Escribiendo sobre sus cuerpos: la
construcción de lo femenino en el discurso visual de las películas El secreto y ¿Qué opina la
mujer? (1950-1957)
Yanelba Mota Maldonado
Introducción
En la película El Secreto
(1957)[1], producida
por la División de Educación de la Comunidad, hay una escena que plantea
explícitamente la visión sobre el papel de la mujer rural puertorriqueña dentro
del matrimonio y la sociedad. El planteamiento pretende criticar el modelo
hegemónico masculino, aunque resulta ser su revalidación. En la casa de madera
ubicada en el centro de alguna montaña de la isla, se encuentran Catalina y su
Tía Monse. El diálogo entre ellas ocurre ante el fogón de la cocina. El
matrimonio entre Catalina e Ignacio pasa por un mal momento. La joven esposa,
en medio de su angustia, busca consuelo en su anciana tía:
Catalina: A
Ignacio le pasa algo… Ya ni me habla… Tía
Monse: El mío habla más que una vieja sin mascadura.
Catalina:
No es broma, Tía Monse.
Tía Monse: Tu marío
siempre fue hombre de pocas palabras. ¿Por qué te quejas ahora?
Catalina:
Es distinto. Ahora me esconde algo.
Tía
Monse: ¿Y te gustaría saberlo?
Catalina:
De boca de él, sí. Pero de nadie más.
Tía Monse: Si te
esconde algo, es un secreto. Y si tiene un secreto, no va a decírtelo.
Catalina:
¿Y por qué no, si soy su mujer?
Tía Monse: ¡Ave
María, m’ija! ¿Cuándo tu has visto que un hombre le diga a su mujer las cosas
que cree importantes? ….. Si quieres un consejo….
Olvídate de eso de Ignacio… Una vive más tranquila cuando
no sabe los secretos de los hombres.
Al escuchar el consejo de su tía, el
rostro de Catalina refleja tristeza y frustración. Buscando consuelo en su tía,
símbolo de experiencia y sabiduría, ha aumentado su preocupación y desconsuelo.
En el mundo de los hombres, no hay espacio para las mujeres, dicta la
autoridad: “¡Ave María, m’ija! ¿Cuándo tu
has visto que un hombre le diga a su mujer las cosas que cree importantes?”
El hombre decide lo que es relevante o no y determina excluir a la mujer. Las
palabras de la anciana, a tono con la ideología imperante del momento apuntan
hacia el carácter natural de la exclusión. Con esto, invalida la preocupación
de Catalina ante el silencio de su esposo. Además, le recuerda su lugar y le
preescribe la fórmula de su tranquilidad:
“Si quieres un consejo…. Olvídate
de eso de Ignacio… Una vive más tranquila cuando no sabe los secretos de los
hombres.” El no hablar, el no preocuparse, el no saber, en otras palabras
la nulidad de su subjetividad, es el espacio tradicional y seguro para la
mujer. El delimitar los espacios sociales y la identidad de las mujeres rurales
–lo femenino- fue parte de la construcción de la novel nación democrática.
Contexto histórico
Durante la década
del 1930, la debacle económica causada por la Gran Depresión, demostró la
fragilidad del sistema socioeconómico dependiente de Puerto Rico. Quedaron
evidenciados los acuciantes problemas de salud, vivienda, empleo y educación
existentes en el país. Para finales de dicho periodo, surgió el Partido Popular
Democrático (PPD), con Luis Muñoz Marín a la cabeza. Su propuesta
socioeconómica sentaría las bases para el nuevo modelo de desarrollo de la
década de los cuarenta, el cual prometía sacar a Puerto Rico del marasmo en que
estaba sumergido.
Gracias a
la abundante ayuda que llegó de Estados Unidos a Puerto Rico a raíz de las
guerras que se dieron en la década del cuarenta, el acelerado desarrollo
económico se convirtió en la expresión máxima del progreso y de la
modernización del país.[2] Para los líderes del PPD, era necesario
armonizar el acelerado desarrollo económico con el estilo de vida e identidad
puertorriqueña. Para Luis Muñoz Marín y sus colaboradores más cercanos, existía
un sentido de urgencia: lo puertorriqueño se encontraba en grave peligro:
“Creo que estamos cerca del preciso
momento histórico en el que si no tomamos comando deliberado del proceso
cultural, a base de examinar cómo es y de examinarnos sobre cómo debería ser,
se puede malograr la personalidad puertorriqueña en inextricables burundangas
sin mucho pie ni cabeza. Y perder la personalidad de un pueblo, es perder su
vida aunque subsista y se multiplique y mejore en técnicas y saberes de sus
individuos (…)”[3]
El afán tutelar se dirigió a educar al campesinado en las
buenas maneras democráticas y propiamente puertorriqueñas de experimentar su cotidianidad.
Entre las instituciones culturales encargadas de “cambiar los modos rurales” se
encontraba la División de Educación a la Comunidad (DIVEDCO), creada mediante
legislación en 1949. El discurso visual
del material gráfico producido por la DlVEDCO pone de manifiesto el discurso
oficial en torno a lo femenino.
Objetivo
La figura femenina
fue el texto predilecto para representar el discurso del progreso, de la
modernización y de la identidad nacional. Durante el montaje creativo, el
cuerpo de la mujer rural fue una figura hueca dentro de la cual fue vertido
todo un inventario de ideas sobre la identidad puertorriqueña y la posicion de
la mujer campesina respecto a ésta. Con gran cuidado y esmero se fue
construyendo la imagen de lo que debía entenderse por femenino. El interés de este trabajo es analizar las imágenes así
como la documentación de la época (cartas, planes fílmicos, guiones, libretos y
narraciones[4]) para
contestar la pregunta: ¿cómo se construye la “otredad femenina” en el discurso visual
sobre el progreso y la modernización del país? Desde las herramientas teóricas
y metodológicas ofrecidas por el discurso definido por Michel Foucault[5], la
cultura visual propuesta por Nicholás Mirzoeff[6], el género como categoría de
análisis[7], y el género
como tecnología del yo[8], analizaré
y problematizaré la construcción social de lo femenino, su deber hacia la
nación y su responsabilidad de respaldar el modelo de progreso y modernización
del país.
Marco teórico
El análisis del
discurso visual propuesto, encuentra su base teórica en las posturas sobre el
discurso de Michel Foucault.[9] Discurso
es definido por el autor como un grupo de declaraciones que estructuran la
forma determinada de pensar sobre algo en específico, y cómo esa forma de
pensar determina nuestra actuación respecto a ese algo. M. Foucault establece
que todo discurso es poderoso porque es productivo: el discurso produce
sujetos. El discurso disciplina a los individuos para actuar y pensar de una
forma específica y no de otra. Sin embargo, el discurso no se impone desde
arriba hacia abajo, es más bien un juego de negociaciones y acomodos en las
cuales se va filtrando en la cotidianidad de tal manera que se presenta como
algo natural e incuestionable. Aquí
reside la apariencia de “verdad absoluta” del discurso: produce un efecto de
verdad. La DIVEDCO, como aparato ideológico del Estado[10] y a través de su discurso
visual -conjugación de declaraciones en formato visual- intentaba producir nuevas subjetividades que
respondieran al nuevo orden social y económico que se buscaba establecer y
desarrollar.
Nicholás Mirzoeff propone en Una introducción a la cultura visual
(Barcelona, 2003) que la cultura visual estudia lo
visual como un espacio desafiante de interacción social y definición en
términos de clase, género e identidad sexual y racial. La cultura visual,
negando los límites convencionales entre los productos de la cultura de élite y
la cultura popular, centra su análisis en los artefactos visuales heterógeneos
–películas, carteles, cómics, revistas, videos you tube, etc.- que pueblan la cotidianidad. El interés de este
campo de estudio son los acontecimientos visuales en los que el consumidor
busca la información, el significado o el placer conectados con la tecnología
visual.[11] La
DIVEDCO, con su discurso visual específico, produjo una cultura visual dirijida
a educar al campesinado en la nueva realidad de progreso y democracia del país.
Dicha enseñanza estuvo diseñada a través de códigos de género.
En su ensayo de
1989, El género una categoría útil para el
análsis histórico12, Joan W.
Scott establece el género como el campo primario dentro del cual o por medio
del cual se articula el poder. No es que éste sea el único campo, sino que,
según la autora “es la forma recurrente y
persistente para concretizar las esferas y las relaciones de poder en las
tradiciones occidental, judeo-cristiana e islámica”.13 Con la
asignación de roles sociales categóricos provenientes de lo que se construye
biológica y culturalmente como femenino y masculino, se asignan espacios de
poder que se subordinan y superponen continuamente. El género como categoría de
análisis, le posibilita a la disciplina histórica acceder a las relaciones de
poder articuladas desde las definiciones específicas de la oposición
masculino-femenino.
Teresa De Lauretis (The Technology of Gender, Indiana, 1987),
haciendo eco de M. Foucault sobre “los efectos de verdad” del discurso, plantea
que el género como tecnología es un conjunto de los efectos producidos en los
cuerpos, los comportamientos y las relaciones sociales. El género como
tecnología produce seres humanos funcionales a la sociedad en la que se
implanta: organiza sus experiencias, disciplina sus actos, los hace
inteligibles, accesibles, “adecuados”, es decir, reales para los demás. La
tecnología del género lleva a cabo un proceso de semiotización: hace que cada
cuerpo signifique tanto para sí como para el otro, lo pone en circulación, le
asigna una función. Entender el género como
tecnología implica entender que cada
sujeto es atravesado y estructurado por el
visión natural, desde la pintura al óleo hasta la televisión
e Internet. Nicholás Mirzoeff, Una introducción a la
cultura visual.
Trad. de Paula García Segura, Barcelona, Paidós Ibérica, 2003, p. 19.
12
Joan W. Scott, “El
género: una categoría útil para el análisis histórico”, Op. Cit Revista del Centro de Investigaciones Históricas,
Departamento de Historia, Universidad de Puerto Rico, Num. 14, 2002, p.9. 13 Ibid., p.36
poder y el lenguaje, hablado por él, y que por lo tanto en
el individuo no puede ser entendido como “materia prima”, inerte e inocente,
sino como el individuo que emerge desde siempre en tanto sujeto, a través del
poder y del lenguaje del discurso.
Discusión
La película El Secreto fue filmada en el año 1958,
dirigia por Benji Doniger con libreto de René Marquez. Como parte del plan
pedagógico cultural de la DIVEDCO, El
Secreto iba acompañada por el libro Cuatro
cuentos de mujeres. En la
introducción, René Marquez explica el tema del libro:
“En este libro se nos presenta a la
mujer en su responsabilidad personal para consigo misma; en la responsabilidad
para con su propia e íntima vida como individuo.”[12]
La construcción del
género “como individuo” será atravesada por varios poderes y discursos. En esta
película asistimos a un matrimonio en crisis luego de la partida de los hijos.
Entre Ignacio y Catalina existe una muralla de silencio ocasionada por el peso
de un secreto que Ignacio le oculta a Catalina: tuvo un romance con una mujer
llamada Serafina. Catalina presiente que detrás del silencio, hay un “algo” que
su esposo le oculta. Ante el silencio de Ignacio, Catalina se las ingenia para
descubrir la verdad.
Alcanzado este punto
en la trama, se percibe un doble discurso que realiza tensos malabares
resultando en un mensaje movedizo. Dentro de esta tensión descansa la
construcción de una otredad femenina en conflicto y en contradicción. Presa de la angustia, Catalina habla con tres
personas distintas que reflejan diferentes esferas de poder que atraviesan la
subjetividad de la protagonista. Tía Monse representa la voz de la tradición
añeja incuestionable, la hermana de Serafina es la tradición que está condenada
a repetirse y el sacerdote es la voz oficial de la tradición. Un cerco que no
permite otras subjetividades femeninas, seis ojos observando y analizando
eternamente el comportamiento de Catalina. Pero el interlocutor no es Catalina,
sino la espectadora. Lo que se le dice a Catalina, se le está diciendo al
consumidor. En este acontecimiento visual se están produciendo y consumiendo
significados. Mirzoeff señala:
“El acontecimiento visual es el
“lugar” en el cual se discuten dichos significados. Es durante el
acontecimiento visual que ocure la interpretación de la imagen, la respuesta
del espectadorconsumidor ante los significados que manifiesta la imagen.”[13]
Tía Monse le recuerda su lugar y le recomienda no salir de
él, lo contrario sería destruir el matrimonio. La joven le increpa señalándole
que Ignacio no tiene la culpa del engaño: las culpables son Serafina y la
propia Catalina: Serafina por “inducir” a pecar a Ignacio y Catalina por
obligar a Ignacio a buscar fuera de la casa la comprensión que ella no le daba.
El sacerdote, por su parte, le indica que lo importante no es la infidelidad
sino la falta de comunicación entre los esposos. Ella, la mujer que no puede
entrar en el mundo de los varones, es la completa y total responsable del
bienestar conyugal, metáfora de la nación. Olvidando su dolor y humillación, es
ella quien debe dar el primer paso hacia la reconciliación. Asistimos aquí a una doble victimización de
la subjetividad femenina. Desvirtuando sus sentimientos y tergiversando los
hechos, debe olvidar el agravio y su obligación es salvar el matrimonio. Ya que
ella con su incapacidad para entender las necesidades de Ignacio, “obligó” a éste a buscar el cariño y la
comprensión fuera del nido conyugal. El Estado prescribe el matrimono idóneo en
el cual la mujer abnegada soporta todo sin decir nada. ¿No es esta una
reafirmación de las estructuras antiguas de poder machistas y paternalistas?
¿No es acaso una contradición dentro de la gran épica del PPD de progreso y
modernización?
El cortometraje ¿Qué opina la mujer? (1957), dirigida
por Oscar Torres y con libreto nuevamente de René Marqués, es el discurso
visual del Libro para el Pueblo, La mujer
y sus derechos. En un intento por llenar el vacio que dejó el libro Los derechos del hombre, la “versión
femenina” da cuenta de “algunos aspectos de la lucha de la mujer para hacer
reconocer al hombre que los derechos legales son también derechos que le
pertenecen a ella.” En la película, una voz masculina omnipresente viaja por
distintos lugares de Puerto Rico entrevistando a mujeres destacadas: ¿cuál ha
sido/es la aportación de la mujer a la cultura puerorriqueña? En el plan
fílmico, destaca el hecho que ninguna de las entrevistadas escribió su
respuesta. Es el propio René Marqués quien las escribe como parte del libreto
que las entrevistadas tenían que aprender. Los cuerpos de las mujeres son
simples marionetas que actuarán y hablarán según lo que se les indique. Las
entrevistadas son tres: Doña Inés Mendoza, esposa y mano derecha del Gobernador
Luis Muñoz Marín; Margot Arce de Vázquez, intelectual y profesora de letras de
la UPR, y; Rebeca Colberg, destacada deportista y doctora. Analizaré las
primeras dos.
Mientras Inés
Mendoza se encuentra en el jardín de La Fortaleza cuidándolo, la voz omnipresente
le pregunta sobre la misión y aporte de las mujeres a Puerto Rico. La misión de
la mujer es hacer crecer, “a todas nos gusta”, indica Doña Inés. Prosigue con
una metáfora: “Somos como la levadura al
pan”. Contestando la pregunta, la interpelada señala que así como la mujer
anhela cosas materiales, debe anhelar la tierra y sembrarla.
A pesar de ser una
profesora de letras e intelectual destacada, Margot Arce realiza su
intervención desde la sala de su hogar, sentada cosiendo y cuidando a su hija.
Ante la pregunta, la respuesta de la pensadora es demoledora y contradictoria:
“La mejor aportación de la mujer a la cultura puertorriqueña es siendo ante
todo mujer, anteponiendo los deberes propiamente femeninos a los deberes
profesionales, sociales y políticos.”
Ambas mujeres son
figuras destacadísimas que en muchos sentidos se adelantaron a su época: se
posicionaron por mérito propio en los espacios masculinos. Sin embargo, la
película intenta contener y controlar sus respectivas representaciones “anómalas”
de femeneidad. Doña Inés no se encuentra en la mesa debatiendo una idea o
legislación; Margot Arce no está en un salón impartiendo un curso o reunida con
sus pares. Ambas se encuentran en espacios identificados como femeninos. Debido
a la lógica del propio proyecto de modernización, era necesario abrir más
espacios públicos a la mujer; a la misma vez, había que contenerlas en el
espacio privado. Existe una preocupación en los líderes masculinos: había que
cuidar la estructura de poder del hogar hispano.
En el plan fílmico, hay una reveladora nota escrita a puño
y letra por el propio Marquez:
“NOTA: Estudiar la conveniencia de
incluir al final una entrevista con una ama de casa, punto, algo así como una
madre modelo, para atenuar un poco el énfasis en la mujer ‘extramuros’”
(Conservo la escritura original)[14]
Es interesante ver que esta nota va
en la tónica de la respuesta de Margot Arce. El mensaje hacia la mujer
espectador es contundente: “existen unos
derechos para ti – en ningún momento se especifican cuáles son esos derechos-,
pero no puedes abandonar tu lugar, porque si así lo haces, la patria puede
colapsar.
Conclusión
Sin enfrentar y sin
cuestionar estructuras antiguas de poder machistas y paternalistas, el material
grafico de la DIVEDCO refleja un discurso que busca un reacomodo en lo social
más que una reinvindicación total de los derechos sociopolíticos de la mujer. La
mujer puertorriqueña tenía dentro del proyecto de progreso y modernización, la
responsabilidad de mantener la cohesión en el hogar, metáfora de la nación. Su
mayor aporte a la nación era ser “ante todo mujer, anteponiendo los deberes
propiamente femenios a los deberes profesionales, sociales y politicos.” La
subjetividad femenina era construída desde el Estado, sus cuerpos solo fueron
un texto.
La imagen
fílmica con su discurso visual posee la capacidad de provocar efectos, producir
reacciones e involucrarnos en el mundo representado, prueba del efecto de
verdad que tiene toda representación discursiva. La producción cinematográfica
en su afan de visualización, provoca efectos de verdad que serán discutidos y
consumidos por la espectadora durante el acontecimiento visual. Es necesario
descifrar la imagen, ver los códigos que la constituyen, leerla, cuestionar su
carácter aparentemente referencial, su función de mímesis de la realidad. Si la
cultura visual, es el lugar en en cual se negocian y se legitimitizan el poder
político, las relaciones de poder y la subjetividad humana, es crucial
des-naturalizar, des-estetizar y des-politizar el arte para evitar que se
produzcan valores de culto, que en este caso, nos permiten una única y
arbitraria representación y experiencia femenina puertorriqueña.
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arqueología del saber. Trad. de A.
G., Buenos Aires, Siglo XXI, 2005, e Historia
de la sexualidad: Vol I. Trad. de T. Segovia, Buenos Aires, Siglo XXI,
2003.
[6]
Nicholás Mirzoeff, Una introducción a la
cultura visual. Trad. de Paula García Segura, Barcelona, Paidós Ibérica,
2003, p. 19.
[7]
Joan W. Scott, “El género: una categoría útil para el análisis histórico”, Op. Cit Revista del Centro de
Investigaciones Históricas, Departamento de Historia, Universidad de Puerto
Rico, Num. 14, 2002, p.9.
[8] Teresa De Lauretis, Technologies of Gender: Essays on Theory,
Film and Fiction. Bloomington, Indiana University Press, 1987.
[9]
Obras consultadas: Michel Foucault, La
arqueología del saber. Trad. de A.
G., Buenos Aires, Siglo XXI, 2005, e Historia
de la sexualidad: Vol I. Trad. de T. Segovia, Buenos Aires, Siglo XXI,
2003.
[10]
Louis Althuser establece una conexión ineludible entre una serie de
instituciones oficiales y la ideología. Para el autor, el sistema de las artes,
el de la información, el educativo, el familiar, el jurídico, el político, el
sindical, son definidos como “aparatos ideológicos del estado”. Estos tienen la
función de perpetuar una cierta ideología, los valores hegemónicos de una
sociedad concreta, naturalizarlos, indicar a cada individuo de una comunidad
cuál es su lugar y su papel en el entramado social. Su objetivo es la
transformación de individuos en sujetos y, finalmente, la reproducción de las
condiciones y relaciones de producción de dicha sociedad. Louis Althusser, Ideología y aparatos ideológicos del Estado.
Trad. de Albert Roies Qui, Barcelona, Escritos, 1978.
[11]
Explica el autor en qué consiste la tecnología visual: “Entiendo por tecnología
visual cualquier forma de aparato diseñado ya sea para ser observado o para
aumentar la
[12]
“Lista de libros, folletos y revistas producidos, o en producción por la Unidad
Editorial”. AGPR, Fondo Departamento de Educación, Subfondo: DIVEDCO, Serie
(Tarea): 91-02, caja #1,
1966.
[13]
Nicholás Mirzoeff, Una introducción a la
cultura visual. Trad. de Paula García Segura, Barcelona, Paidós Ibérica,
2003, pp. 22.
[14]
“Nota de René Marqués en Libreto ¿Qué opina la mujer?” Fondo Departamento de
Educación, Subfonfo DIVEDCO, Serie Guiones, libretos y narraciones, Caja #19.
AGPR, sf.
Mujer:
blanco y arma en el Caribe
Por Ada M. Álvarez Conde
No
podemos estudiar Historia si invisibilizamos a las mujeres que participan de la
misma. Además, la globalización y los medios masivos nos han mostrado que la
desigualdad de género existe y que es un problema mundial que entre otras cosas
ha alcanzado niveles epidémicos de violencia. Ahora, si bien hay que atender el
problema de la violencia hacia las mujeres, hay que analizar (una tendencia que
he visto mucho), si estamos cometiendo algún tipo de violencia institucional al
considerar en muchos casos las palabras género o mujer con la violencia como
sinónimos. Si bien la desigualdad y la violencia son problemas reales, en
muchas ocasiones revictimizamos a las mujeres, porque las historias de
violencia y de abuso son mayores que las historias sobre mujeres. El cuerpo de
las mujeres es presentado como blanco de ataque y pocas veces como arma.
Me
gusta denunciar la violencia de género y hacer todo para prevenirla, pero más
me gusta analizar los argumentos que reflejan desigualdad y las miradas de una
misma cosa (como la del cuerpo) desde diferentes ópticas para así crear
contextos. Yo creo, que la violencia de género es muchas veces analizada desde
un marco teórico feminista[1],
pero pocas veces desde una óptica política, social e histórica; a pesar de que
la base de una relación que es violenta muestra relaciones de poder y
control; estructuras de poder y visiones
del cuerpo visto hasta como un espacio territorial. Si bien existen cuatro
Caribes[2],
existen varias “violencias”. Lo que no me cabe duda y quiero probar en este
trabajo, es que existe un problema de análisis historiográfico sobre la
violencia de género que tiene consecuencias actuales y que ese problema tiene una base caribeña.
El
concepto que hoy conocemos como “violencia de género[3]”
nació en el Caribe con el asesinato de las hermanas Mirabal por Rafael Leónidas
Trujillo el 25 de noviembre de 1960.
Este evento precedió los mayores movimientos feministas en búsqueda de
equidad que se dieron en los setenta. Es necesario el análisis de estos
personajes históricos en República Dominicana bajo la dictadura de Trujillo,
para ver reflejados muchos problemas contemporáneos y contextualizar el
concepto del género en el Caribe. Estoy segura que si replanteamos con una
mirada histórica este evento, que como mencioné para mi tiene una base en el
Caribe y afecta a todo el mundo, atacaremos muchas de las consecuencias que
vemos hoy en día (marginalización, migración, trata de personas, violencia,
participación política de mujeres) y aclararemos unas lagunas que harán posible
una mejor redacción en el futuro de la historia de las mujeres y con eso
particularmente la historia de las mujeres caribeñas.
Todos
los libros de historia concuerdan que en el tiempo en que Trujillo estuvo en el
poder desde el 1930 hasta el 1961 hubo casos de “desapariciones” y “accidentes
planificados” que quedaron impunes y eran reconocidos como parte del “estilo”
de Trujillo, por lo cual se le conoce como un dictador. Sin embargo, cuando las hermanas Mirabal: Minerva, Patria
y María Teresa, fueron emboscadas en el 1960 y asesinadas, luego de 30 años de
Trujillo, lo que anunciaron como “accidente” en ese momento en la prensa del
país, era a sabiendas de todos parte de una persecución política. Más allá de reconocer
a las hermanas Mirabal como víctimas de un asesinato, es necesario recalcar su
participación anti Trujillista. A pesar de ser mártires del régimen, lo
interesante de las hermanas, fue su participación política, particularmente en
una época en donde la participación femenina no se reconocía ligada a la política. Gracias a la labor
historiográfica dominicana que se ha especializado en género, sabemos ahora,
que la mujer tuvo una participación en la resistencia a Rafael Leónidas
Trujillo. Lo interesante es, como un hombre que estuvo al mando por 31
años, logró ver a las hermanas,
particularmente a Minerva Mirabal, como una amenaza.
Bajo
el mando de Trujillo se calcula que murieron unas 50,000 personas[4].
Todo parece indicar, que lo que hizo el asesinato a las hermanas Mirabal
notorio, fue que eran mujeres. Siempre se habla de su asesinato más se esconde
en las páginas de la historiografía dominicana o varios libros selectos que
recogen testimonios, toda su participación política. Inclusive, el grupo anti
Trujillista. el 14 de junio, fue fundado por Minerva Mirabal según (José Ayuso 2010) y (Aquino García 1997); pero en otros libros es
reconocido como un movimiento político manejado por Manuel Tavares quien fue el
esposo de Minerva y que murió años más tarde. Es interesante que aunque se ven
como heroínas por enfrentarse a Trujillo, su valor histórico, según quien
escribe de ellas y difumina su historia; raya a veces en el rol tradicional
paternalista y de “pena” que las describe como frágil. Yo quisiera plantear,
que mientras la historia de las Mirabal se celebre o se recuerde, es imperativo
sacar a la luz su participación antes de que fueran asesinadas; porque si no el
reconocimiento a su valentía puede estar marcado por aspectos tradicionales del
género y constituye una reproducción de la historia escrita desde el
machismo. Rafael Leónidas
Trujillo Molina nació el 24 de octubre de 1891 y murió (asesinado) el 30 de
mayo del 1961. Gobernó desde 1930 hasta su asesinato en el 1961 y ejerció la
Presidencia de
República Dominicana entre los periodos del 1930-1938
y el 1942-1952 y gobernó de forma indirecta[5]
durante los periodos del 1938-1942 y del 1952-1961, poniendo Presidentes al
frente a pesar de que él los controlaba, por lo cual se reconoce la “era de
Trujillo” desde el 1930 al 1961. Era reconocido como “El Jefe” y sus seguidores
también lo llamaban “El Benefactor”, “El padre de la Patria nueva”, “El Chivo”
o “Chapitas” por la cantidad de medallas en su uniforme militar. Si bien se critica
la tiranía de Trujillo, poco se menciona, el favor que tuvo de Estados Unidos;
quien además se sospecha que para el momento de su asesinato ya no les
convenía.
En 1916,
los EE.UU. ocuparon el
país debido
a las amenazas de no pagar la deuda externa. El Ejército de Ocupación
pronto creó una Guardia Nacional para restablecer el orden. En 1918, viendo la
oportunidad, Trujillo se integró en la recién fundada Guardia Nacional a
cuyos reclutadores impresionó y pronto fue promovido a Segundo Teniente el 18 de diciembre. Fue
ascendido nuevamente y prestó juramento el 11 de enero de 1919, convirtiéndose en el teniente número
quince de los dieciséis que existían entonces en la Guardia Nacional (Sócrates
Nolasco)[6].
En 1921 ingresó en una Academia Militar fundada por el Ejército
de Ocupación en Haina y el 22 de diciembre de ese mismo año fue
designado para ocupar la jefatura de la Guarnición de San Pedro de Macorís.
En 1922 fue trasladado al Cibao y, mientras se encontraba en San Francisco de Macorís,
fue ascendido a Capitán sin pasar por el grado de Primer Teniente, algo irregular
en el escalafón militar, pero explicable debido a los "servicios"
prestados por Trujillo al ocupante estadounidense. Este ascenso fue acompañado
por la reorganización de la Guardia Nacional, la cual más tarde se convertiría
en la Policía Nacional
Dominicana, en la que ocupó muy poco tiempo después el mando de la
10ª Compañía. En 1923, antes de su nombramiento como inspector
del primer distrito militar, participó como estudiante en la Escuela de
Oficiales del Departamento del Norte. En esta época, a pesar de su formación
militar, comenzaron a manifestarse sus inclinaciones políticas. Emprende una
vertiginosa carrera como oficial, llegando al grado de Mayor. Cuando las tropas de EE.UU. abandonaron
el país en 1924, dejaron a Trujillo a cargo. En 1927 Trujillo se integra en la Brigada Nacional tras haber este sido
creado para reemplazar la guardia nacional, asciende al grado de General. Fue recogida una
frase que pronunció antes de ingresar en las filas del ejército: "Voy a
entrar en el ejército y no me detendré hasta ser su jefe".
Su
tiranía es históricamente conocida como la “Era de Trujillo” considerada una de
las más sangrientas del siglo XX. Estuvo caracterizada por discursos
anticomunistas, que como mencioné contaban con el aval de Estados Unidos, pero
también hubo represión a toda oposición y se desarrolló lo que se conoce como
un “culto a la personalidad”, en donde en repetidas ocasiones se habla del
“Jefe” a un nivel exorbitante de poder al punto de compararlo con Dios en
múltiples eventos con la frase “primero Dios y después Trujillo”. De igual
forma, los libros que no se concentran en su dictadura sino su gobierno, resaltan
la estructura militar, la restauración del orden público, la identidad nacional
y el progreso económico.
En el
campo Ojo de Agua de Salcedo nacieron cuatro hermanas, hijas de Enrique Mirabal
y de Mercedes Reyes Camilo, una familia de negocios. La mayor de las hermanas,
Patria Mercedes Mirabal, nació el 27 de febrero de 1924 (Aquino García 1997)[7].
Para el tiempo del nacimiento de Patria, las fuerzas de ocupación
norteamericanas que habían invadido el país en 1916, se lo iban a abandonar a mediados del 1924, dejando atrás
la estructura político militar por la cual Trujillo fue formado. Este escaló
militarmente en el 1925 y en el 1930, Trujillo asaltaría el poder desplazando
el gobierno democrático de Horacio Vásquez y estableciendo un gobierno absoluto
que dura hasta su ajusticiamiento en el 1961. Bélgica Adela Mirabal Rivera,
mejor conocida como Dedé, nació el 1 de marzo de 1925 y es la única
sobreviviente de las hermanas porque no estuvo involucrada activamente en las
actividades anti Trujillistas. María Argentina Minerva nace el 12 de marzo de
1926 y Antonia María Teresa Mirabal nace nueve años más tarde el 15 de octubre,
siendo la última de las hermanas, el 15 de octubre de 1935.
Todas
las hermanas nacen en la misma época en que se desarrolla la Era de Trujillo lo
cual ayuda a entender el contexto en donde se forman las hermanas y los
incidentes a los cuales están expuestas que hacen que repudien las acciones de
Trujillo. Todas las hermanas leyeron
mucho y estuvieron expuestas a historias
de familiares que fueron perseguidos por Trujillo lo cual forjó su visión
política de manera inicial, porque es en la persecución que se da con el tiempo
que se fortalecen la planificación política.
Me parece interesante que la familia, adinerada, buscaba además fuentes
de comunicación externas, para saber de la República Dominicana, mas confiesan
que evitaron la televisión y la radio nacional porque fueron controladas por
Trujillo. El poder que adquirió Trujillo de la prensa no es algo nuevo y fue
utilizado para crear una conciencia “nacional” (Herrera Mora 2008)[8]
de lo que representaba ser dominicano, algo que inclusive se utiliza también
para justificar el asesinato de más de 20,000 haitianos. La familia Mirabal
Reyes reconocía el poder de control de los medios y buscó métodos alternativos
para noticias y exposición a escritos de Cuba o Venezuela sobre República
Dominicana.
Patria
y María Teresa son reconocidas a menor escala que Minerva Mirabal, porque fue
ésta el blanco de ataque inicial de parte de Trujillo. Lo que hace a Minerva
interesante es que ella desafió a Trujillo cara a cara varias veces, comenzando
con una fiesta en donde no se intimidó ante los acercamientos de Trujillo,
reconocidos en la historia como una característica de su
mandato en donde aún casado, utilizaba su poder para
buscar mujeres y amantes. Trujillo comenzó a perseguir a Minerva cuando ésta se
negó a ceder ante sus pretensiones sexuales. Inclusive, muchos libros
concuerdan, que Trujillo hacia fiestas nada más para conseguir mujeres y hace
una fiesta específicamente en ese pueblo para conocer a las Mirabal,
particularmente Minerva, de la que hablaban tanto por su belleza. Existe
entonces un intercambio de palabras
entre Trujillo y Minerva Mirabal que comienza todo, por lo que varios
historiadores marcan esta fiesta como el inicio de la persecución hacia las hermanas,
particularmente Minerva. Existe un intercambio de palabras en medio de la pista
de baile cuando Minerva tenía solo 23 años en el 1949, “-¿Usted está de acuerdo
con mi línea política?, dice Trujillo.
No me interesa la política, respondió Minerva. ¿Y si yo le mando a mis
súbditos para que la conquisten…? – a lo que Minerva contestó ¿y si yo
conquisto a sus súbditos?”. Luego, Minerva se fue a la mesa de la familia y
ante su incomodidad se fue de la fiesta y su familia la siguió, algo muy mal
visto porque nadie se podía ir antes de Trujillo, era visto como una falta de
respeto.
El
acercamiento de manera sexual a Minerva y el factor de que negarse le costara
ser perseguida, es reconocido como una lucha que marca la diferencia de
géneros. Como mencioné anteriormente, si nos enfocamos solo en este incidente,
como muchos hacen, la historia de las Mirabal puede estar cayendo en algo
parecido a una “leyenda” o “cuento” en donde reina “la pena” en vez de
reconocer las acciones que tomaron las hermanas luego de este incidente. El
asesinato de las hermanas Mirabal no puede ser visto solo desde la fiesta que
inició la persecución y su asesinato.
Las
hermanas Mirabal entraron a formar parte de un grupo de oposición al régimen,
conocido como la agrupación
política 14 de junio.
Dentro de este grupo eran conocidas como Las Mariposas, se les conocía así,
porque ese era el nombre con que Minerva se identificaba en las relaciones
políticas. Dos de las hermanas, Minerva y María Teresa, fueron encarceladas, violadas y torturadas en varias ocasiones. A
pesar de estas situaciones, continuaron en su lucha por terminar con la
dictadura. Entre las cosas que planificaron estaban hojas sueltas de propaganda
y guardaban en sus casas artillería que sería utilizada para planificar contra
atacar a Trujillo. El descontento de los ciudadanos por la represión y los
abusos cometidos por el dictador dominicano llevó a que centenares de personas se
agruparan para conspirar en su contra. Personas pertenecientes a grupos
determinados se unían para emprender estas campañas, las cuales siempre
fracasaban (José Ayuso 2010)[9].
Después de varios encarcelamientos,
Trujillo decidió terminar con las hermanas Mirabal. El
18 de mayo de 1960, las hermanas Minerva y María Teresa habían
sido juzgadas en Santo Domingo, al igual que sus
esposos, por atentar contra la seguridad del estado dominicano. Se les declaró
culpables y fueron condenadas a tres años de prisión, inmediatamente todos
comenzaron a hablar de sus penas, pero ellas no duraron mucho en la cárcel. En
un gesto extraño el nueve de agosto y por disposición expresa de Trujillo,
Minerva y María Teresa Mirabal fueron puestas en libertad[10],
sus maridos sin embargo continuaron en prisión. Estas disposiciones de Trujillo
tenían doble propósito, por un lado pretendía demostrar su
"generosidad", por el otro les daba la libertad a aquellas personas a
quien él quería seguir hostigando, este último era el caso de las Mirabal. Hay
que recalcar que a raíz del rechazo en el baile, la persecución de Trujillo
hacia las Mirabal le costó a la familia que el padre fuera apresado, que
perdiera dinero su familia, cuando Minerva estudió derecho no la dejaron matricularse
en las clases sino hablaba a favor de Trujillo, lo cual hizo en un discurso y
de lo cual se recuenta que se arrepintió toda la vida; y al graduarse de la
Universidad Trujillo logró negarle que practicara la abogacía; por lo tanto su
persecución era clara y obvia en donde ejercía
su poder en contra de Minerva y en consecuencia, luego que las hermanas
se unieran con sus esposos a las reuniones (inspiradas por el testimonio de su
hermana y la represión que hubo a su familia) todas presentaban una amenaza.
No bien
habían pasado un par de semanas de la libertad y ya existían informes sobre
reuniones secretas contra el régimen encabezadas de nuevo por las Hermanas
Mirabal esto, sumado a las presiones internacionales entre muchas cosas por el
atentado en Venezuela contra el Presidente Rómulo Betancourt11,
por el que la Organización de Estados Americanos sancionó al estado
dominicano con rompimiento de relaciones
diplomáticas y
económicas y la creciente caída de los diferentes regímenes dictatoriales en América Latina y en medio de un
informe que inició de nuevo con los pasos que daban estas mujeres, rebosó la
copa de la” tolerancia” de
Trujillo quien le ordenó al General Pupo Román un plan
para desaparecer definitivamente a las Hermanas Mirabal. Román recomendó usar al Servicio de
Inteligencia Militar (SIM) para su ejecución, lo cual es interesante porque es
el SIM quien estaba vigilándolas siempre y fue causante de muchas
desapariciones en la época. La primera medida que tomó Pupo Román fue el
traslado de los esposos presos a la cárcel de Salcedo, aparentando un acto de
buena fe para que no tuvieran que realizar las hermanas largos viajes a la
cárcel de La Victoria, que
era donde cumplían sus penas los esposos. Este era el inicio de la
planificación del plan para la eliminación de las hermanas Mirabal.
Según (Aquino García 1997) el General Pupo Román, cumpliendo
las orientaciones de Trujillo dejó en manos del SIM dirigida por el Capitán de Corbeta de la Marina de Guerra Mayor Cándido Torres Tejada, se dirigió a Santiago y le
dio las instrucciones al jefe del SIM en la zona norte.
El entonces Teniente Víctor Alicinio Peña
Rivera y según escribe en su libro el propio Peña Rivera, éste le expuso el
plan de la siguiente manera: "Vengo
de
11 Ysalguez,
Hugo. El 14 de junio: la raza inmortal.
Santo Domingo: Editora BUHO, 1995.
parte del ministro de las Fuerzas Armadas, General Román, para que
dispongas el traslado a Puerto Plata de los esposos de las Hermanas Mirabal, la
justificación del traslado será el descubrimiento de armas clandestinas
dirigidas al movimiento que ellos encabezan, la idea es que ellos nos ayuden a determinar
si las personas apresadas las pueden identificar como miembros del movimiento,
una vez terminado esto les puedes decir que serán regresados a Salcedo de
nuevo. Una vez trasladados les prepararás una emboscada en la carretera a las
Hermanas Mirabal, deben morir y se simulará un accidente automovilístico, ese
es el deseo del jefe" (Aquino
García 1997)[11]
Al día
siguiente el cabo de la Policía Nacional Ciriaco
de La Rosa llegó a los cuarteles del SIM en Santiago para cumplir con el plan,
solicitó cuatro agentes y un vehículo para conformar el escuadrón de acción,
Peña Rivera asignó a Alfonso Cruz Valerio, Emilio estrada Malleta, Néstor
Antonio Pérez Terrero, y Ramón Emilio Rojas Lora. El 18 de noviembre el
escuadrón regresó sin cumplir la orden alegando que las hermanas Mirabal
viajaban con niños, el 22 de noviembre regresaron de nuevo alegando las mismas
causas, pero el 25 de noviembre se pudo comprobar que en esa visita no andaban
con niños sino con un chofer quien fuera Rufino de la Cruz y otra de sus
hermanas (Patria) quien se unió de
casualidad a última hora al viaje y fue asesinada también. Tras despedirse de
sus respectivos maridos, en el patio de la fortaleza,
las tres mujeres y el chofer, salieron rumbo a Salcedo.
Ya fuera de Puerto Plata, el jeep se desplazaba por la carretera y al
llegar al puente de “Marapica” fueron detenidos por cuatro
hombres que bloquearon el puente.
Existen dos
versiones sobre el asesinato. Una en la que dicen que ahí mismo las separaron
una de las otras, las asfixiaron y luego les dieron con objetos para entrarlas
al carro en el que andaban y tirarlas por un puente (Aquino García 1997). Y
otra versión, (Herrera Mora 2008) que
alega que las tres mujeres fueron obligadas, a punta de pistola, a subirse al
asiento trasero del vehículo de los agentes, mientras tres de éstos se montaban
con el chofer en el jeep,
dirigiéndose hacia La Cumbre donde estaba la casa, en
la que les esperaba el capitán Peña Rivera para darles las instrucciones
finales. Los dos vehículos entraron al patio de la casa. En esta versión de los
hechos, las hermanas tuvieron más tiempo antes de su muerte y se señala
directamente a los encargados de ejecutar la orden. Se dice que las hermanas y
el chofer fueron llevados a la fuerza por los sicarios dentro de la casa. De
inmediato Peña Rivera hizo una señal a de la Rosa para se retiraran a una habitación lejana de la casa. Repartieron las
hermanas entre sus otros tres compañeros que debían ejecutar el plan y
obtuvieron pañuelos para ahorcar a las Mirabal y a Rufino. Fue así entonces que
durante varios minutos los sicarios dieron por terminada su labor de exterminio
y nadie las escuchó. Los cuerpos de las mujeres y el fueron apaleados hasta morir[12]
para luego introducir los cuerpos en el coche y simular un accidente de
tráfico. Dicen que el sargento de la Rosa se dirigió a
donde estaba Peña Rivera y le dijo: "Señor, misión cumplida". Ante todos los asesinatos y actos de
opresión de Trujillo, éste se vio amenazado por tres mujeres. Creyó en el momento que había eliminado un
gran problema, sin embargo, el asesinato le trajo muchos inconvenientes y fue
el principio de su desgracia porque la muerte de las Mirabal causó gran revuelo
en la República Dominicana. La publicidad resultante provocó que el pueblo
dominicano asumiera que las hermanas Mirabal y sus ideales eran la razón por la
cual Trujillo las mandó a matar y sin embargo, hoy se hace difícil conseguir
(dado al machismo) una hegemonía histórica que reconozca el rol político de las
hermanas[13].
Pocos creyeron que fue un accidente y en
esto, la hermana sobreviviente, Dedé, contribuyó a despertar conciencia en el
pueblo sobre la persecución. Finalmente
culminó con el asesinato del dictador el 30 de mayo de 1961.
A
Trujillo no lo mataron por haber mandado a asesinar a las hermanas Mirabal;
pero es interesante que a la hora de evaluar la historia, la gente pareciera
recordar este asesinato con mayor incredulidad que la ordenanza de Trujillo de
asesinar haitianos que dejó más de 20,000 muertos y en parte, esto quizás se
remonta, a la proclama de las Naciones Unidas que se hiciera en el 1999
declarando el 25 de noviembre (en honor a su asesinato) el Día Internacional de
la NO Violencia a la Mujer[14].
Dedé
Mirabal expresó que “nunca una muerte había sido tan importante para vivir en
libertad”, por lo cual a la hermana sobreviviente le ha caído todo el peso
histórico en la actualidad para recordar y explicar lo que pasó a sus hermanas;
por lo cual ha asumido estar encargada de la Casa Museo que recuerda a las
Mirabal y donde habitan sus cadáveres (junto con
Manolo Tavares, esposo de Minerva) que abrió el 8 de
diciembre del 1994 localizada en Salcedo. Entiendo que la historia de las
hermanas Mirabal no debe opacar a todos aquellos que fueron asesinados durante
el Régimen de Trujillo; sin embargo, creo que debe de ser motivo de estudio la
interpretación que se le ha dado a los hechos relacionados a su asesinato.
Creo, como mencioné, que establecer el asesinato de las Mirabal desde una
perspectiva patriarcal ayuda a perpetuar la idea de que fue una injusticia o un
acto increíble por la aparente “debilidad” de las mujeres. Es por eso que
considero que la muerte de las hermanas Mirabal más que un caso de violencia de género, como se ha tratado de
catalogar exclusivamente, fue un
asesinato político y que como rompe con los estereotipos de género y los
conceptos de la mujer y la política mientras se analice sólo desde la
perspectiva del género se comete un asesinato histórico y por ende perpetua la
desigualdad y la mirada historiográfica que se le da a la historia de la mujer
y su rol en el Caribe (versus la mujer solo en contextos de violencia)[15].
No cabe
duda, que gracias al reconocimiento de esta muerte se le dio notoriedad de
manera internacional a la violencia de género, del cual ahora se conoce, se
discute y se busca erradicar.
Las hermanas Mirabal no deben de pasar a la historia
como otras “víctimas de género” sino que hay que analizar por qué fueron objetos
(blancos) de resistencia lejos del cuerpo que habitaban por sus ideales
políticos y su participación activa en la planificación de movimientos de
resistencia; creo que se así se les honrará más el nombre. Igualmente conocer
la historia de las Mirabal no es posible sin conocer la historia de Trujillo y
gracias a su acto heroico podemos decir lo mismo viceversa, al rebuscar las acciones de Trujillo no
podemos obviar la participación y el efecto de las hermanas Mirabal.
Bibliografía
• Gaztambide, Antonio. “La invención
del Caribe a partir del 1898”, capítulo 1, Tan lejos de Dios…Ensayos sobre las
relaciones del Caribe con Estados Unidos, pp. 29-58.
• Nolasco, Sócrates. La
ocupación militar de Santo Domingo por Estados Unidos de América (1916-1924). (Santo
Domingo: Editora Caribe, 1971)
•
Williams, Eric. From Columbus to Castro: The
History of the Caribbean, capítulos 26 y 27.
• CEPAL (Raúl Prebish), “El desarrollo económico de América Latina y
algunos de sus principales problemas”, en La obra de Prebish en la CEPAL, ed.
Adolfo Gurrieri 2 vols. (México, Fondo de Cultura Económica, 1982), I,
99-155.
•
Stubbs, Jean, “Gender in Caribbean
History”.
• Martínez Pizarro, Jorge. El
mapa migratorio de América Latina y el Caribe, las mujeres y el género,
informe de la CEPAL.
• Aquino García, Miguel. Tres
heroínas y un tirano. Santo
Domingo : UNICA, 1997.
• Herrera Mora, Myrna. Mujeres
Dominicanas 1930-1961. San
Juan: Isla Negra, 2008.
• José Ayuso, Juan. La
resistencia: 1930-1961. Santo Domingo: Museo de la Resistencia, 2010. Ysalguez, Hugo. El 14 de junio: la raza
inmortal. Santo Domingo:
Editora BUHO, 1995.
[1] Conceptos de teorías de
género, género definido además como la construcción social y cultural de los
roles asignados por sexo.
[2] En referencia a:
Gaztambide, Antonio. “La invención del Caribe a partir del 1898”, capítulo 1, Tan lejos de Dios…Ensayos sobre las
relaciones del Caribe con Estados Unidos, pp. 29-58. (Caribe insular,
Caribe geopolítico, Gran Caribe y Caribe cultural.
[3] Si el género es una
construcción socio-cultural del rol que deben cumplir los sexos, la violencia
de género se refiere a todo acto de agresión (física, emocional, sexual ) que
se comete a raíz de los conceptos de género que tenga la persona opresora.
[4]
Aquino García, Miguel. Tres heroínas y un
tirano. Santo Domingo : UNICA, 1997.
[5]
José Ayuso, Juan. La resistencia:
1930-1961. Santo Domingo: Museo de la Resistencia, 2010.
[6] Nolasco, Sócrates. La
ocupación militar de Santo Domingo por Estados Unidos de América (1916-1924). (Santo
Domingo: Editora Caribe, 1971)
[7]
Aquino García, Miguel. Tres heroínas y un
tirano. Santo Domingo : UNICA, 1997.pág 3
[8]
Herrera Mora, Myrna. Mujeres Dominicanas
1930-1961. San Juan: Isla Negra, 2008
[9]
José Ayuso, Juan. La resistencia:
1930-1961. Santo Domingo: Museo de la Resistencia, 2010.
[10]
Herrera Mora, Myrna. Mujeres Dominicanas
1930-1961. San Juan: Isla Negra, 2008.
[11] Cabe señalar que aunque
esto se encuentra en el libro de Miguel Aquino García es una cita dentro de
otra para expresar que “el accidente” fue un encubrimiento a la orden de un
asesinato.
[12]
Esto sí es recurrente en toda la bibliografía.
[13] Por ejemplo que Minerva
Mirabal fue la cabeza de la idea del Partido 14 de junio (en la actualidad se
lo atribuyen a Manolo a pesar de que él reconoció que fue su esposa) y aunque
se discute el tema de las hermanas Mirabal en la historia dominicana, se hace
más como una conmemoración de la muerte y no un reconocimiento a la relación
mujer-política. La pregunta es, ¿será por eso que en el Caribe geopolítico
existe mayor desigualdad de la mujer con la política y por eso hay más énfasis
en la mujer como víctima de violencia?
[14] Interesantemente, pocos
saben que la celebración mundial contra la violencia tiene su raíz en la
historia del Caribe y segundo, dado la circunstancia política de Puerto Rico,
aunque se conmemore la fecha, Puerto Rico por no estar insertado en las
Naciones Unidas no participa de las reuniones internacionales de la ONU aunque
algunas veces (no siempre) participe de los estudios sobre la violencia de
género del Caribe con la CEPAL. La entidad gubernamental de Puerto Rico
encargada de participar en la CEPAL en este tema (la Procuradora de las
Mujeres) no ha exigido mayor participación tampoco.
[15] Lecturas de historia del
Caribe muestran que se hicieron organizaciones de mujeres o estudios de mujeres
pero hay muy pocas referencias sobre la mujer y la política, (se menciona en el
1959 de Cuba de la Federación de Mujeres Cubanas), y hay más literatura sobre
mujer y violencia, trata humana, abuso sexual, migraciones de lo que hay de la
mujer en el poder político.
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