Pedro… la profesión de trabajo social tuvo en Puerto Rico a doña Beatriz Lassalle…”. 
Así comienza un reportaje en el periódico El Mundo del 1º. de diciembre de 1946, aludiendo a la dedicatoria de la Asamblea Anual del Colegio de Trabajadores Sociales de Puerto Rico a esta incansable y enérgica educadora y trabajadora social. 
Al tratar, una y otra vez, de buscar información en la Internet sobre Beatriz Lassalle, invariablemente, en todos los artículos en que aparecía su nombre, decía:
“Escuela de Trabajo Social, Edificio Beatriz Lassalle”. Quizá si este Coloquio hubiera aceptado biografías de edificios, mi ponencia hubiera sido la primera y quizá la mejor. Pero desafortunadamente, no es así. Por lo tanto, tuve que recurrir, como siempre, a fuentes tradicionales y obviar del todo la Internet. 
Cito de la Revista de Servicio Social de octubre de 1946: “Al reseñar la historia del trabajo social en Puerto Rico, el nombre de Beatriz Lassalle ha de grabarse con caracteres indelebles por el emocionado reconocimiento que le guarda su país a la que, como fundadora y pionera, llevó con abnegación las graves responsabilidades que acompañan a los comienzos difíciles”.  Este número de la revista se dedicó en su totalidad a hacerle un homenaje a Beatriz Lassalle, y consistía de cortos ensayos escritos por personas allegadas a ella, incluyendo, entre otros, al Dr. Eduardo Garrido, Comisionado de Sanidad; Katharine Lenroot, Directora del Negociado Federal del Niño; Coronel Antonio Silva, Administrador del Capítulo de Puerto Rico de la Cruz Roja; Dorothy Bourne, oficial de la PRERA (Puerto Rico Emergency Relief Fund) y Luis Muñiz Souffront, Presidente de la Asociación de Maestros de Puerto Rico.  En todos los ensayos se menciona su interés, su fortaleza, su laboriosidad, su entrega y su dedicación a mejorar las vidas de los niños, las familias y las mujeres. Y así fue toda su vida. Beatriz Lassalle Del Valle, quien nació en Ponce en 1880, fue primero maestra y luego trabajadora social. Aunque su primer llamado fue a ser maestra y ya tenía el título, además de que trabajó por muchos años enseñando, también estudió trabajo social formalmente.  Tras del cambio de soberanía, en 1898, fue a los Estados Unidos a estudiar inglés para enseñarlo en la Isla. Dirigió un ‘experimento’ de enseñar inglés en la Escuela Emerson en la calle Cruz de San Juan.  En los primeros años del siglo XX enseñó en escuelas rurales y fue Principal e Inspectora de Escuelas, además de Instructora de Pedagogía en la Universidad de Puerto Rico. Luego desempeñó varios cargos en el Departamento de Instrucción, siempre sirviendo al pueblo, en especial a los niños y a las mujeres.
Desde 1920 en adelante se entregó en cuerpo y alma al trabajo social y a actividades relacionadas con los niños (y las niñas) y con la mujer, especialmente a la causa del sufragio femenino. Beatriz Lassalle vivió en el lugar indicado en el momento indicado. 
Este cambio de profesión, que veremos más adelante que no fue un giro ni muy grande ni muy inesperado, correspondió a su intensa observación y enorme preocupación por las carencias que había en nuestra sociedad y la falta de ayuda que percibió para las familias desventajadas.
Desde siempre fue feminista, defendiendo los derechos de las mujeres y hablando a su favor, sobre todo desde los balcones de las casas de familias trabajadoras.  Luchó con situaciones difíciles y con “una legislación defectuosa”, ya que en aquellos años las leyes no favorecían a las mujeres y a los niños. (Aunque actualmente esto no ha cambiado demasiado). A pesar de que, como veremos más adelante, trabajó y perteneció a innumerables organizaciones, la educación, el trabajo social y el sufragio de la mujer fueron los campos que estuvieron más cerca de su corazón hasta sus últimos mementos.  
Siempre militó con las feministas, y como ella misma dijo, ‘Yo militaba con las feministas, luchando porque las mujeres dejaran de ser cosas y fueran gente’. (Pero
todavía estamos en ésas). 
En una entrevista que le hicieran, menciona Beatriz Lassalle lo mucho que la impresionó haber conocido a Jane Addams, pionera del trabajo social en los Estados Unidos, activista política, socióloga, feminista y ganadora del Premio Nobel de la Paz, en una breve parada que hiciera en San Juan el barco en el que viajaba la también filósofa. La preocupación principal de Jane Addams también fueron las madres y sus niños.  
En homenaje a esos niños a los que tanto quiso y defendió, Beatriz Lassalle escribió el libro Cuentos mitológicos, dedicado a todos los niños del País, y que se usó en las escuelas públicas.  
Prácticamente la totalidad de la información que contienen las fuentes que investigué es una cadena de logros y elogios de las que ya, desafortunadamente, casi no se oye ni se usa ni se merece en referencia a personas actuales. Además de todos sus compromisos formales, se puede apreciar la cantidad de trabajo voluntario que hacía en todos los renglones de la educación y del trabajo social con los niños, las mujeres, las familias, las feministas, el sufragio, etc. 
Su trabajo voluntario puede compararse con un apostolado y opinaba que el  trabajo social es ‘religioso´, ya que la mayor remuneración era la satisfacción de saber que su trabajo había dado frutos. Ella decía que el trabajo social era un servicio, no un trabajo, y a eso se dedicó: a servir.
Para Beatriz Lassalle, el magisterio y el trabajo social están íntimamente ligados. La prueba, según ella, es que los problemas de las familias se reflejan en el salón de clases y llegan a los maestros de una manera u otra. Los que somos maestros y profesores podemos dar fe de esto, porque todavía es así.  En ocasiones vemos que los estudiantes no están dando el máximo que sabemos que pueden dar y resulta que tienen problemas en la familia o en su entorno íntimo. 
Nos informa también la propia Beatriz Lassalle que, tanto en Puerto Rico como en los Estados Unidos, ‘muchos de los trabajadores sociales fueron maestros’. Y una cosa llevó a la otra. Se preocupó por los problemas de las familias y así, poco a poco, fue surgiendo su interés, y también su dedicación, al trabajo social. 
En el periódico El Mundo, en un artículo de la periodista Rosario Guiscafré del 2 de octubre de 1962, dice así: ‘Nada sabía la señorita Lassalle del trabajo social, pero su vocación empezaba a empujarla por ese sendero. Consciente de que en la escuela no se hacía todo lo que había que hacer, consiguió una beca para ir a estudiar a la New York School of Social Work por un año’.  El mencionado artículo, curiosamente, se titula: “A los 82 años Beatriz Lassalle se desespera por no poder ayudar a ‘arreglar el mundo’”. En la entrevista que le hace Guiscafré, se puede percibir la preocupación de Beatriz Lassalle por todo lo que pasa en su entorno y más allá. Y también de su impotencia al no poder hacer algo para ‘arreglar el mundo’. 
Estuvo muy ligada también a la Casa de Salud Rosario Belber, fundada en 1944 por la también trabajadora social de la cual llevaba su nombre. Era un hogar de convalecencia para niños entre 6 y 16 años. Tanta fue la dedicación de Beatriz Lassalle a esta causa, que en 1949 hubo que cerrar la casa por falta de fondos y ella se dio a la tarea de reabrirla en sólo seis meses, en marzo de 1950, levantando los fondos necesarios, que al año de reabrirse, fueron más de $26,000. 
Beatriz Lassalle fue estadista-republicana. El 3 de julio de 1945 el periódico El Mundo publicó un reportaje titulado “Pide se diga a la mujer lo que significa la estadidad.  La señorita Beatriz Lassalle aconseja se hable en estadísticas señalando los detalles que afectan a la familia”. Como Consejera de la Asociación Portorriqueña pro Estadidad, habla a las mujeres del País para que sepan la diferencia entre la independencia y la estadidad, haciendo énfasis en las desventajas de aquélla versus la dicha es esta última, usando como ejemplo el proyecto del senador Tydings.  
Dice, entre otras cosas, “A ellas debe decírseles en términos fáciles cuánto y qué van a ganar o perder con los cambios que algunos creen indispensables a su mejor bienestar y felicidad”. Sugiere que se les hable a las mujeres de la estadidad en términos de sus propias familias, para que lo entiendan fácilmente. 
Y termina el artículo de la siguiente manera: 
“Mientras tanto, las otras mujeres, las que han tenido la suerte de aprovecharse mejor de los medios educativos, económicos y de otra índole que esta afortunada asociación nuestra con el pueblo y el gobierno americano nos ha permitido, tienen un deber que cumplir siquiera para devolver algo de lo que han recibido.  
“…Desde nuestro campo estadista instamos a nuestras compatriotas todas a mantener viva la fe en nuestro ideal, utilizando cuanta ocasión se presente para propagarlo.”
Beatriz Lassallle murió a los 85 años, el 15 de abril de 1965 y el periódico El Mundo también publicó un reportaje dedicado a ella y a sus logros, además de varias esquelas, entre ellas una de los niños y empleados de la Casa de Salud Rosario Belber y otra de su Junta Directiva.
Y ahora veamos los sombreros que pude recopilar:
Sus múltiples sombreros incluyen participación como cofundadora de la
Asociación Puertorriqueña de Mujeres Sufragistas, luego Liga Social Sufragista; la Sociedad para Evitar la Tuberculosis en los Niños; directora de la División Social del Departamento de Sanidad; Secretaria Ejecutiva del Capítulo de Puerto Rico de la Cruz Roja Americana; Presidenta de la Liga Social Sufragista; jefa del Negociado de Bienestar Social del Departamento de Sanidad; maestra rural; Principal; fue la primera mujer Supervisora de Escuelas en Puerto Rico; Inspectora de Escuelas; Instructora de Pedagogía en la Universidad de Puerto Rico; Superintendente de Trabajo Social en el Departamento de Salud; Directora de la Revista Escolar del Departamento de Instrucción; fundadora y presidenta de la Casa de Salud Rosario Belber; fundadora del Colegio Loaíza Cordero para Niños Ciegos; directora de la Cruz Roja Juvenil; primera Directora de la División del Servicio del Hogar; organizadora del programa de dispensarios de la Cruz Roja Americana de Puerto Rico; fundadora de la YWCA (Young Women’s Christian Association); trabajó en el Civilian Relief; representante del Foundling Hospital de Nueva York en Santo Domingo; voluntaria en Brooklyn Bureau of Charities y el Associated Charities de Nueva York; Mención de Honor por el Comité de Premios Lane Bryant; planificadora del Año de los Niños de la Cruz Roja y consejera de la Asociación Portorriqueña Pro Estadidad. En más de una ocasión fue proclamada Ciudadana del Año y Mujer del Año por distintas organizaciones, además de dedicársele la Asamblea Anual del Colegio de Trabajadores Sociales en más de una ocasión.  
Obviamente, Beatriz Lasalle nunca se casó.




Rosario Bellber González: maestra, sufragista y Espiritista Kardeciana


Sandra A. Enríquez Seiders, Ph. D.


Un alma noble, un gran corazón de mujer, una enfermera, sin serlo, una madre, sin nunca haberlo sido, una trabajadora social, sin haberlo estudiado, una educadora, en fin una verdadera misionera, quien dedicó su vida a cuidar de nuestra niñez, la nunca olvidada Rosario Bellber.

                                                                                                                      Rita R. Lang


Uno de mis primeros trabajos de investigación fue el de Brígida Álvarez Rodríguez. Ella fue mi bisabuela. Recuerdo que salí en busca de una educadora y me encontré con una Espiritista Kardeciana. Así fue como me interesé en buscar más sobre este tema. De hecho, comencé a entrevistar mujeres espiritistas en mi pueblo. Fue en una de esas entrevistas que una señora me regaló unas revistas espiritistas y en una de ellas había un escrito sobre Rosario Bellber. Cuando investigaba para mi tesis doctoral sobre Ricarda López Casellas me tropecé nuevamente con Rosario Bellber González.  En esta ocasión la descubrí como sufragista. Así es la investigación histórica, una cosa te lleva a la otra. El investigador o la investigadora se convierte en una especie de detective.
Cuando se habló de dedicarle el coloquio al sufragio me dije: “ya tengo tema”.  Comencé leyendo el escrito de aquella revista, repasé mi primer libro que trata el tema del sufragio, hice una búsqueda por internet, visité la Colección Puertorriqueña y me di un paseo al pueblo de Aibonito donde me encontré un tesoro. Hoy vengo a compartir con ustedes la gesta de una mujer prácticamente invisible hasta hoy en la historia de nuestro país.  

         Rosario Bellber nació en Puerta de Tierra, en octubre 2 de 1881. hija de Martín Bellber Ribot y Julia González. Tuvo tres hermanos, Carmelo, Francisco y Rafael. No sabemos mucho de su niñez pero presumo que su familia no era pobre  porque realizó estudios en la Escuela Normal bajo la dominación española y luego realizó cursos de verano en la Normal de Río Piedras graduándose de maestra. Durante 21 años, Rosario ejerció la docencia en San Juan, fue maestra visitante de la Escuela José Julian Acosta y allí formó un comité de estudiantes para realizar trabajo social.  En una ocasión el médico escolar, el Dr. Carlos Timothée retiró de clases a nueve alumnos por no estar en buenas condiciones de salud y se le solicitó a la Asociación de Padres y Maestros que se enviaran al campo. Rosario que actuaba como consejera, luchó hasta conseguir una finca en Aibonito prestada por una Asociación Protestante y allí trasladaron a los niños. Ella se quedó al frente de ese campamento improvisado y tres meses más tarde los niños  estaban recuperados totalmente.[1]  Aquella Colonia Escolar para niños pretuberculosos, luego cambió a preventorio y más tarde se convirtió en un Sanatorio para niños tuberculosos. 
Rosario Bellber fue la responsable de la instalación de una sala de descanso para niños desnutridos en la Escuela José Julián Acosta. Recibió la colaboración del Dr. Rodríguez Pastor y del Lcdo. José Alegría que en esos momentos era el presidente de la Asociación de Padres de la escuela. [2] Más tarde, el 8 de septiembre de 1931 el gobierno fundó la Comisión para evitar la Tuberculosis  y esta agencia se hizo cargo del trabajo iniciado en la escuela José Julián Acosta. Rosario Bellber  fue nombrada Secretaria Auxiliar de dicha oficina pero en 1938, luego de la renuncia de la Secretaria Ejecutiva, Rosa González de Toledo,  Rosario ocupó esa posición hasta su muerte. Organizó los Campamentos de Verano que se establecieron en la Isla bajo los auspicios de la Sociedad para evitar la Tuberculosis en los Niños  [3] 
Rosario también trabajó como Bibliotecaria Municipal y  fue la primera maestra del Refugio de Niños Pobres que fundó don Manuel Fernández Juncos. Su salón de clases quedaba en el ala izquierda del edificio que ocupaba la cárcel municipal en la Parada 3, en Puerta de Tierra, y Rosario, trabajadora social congénita, aprovechaba sus ratos libres para acercarse a los presos para ver en que podía ayudarles. [4] 
La protagonista de mi investigación libró una gran campaña para que los maestros de Toa Baja, Toa Alta y Dorado, que formaban el distrito escolar, se unieran a la recién creada Asociación de Maestros de Puerto Rico.  Alentaba a sus compañeros maestros a unirse a esta institución que, según decía,  "era una bendición" para el magisterio pues en la unión, decía Rosario, está la fuerza. [5] Además de ser una de las fundadoras, ocupó la posición de vicepresidenta  de la Asociación Insular de Maestros. Como maestra y llevada por el amor a los niños, fungió como directora y administradora de la revista escolar, El Alba, que salió publicada por primera vez en enero de 1912. [6]
Algunas fuentes señalan que también ejerció como enfermera.  Eso no le he podido constatar, sin embargo en el 1916 se creó la primera Sociedad de Enfermeras en Puerto Rico y se menciona que la Srta. Rosario Bellber  fue una perseverante consejera, siempre dispuesta a prestar su mejor ayuda. [7][8]  Rosario fue también miembro de la directicva del Ateneo Puertorriqueño.[9]
Como si fuera poco, Rosario Bellber, fue directora de la oficina de Servicios a Militares y familias de la Cruz Roja durante la Primera Guerra Mundial. Allí se prestaba ayuda a las familias puertorriqueñas cuyos hijos estaban destacados en Panamá.  Fue presidenta de la Sociedad del Zapato de los Niños Pobres y cofundadora de lo que hoy es el Hospital del Niño. 
La participación de Rosario en todas estas organizaciones desarrolló en ella liderazgo y tenacidad. Se hizo sufragista y entró en la política activa dentro del Partido Republicano. Llegó a ocupar el cargo de secretaria-tesorera de Actividades Juveniles de su partido, vocal de la directiva de del Club de los Moderados de la Unión Republicana y presidenta del Comité de Propaganda de la Vanguardia Femenina de la Unión Republicana. [10] Tuvo gran influencia política, pero de acuerdo con su compañera maestra, Teresina Salgado,  sólo la usaba para hacer el bien, sin preocuparle la filiación política de la persona a quien quería ayudar.
Al empezar el movimiento sufragista, fue una gran defensora de los derechos de la mujer y, junto a Amina Tió de Malaret, Angela Negrón Muñoz, Beatriz Lassalle, Isabel Andreu de Aguilar, Ricarda López de Ramos Casellas y  muchas otras damas de otros partidos, luchó fuertemente por lograr el voto para la mujer. Fue presidenta de la Liga Social Sugragista[11] y una vez lograron el voto en 1929 fue vocal de la directiva de la Asociación Insular de Mujeres Votantes. A principios del año 1923 surgió un movimiento de mujeres antisufragistas. La directiva de esta organización redactó un memorial en contra del derecho al voto de la mujer, recogieron firmas y lo enviaron a la legislatura. Incluso, el 20 de abril de 1923  publicaron en el periódico El Imparcial un artículo con el título “Liga Femenina Anti-Sufragista” dirigido a todas las mujeres donde declaraban que “el sufragismo femenino es uno de los más graves males sociales que amenazan a Puerto Rico.” La voz de Rosario Bellber no se hizo esperar  y cinco días después refutó en un extenso artículo en el periódico El Mundo cada una de las expresiones hechas por las anti-sufragistas.  Entre los muchos planteamientos hechos por Rosario Bellber, dijo: “Lo que necesitamos es que NOS UNAMOS TODAS para reclamar un derecho usurpado. Que se le considere a la mujer como un ser que sabe pensar y que se le considere como esposa y no como esclava y que se reconozcan su capacidad y sus aptitudes.” [12]
El 2 de junio del mismo año,  Rosario arremetió nuevamente contra las anisufragistas pero en esta ocasión contra la Sra. Carmen María de Pérez Almiroty.  En un artículo que escribió para el periódico El Mundo y que tituló “Sonó la hora”,  señaló: 
“Las mujeres sufragistas de Puerto Rico, reclamamos el sufragio, porque en el reloj del tiempo sonó la hora de redención para la mujer, para ocupar un verdadero puesto en la sociedad con los mismos derechos que el hombre. Este, hasta el presente, sólo nos había impuesto deberes, usurpándonos derechos. Pero esta tiranía ha cesado por la evolución del progreso y ya no habrá diques que detengan su avance.” [13]

Cuando llegaron las elecciones se aprestó para inscribirse, aun a sabiendas de que sería rechazada.  Cuenta Teresina: “Yo no tenía edad aún para el voto, pero me deje reclutar por Rosario Bellber y fui a inscribirme. Nos rechazaron, pero Rosario nos decía complacida, “No nos van a dejar, pero tenemos que hacer el gesto y hacer que los hombres se familiaricen con la idea de que tarde o temprano, tendrán que permitirnos votar a las mujeres”.” [14]
Rosario Bellber también fue espiritista. Dice Teresina Salgado: 
“Como mi familia, a pesar de ser católica,  representaba el Espiritismo, ya que nuestro padre lo practicaba, pronto nos dimos cuenta de que Rosario tenía creencias muy arraigadas. Le escuché sabios consejos, así como el relato de interesantes experiencias vividas por ella dentro de ese campo. También pude observar su preocupación por la propagación del Espiritismo, no como religión, como creían algunos mal informados de la época, sino como una ciencia y filosofía, idea que comenzaba a expandirse. Rosario no privaba de médium, sin embargo, con el transcurso del tiempo y la amistad, logré comprobar que ella poseía la clara facultad de precognición, cosa que le permitía ver con anticipación sucesos que luego resultaban ciertos en el futuro. Además, la vi asistir a su hermano Francisco,  quien sí era un gran médium de hermosas facultades: videncia, parlancia inconsciente,  transporte y curación. Era una familia de espiritistas, con la excepción de un sobrino a quien ella crió y educó pero que desde pequeño mostró una gran vocación sacerdotal. Rosario, buena pedagoga, no se opuso jamás y lo estimuló con cariñosa compresión. Hoy es el Padre Domingo Castelao Bellber, párroco de Catedral en San Juan.”

Preocupada por la propagación del Espiritismo bien entendido y elevado, Rosario se convirtió en Presidenta de la Federación de los Espiritistas de Puerto Rico y administradora de la revista Fraternidad, órgano oficial de dicha institución, siendo el director don Ramón Negrón Flores. Rosario se ocupaba de la publicidad, la búsqueda de colaboradores y nuevos subscriptores. Esta revista se publicó por primera vez el 1 de junio de 1919 y salía quincenalmente.[15]
De acuerdo con su amiga, colega y colaboradora en la propagación del espiritismo, Teresina Salgado, las creencias espirituales de Rosario Bellber eran tan arraigadas de hacer el bien por el bien mismo, de amor al prójimo, que servía  sin esperar recompensa, haciendo la caridad. Añadió que las ideas religiosas de Francisco de Asis más el amor que ella sentía por los niños,  fueron los acicates que modelaron la personalidad de Rosario Bellber. Así la describe:
“Era, Rosario Bellber, de un temple firme, recio, casi varonil, pero contrastando con un gran caudal de ternura, amor y comprensión humana. Así como la Santa y poetisa de Avila iba fundando conventos en España, Rosario Bellber iba fundando instituciones caritativas, benéficas y sociales para Puerto Rico, para ayudar al prójimo necesitado, particularmente los niños. Fue siempre su preocupación personal de maestra por vocación y espiritista por convicción.
Le encantaba las tareas difíciles cuando de luchar con un propósito se trataba. Beatriz Lassalle decía en broma que la palabra “batalla” era el toque de alerta para Rosario Bellber, quien enseguida reunía sus recursos espirituales, llamaba a las huestes de sus amistades para pedir ayuda y presto se lanzaba a la campaña a lograr el triunfo deseado. Luego, solía decir riéndose: “Me gusta dar una pelea bien peleada”.”

              Para el año 1941 Rosario Bellber invitó a un grupo de amigas para discutir la idea de construir una Casa de Salud para niños que no estuvieran enfermos pero que necesitaban una nutrición adecuada. El mejor lugar era Aibonito donde ya ella había tenido otras experiencias con niños enfermos y que le había dado muy buenos resultados. El clima de  Aibonito, según ella,  ayudaba a los niños a cambiar su palidez por caritas rosadas y sus ojos tristes  por vivas expresiones., donde el apetito les ayudaba a comer una comida sana bien balanceada  y  volverían a tener una vida normal. [16]
                Ella sabía de una finca de 10 3/4  cuerdas con tres casas, una en peores condiciones que las otras pero que tenía agua y luz. Una era de concreto y las otras de madera. Su precio era de $20,000.00. Rosario Bellber logró que el Lcdo. Enrique Igaravídez, se uniera  al grupo y sin cobrar un centavo tramitó con el dueño de la finca la posible compra y se decidió que se pagara $10,000.00 de pronto y $1,000.00 anuales para la compra de la misma. Lograron recaudar el pronto y se inició la reconstrucción del lugar. Se equipó sala, dormitorios, oficina, comedor, laundry, cocina pantry, servicio sanitario, clínica, patio para juegos, jardín, hortalizas, crianzas, en fin todo lo necesario para la verdadera atención de niños desnutridos. La Casa de Salud abrió finalmente en 1944.
                En la finca se sembraban desde flores hasta hortalizas que se usaban y se vendía parte para comprar otros comestibles. Parte de la leche y carne que a diario se usaban se obtenían de la finca. Casi todos los huevos frescos y frutos los recogían los niños. Así, los niños aprendían como fomentar una granja, como cultivar flores y frutos y como debían comer lo que su tierra produce para que la dieta fuese balanceada y obtuvieran el contenido vitamínico y los minerales que a diario necesitaban para una buena nutrición.
 
          La protagonista de esta investigación murió en mayo 4 de 1948, tras una breve enfermedad.  Sus amigas continuaron organizando innumerables actividades para mantener funcionando esta institución. Entre 1994 y 1999 la Casa Salud Rosario Bellber pasó a manos del Departamento de Salud y del Departamento de Educación. Atienden niños y adultos discapacitados. Aunque la vida de Rosario Bellber ha sido invisibilizada, al menos su obra permanece.  



[1] Bellber González, Rosario. Grandes Mujeres de Puerto Rico. Hato Rey: Ramallo Bro. Printing, Inc., 1975, vol. 4, pp. 273-274.
[2] Ibid.
[3] Ibid.
[4] Salgado, Teresina. Rosario Bellber de mis recuerdos. 
[5] Ibid.
[6] Pedreira, Antonio S. El periodismo en Puerto Rico. Río Piedras: Editorial Edil Inc., 1969, p. 390.
[7] Quevedo Báez, Manuel. Historia de la medicina y cirugía en Puerto Rico. pp.
[8] -61. 
[9] Bellber González, Rosario. Diccionario histórico biográfico. Madrid: Forma Gráfica SA. Primera edición, 1976, vol. 14 p.40.
[10] Bellber González, Rosario. Quién es quién en Puerto Rico. San Juan: Real Hermanos, Inc. Segunda edición, 1936-37, p. 30. 
[11] Enríquez Seiders Sandra A. Ricarda López de Ramos Casellas: tizas conciencia y sufragio. San Juan: Ediciones Callejón, 2006, p. 157.
[12] Bellber González, Rosario. Tribuna Libre Anti-sufragistas!! El Mundo. 25 de abril de 1923, p. 9.
[13] Bellber González, Rosario. Sonó la hora. El Mundo. 2 de junio de 1923, p. 5.
[14] Salgado Teresina. Op. cit. p.
[15] Pedreira. Op. cit., p. 452.
[16] Lang. Rita R. Historia de la Fundación de la Casa Salud Rosario Bellber. Boletín Informativo Casa de Salud para Niños Rosario Bellber. p. 5. 


1 comentario:

  1. Gracias por fin veo que se reconoce la labor de una mujer que fue espiritista y una guerrera para su época, hizo una gran aportación a la sociedad puertorriqueña feminista , sufragista y ademas 1923 presidio la Federación de los espiritistas en Puerto Rico.Ademas de Rosario Bellber, son muchas las mujeres espiritistas en Puerto Rico que han hecho una gran aportación y continuar en el anonimato.Gracias

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