"When
Terror Wore Lipstick": Representaciones Intercontextuales de la
Retórica
Desafiante al Imperio Estadounidense por Lolita Lebrón
En éste ensayo considero la
manifestación retórica de visuales raciales y de género femenino en periodismo
publicado en momentos de kairós sociopolítico y cómo estos son un factor en la
creación de Lebrón como agente de retórica en un “espectáculo de derechos
humanos” y como participante de un “espectáculo de terror,” tal como se define
por Wendy
Hesford en su
libro Retórica Espectacular: Derechos
Humanos Visiones, Reconocimientos, Feminismo. Al considerar la variedad de
posiciones en torno a la figura de Lolita Lebrón, también considero un tropo
perdurable que se ha utilizado para describir Lolita a través de diferentes
medios: su uso de lápiz labial asociado con el terrorismo, o como una activista
resistente. Ya sea que el lápiz labial es usado por Lolita retratada como un
terrorista, o la Lolita como una heroína revolucionaria, el lápiz de labios es
una sinécdoque que reafirma su feminidad. Para comprender las diversas
construcciones de los medios de trabajo social y política de Lolita, examino
retratos multimedia mediante una analítica retórica feminista transnacional,
que pone de relieve la importancia de la contextualización histórica de los
"otros" puntos de vista.
Por último, se argumenta que
Lolita Lebrón no encaja dentro del compartimentado binario “either/or” y
dicotomías donde su persona se ha ingresado. Para ser más precisa en nuestra
evaluación de la herencia retórica de Lebrón, debemos tener en cuenta que sus
actos retóricos son expresiones de disidencia contra las condiciones
neocoloniales que comenzaron en 1898, condiciones que todavía afectan
contemporánea política y, por extensión, el estatus socioeconómico de Puerto
Rico.
No es necesario abarcar sobre la
precaria situación socioeconómica de Puerto Rico, pero debo admitir que
personalmente soy resultado de la interminable recesión, y que mi posición
ideológica a e intelectual es de una DiaspoRican, o puertorriqueña en la
diáspora, estudiando para un doctorado en Composición y Retórica Cultural. Por
ende, debo aclarar que en el contexto de Syracuse, New York, el proyecto de
investigación aquí descrito se considera una recuperación retórica, donde se
hace espacio para mujeres que no son típicamente incluidas en textos sobre
retórica feminista, típicamente por no ser mujeres blancas norteamericanas como
Susan B. Anthony, por ejemplo. Sin embargo, además de un proyecto de
recuperación retórica este proyecto atiende a la circulación de
representaciones digitales de la retórica de Lolita Lebrón por los periodistas
tradicionales.
En mi análisis utilizo una
analítica intercontextual planteada por Wendy Hesford. Con el fin de establecer
su analítica intercontextual, Wendy Hesford se refiere a Sharon Crowley y la
concepción de Debra Hawhee de kairós como un "término retórica
multidimensional que se refiere a la comprensión de la situación del espacio y
del tiempo y de las circunstancias – mayormente del clima cultural—de
situaciones retóricas (Crowley y Hawhee de 2004, 37 en Hesford 207). Con esta
comprensión de kairós como situacional, y profundamente enredado con la
cultura, Hesford sugiere que retórica intercontextual debe tener en cuenta
"cómo los argumentos y las imágenes viajan a través de las fronteras
nacionales y culturales, y cómo se apropian de símbolos y prácticas
simbólicas" (10). En este caso yo uso intercontextualidad para determinar
cómo se utiliza la figura de Lolita Lebrón para avanzar tanto en un espectáculo
de derechos humanos y un espectáculo de terror, como se define por Hesford.
Como muchos de sus compañeros
nacionalistas puertorriqueños, Lolita Lebrón participó en el movimiento de
liberación de Puerto Rico y otros proyectos de defensa anti-imperial y
antimilitar, los cuales han contribuido a la protección de los derechos humanos
de los puertorriqueños; por lo tanto, Lebrón se coloca dentro de la creación de
un espectáculo de derechos humanos. En "El pueblo de Vieques, Puerto Rico
vs La Marina de los Estados Unidos," Linda Backiel se refiere a la
participación de Lebrón en la lucha en que los residentes de la ciudad de la
isla de Vieques dedicaron al exigir el cese de bombardeo como práctica de la
Marina de los Estados Unidos, una empresa de defensa de derechos humanos.
Backiel, una abogada de derechos humanos, defendió una serie de manifestantes
de desobediencia civil contra la persecución legal por establecer un campamento
en terrenos de la Marina estadounidense. Con el fin de explicar los motivos
detrás de este tipo de protestas, se presenta brevemente al lector a la
historia de Vieques y sus lazos con el colonialismo y el militarismo en las
islas de Puerto Rico.
Backiel destaca el hecho de que
durante su participación en las protestas en Vieques, Lolita Lebrón usa lápiz
de labios como una manera de construir la solidaridad entre sus compañeros
manifestantes. Backiel cuenta cómo Lebrón, a finales de los ochenta, se aseguró
a ejercer su derecho como ciudadano soberano de Puerto Rico mediante la participación
en la desobediencia civil. El juez asignado al juicio, indica Backiel, no
quería una anciana como para someterse al estrés de ser encarcelado. Aún así,
como escribe Backiel, "Sin desanimarse, volvió a protestar de nuevo. Esta
vez no fue liberado hasta que hubiera servido de sesenta días, durante la cual
compartió un tubo de lápiz labial de contrabando con el senador Burgos
"(10). El intercambio de lápiz de labios es irónico porque el senador
Norma Burgos es un político proestadidad y Lolita Lebrón pasó la mayor parte de
su vida abogando por un Puerto Rico soberano; Sin embargo, hay una
representación compleja aquí con respecto al desempeño de género. Lebrón y
Burgos compartieron el lápiz labial de contrabando porque querían usarlo en
desafío a las reglas de la prisión, pero que también se utiliza simbólicamente
como una herramienta para fomentar el compañerismo en la lucha contra el
bombardeo de Vieques a pesar de que ellos no comparten puntos de vista
políticos.
En el artículo de Linda Backiel,
la participación de Lolita Lebrón en las protestas contra la Marina de los
EE.UU. en Vieques es significativo debido a su espíritu como un nacionalista
puertorriqueño que había demostrado su disidencia contra los EE.UU., por el que
cumplió una condena de 25 años; pero el hecho de que Lolita Lebrón y Norma
Burgos (conocida por su favor de la estadidad en Puerto Rico) compartieron 'un
tubo de lápiz labial de contrabando' en solidaridad sirve como una demostración
de cómo la causa de los derechos humanos era más importante que las
perspectivas disímiles en torno a la condición política de Puerto Rico.
También es importante
señalar que antes de encontrar a sí misma en una celda con Lolita
Lebrón, apelaciones de
Norma Burgos como “presidente de la Comisión Especial del Gobernador en
Vieques” fueron descartadas como "irrelevante" por el Congreso de
Estados Unidos, lo cual Backiel asocia con la falta de representación federal
adecuada para los ciudadanos de Puerto Rico. Norma Burgos experimentó el
continuo incumplimiento del gobierno de EE.UU. hacia el pueblo puertorriqueño.
En otras palabras, la solidaridad que se produjo mediante el intercambio de un
lápiz de labios va más allá de la causa de Vieques; representa la unión de dos
mujeres que habían expresado su preocupación por los crímenes cometidos en
contra de los puertorriqueños, aún cuando habían tomado diferentes enfoques
para hacerlo.
Si bien existe una larga historia
de colonialismo en discusiones y debates sobre el control federal de los
recursos de tierra y agua en Puerto Rico, los eventos que Backiel ilustra en su
artículo deben considerarse kairoticamente. En sus declaraciones de apertura,
Backiel indica que Bill Clinton había prometido que la Marina abandonaría
Vieques en mayo de 2003, pero no es increíble decir que los viequenses y otros
manifestantes fueron cautelosos en creerle, dado el clima político de la época.
Backiel ofrece el ejemplo de un manifestante sacerdote de setenta y siete años
de edad, quien "se unió a las filas de los detenidos de modo preventivo, o
como obstáculos en, la guerra contra el terrorismo" (4). Aunque la Marina
suspendió sus operaciones de ejercicios de tiro el 1º Mayo del 2003, debido en
parte al espectáculo de derechos humanos que he descrito anteriormente, todavía
hay áreas alrededor de la isla que necesitan limpieza y tierras que no han sido
devueltas a las autoridades municipales, ya que han sido convertidas en áreas
de reserva naturales bajo el control del sistema de parques nacionales de
Estados Unidos. Más importante aún, la referencia a la guerra contra el terror
es también una parte de mi rastreo intercontextual de las representaciones de
Lolita Lebrón.
Un año después del artículo de
Backiel en el Monthly Review: Una
Revista Socialista Independiente, la portada del Washington Post Magazine para el domingo, 22 de de febrero de, de
2004 muestran Lolita Lebrón. En este caso, el titular dice: "cuando el
terror LLEVÓ lápiz de labios," por lo cual la cubierta del artículo del Washington Post Magazine solicita una
consideración de cómo la retórica visual es usada en momentos kairóticos dando
así forma al proyecto de un texto. A diferencia de la pieza de Monthly Review, en el artículo de Manuel
RoigFranzia y la cubierta de la revista Washington
Post, las cuestiones de derechos humanos no son enfatizadas; todo lo
contrario, hay un uso de una retórica espectacular que contribuye al
espectáculo terror y la propaganda en favor de la llamada “guerra contra el
terrorismo”. En su libro Hesford ya "establece una correspondencia entre
el espectáculo terror y el espectáculo de los derechos humanos, los cuales
organizan la percepción en torno a las experiencias de shock y propulsar la
identificación de la historia como un trauma, una meta-narrativa que es
problemática en la medida en que distrae la atención a partir de los escenarios
de poder que estructuran la historia " (24). Prestar atención a las
representaciones visuales de Lolita Lebrón como una terrorista en el contexto
de un artículo de 2004 Washington Post
Magazine, una publicación periódica que tiende a afinar en la política que
afectan a la zona de Washington DC y el territorio continental de los Estados
Unidos en términos más generales, me motiva a estudiar los efectos de kairós en
el espectáculo de terror elaborado por Hesford: "para los Estados Unidos
para encender el espectáculo de terror de 9/11 como un trauma de narrativa
nacional que pueda interpretarse como una nación víctima y por lo tanto de
distanciarse de implicación en las circunstancias de las cuales pueden haber surgido
los actos terroristas " (70). La cubierta con una foto en blanco y negro
de Lolita Lebrón rodeada de hombres con un registro consolidado "cuando el
terror llevaba lápiz de labios" en si designa Lolita Lebrón como sujeto
terrorista. Por lo tanto, no hay posibilidad de examinar los acontecimientos
históricos que pueden haber causado su ataque y menos aún una historia
colonial.
Más allá de los componentes
visuales en esta situación retórica, el texto que la cubierta representa
yuxtapone la historia de Lolita Lebrón con la retórica del terror de la época,
especialmente en la manera en que el artículo de Roig-Franzia compara las
acciones de Lolita Lebrón al ataque en el Trade Center y el Pentágono del 11 de
septiembre de 2001. Antes de entrar en su transición sobre cómo "La
Casa" se ve ahora, "un lugar mucho más en sintonía con el peligro de
lo que era", Roig-Franzia remite a las reacciones de los medios sobre el
ataque del 1954 por Lolita Lebrón y sus compañeros nacionalistas puertorriqueños.
Más allá de la comparación
reduccionista entre las identidades de Lebrón como líder terrorista y mujer
divorciada, Roig-Franzia pasa a indicar cómo en el contexto de la década de
1950, el ataque de los nacionalistas puertorriqueños pronto fue desapercibido—y
hasta burlado— porque ninguno de los senadores heridos murió como consecuencia.
Perdiendo el sentido o el propósito del ataque por completo, los medios de
comunicación y el ambiente político en Washington pronto se olvidaron del
asalto a mano armada y, en cambio, hubo una destitución patriarcal y
feminización de Lolita Lebrón, así como la de los nacionalistas puertorriqueños
en general. Toparse con la cubierta del Washington
Post Magazine en 2004 sin conocer la compleja historia que llevó al ataque
del 1954, Lolita Lebrón y compañía, serían envueltos dentro de la
meta-narrativa de un estado-nación bajo el ataque de los fanáticos religiosos e
insurgentes antes del 9/11.
Basado en este análisis, Manuel
Roig-Franzia jugó en la propaganda del post 9/11 en la guerra de George W. Bush
contra el terrorismo. A pesar de que Roig-Franzia intenta presentar una cuenta
matizada de los motivos detrás de los actos retóricos de Lolita Lebrón, el
hecho de que pone de relieve sus actuaciones de género y su fanatismo religioso
deforma la construcción de un sujeto terrorista que se diferencia de, pero
todavía está yuxtapuesta a los ataques contra 9/11. En "La Universidad
Imperial: Raza, La guerra y La Nación-Estado," Piya Chatterjee y Sunaina
Maira señalan: "construcciones orientalistas de terroristas o"
fanáticos "religiosos suscriben las intervenciones militares en Irak,
Afganistán y Pakistán, así como los programas de lucha contra el terrorismo en
los Estados Unidos "(20). Sin embargo, no es sólo en el título en el que
Manuel Roig-Franzia se involucra en construcciones orientalistas de rendimiento
de género sobre Lebrón, ya que la caracteriza como una "belleza
exótica" y "atractiva que desarma" en todo el artículo.
Roig-Franzia escribe más adelante de sus percepciones de Lebrón cuando la
conoció en 2004:
Las apariencias
importan. Ella ha dado sólo un conjunto de instrucciones para las camareras que
servirán invitados a su fiesta anual del maíz, o un festival de maíz, su
célebre diciembre de los trabajadores indígenas y la cosecha que los sostiene:
Ponerse un vestido bonito, y es mejor que no se olviden de pintarse los labios.
Si bien es difícil determinar la
cantidad de licencia poética que Roig-Franzia tomó en su descripción de la
participación de Lolita en el festival de maíz celebrando la herencia Taína ese
año, para el autor, una Lolita Lebrón hyperfeminizada y exotizada es muy
importante, ya que juega en la paradójica descripción de puntos de vistas sobre
ella como un nacionalista puertorriqueña y revolucionaria, o como una mujer
atractiva.
Debo indicar que ya han habido
intelectuales cuestionando las construcciones de feminización (otherizing) de
sujetos terroristas para el desarrollo de un patriotismo masculino /
heterosexual que contribuye a las intervenciones militaristas. En
"Monster, Terrorista, Fag: La guerra contra el terrorismo y la producción
de patriotas dóciles" Jasbir Puar y Amit Rai utilizan la figura del
monstruo elaborado por Michel Foucault para decidir que estudios sobre
terrorismo "tienen una historia que une el terrorista moderno a una cifra
mucho mayor, los monstruos raciales y sexuales del siglo XVIII ", que a su
vez permiten" las prácticas de normalización, que en el contexto actual,
significa con frecuencia un patriotismo heterosexual agresivo" (117). Como
Puar y Rai sugieren, "el género y la sexualidad producen ambos íconos
hypervisible y los fantasmas que rondan las máquinas de guerra". En el
caso del artículo de Roig-Franzia, representaciones de Lolita Lebrón con lápiz
de labios como su sinécdoque en relación con el terrorismo se une a otros
terroristas y funciona como municiones para la guerra contra el terrorismo.
Aunque Roig-Franzia hace entrar
en detalles de la justificación de Lolita Lebrón por el ataque al Congreso,
mencionando su desacuerdo con el uso de las armas nucleares de los EE.UU., la
guerra que resaltada en el texto de Roig-Franzia no es la de los nacionalistas
puertorriqueños contra los EE.UU., pero la diferencia entre el ataque de Lolita
Lebrón a la del 9/11:
En su juicio,
Lolita testificó que ella apuntó su arma hacia el techo, y el jurado le creyó.
De los cuatro nacionalistas puertorriqueños, ella sola fue absuelta del cargo
más grave que se enfrentaban: asalto con intención de matar. Al día de hoy,
Lolita no se considera a sí misma como un terrorista. Ella dice que se
horrorizó cuando los aviones se estrellaron contra el World Trade Center. Este
fue un ataque tan diferente del que ella llevó, dice ella. [Este fue] un ataque
destinado a matar.
Con referencia de nuevo a la
atención de Hesford al espectáculo de terror y su habilidad de ofuscar
historias de la complicidad de Estados Unidos en la opresión y la represión de
otros pueblos sería útil considerar cómo hacer frente a la retórica de desafío
de Lolita Lebrón y de interpretar el contexto específico de 2004, cuando las
tropas de EE.UU. se enfocaban en la captación de Sadam Hussein en Irak. En
otras palabras, para comprender mejor la función del artículo de Roig-Franzia,
sería útil para leerlo intercontextualmente.
Leer intercontextualmente es
identificar en una composición las referencias internas a otros textos o actos
retóricos, a ser reflexivo sobre los códigos sociales y hábitos de
interpretación que dan forma a la composición o el significado del rendimiento
y lo que promulga, y para comprender cómo los textos son formada por las
instituciones y contextos materiales que las producen y a través del cual
circulan. (Hesford 11)
Tanto en los textos de Roig
Franzia y Backiel, la figura de Lolita Lebrón se usa para avanzar una preocupación
particular: las cuestiones de derechos humanos destacando las protestas contra
la presencia de la Marina en Vieques, y la contribución del terrorismo de
Lolita Lebrón a la metanarrativa de la guerra contra el terrorismo,
respectivamente. El contexto institucional específico en el que se publicaron
estos dos artículos se deben considerar como provenientes de una revista
abiertamente de izquierda y una publicación periódica más convencional en
áreas federales, respectivamente- también un factor en las apelaciones y las
referencias que emplean con el fin de producir demandas de orientación política
determinadas. Si bien el hecho de que la situación retórica de un texto
determina el tono y el contenido general en el que se incluirá, lo que me
gustaría destacar es cómo las descripciones de Lolita Lebrón se asimilan y
recirculan en nuevos contextos para diferentes propósitos, y cómo los medios
digitales facilitan este circulación.
Works Cited
Backiel, Linda. “The People of Vieques, Puerto Rico vs. the United
States Navy.” Monthly Review 54.9
(2003): 1-13.
Chaterjee, Piya and Sunaina Maira
“The Imperial University: Race, War and the Nation State.” The
Imperial University: Academic Repression and Scholarly Dissent. Eds. Chaterjee,
Piya and Sunaina Maira Minneapolis, MN: U of Minnesota P, 2010. 1-50.
Hesford, Wendy S. Spectacular Rhetorics: Human Rights Visions,
Recognitions, Feminisms.
Durham, NC: Duke University Press, 2011.
Puar, Jasbir and Amit Rai. “Monster, Terrorist,
Fag: The War on Terrorism and the Production
of Docile Patriots.” Social Text 20.3 (2002): 117-148.
Roig-Franzia, Manuel. “A Terrorist in the
House.” Washington Post 22
Feb. 2004: 12-19.
Las mujeres
y la conspiración sediciosa
Por: Roxanna D. Domenech Cruz
“Honestamente, ¿Cuántos pueden decir que no
tomarían las armas en defensa de su hogar y de sus seres queridos?
Lucy Rodríguez 1990[1]
Las mujeres maniobran, conspiran, traman y luchan. Algunos piensan que
conspiran desde su cuerpo reproductor y desde sus misteriosos ciclos de
vida, que traman de manera colectiva, al
igual que desde el aislamiento. En
algunas sociedades y periodos históricos las mujeres se han visto como conspiradoras
peligrosas, en otros casos se han despachado como entes poco capaces de
contribuir a ninguna causa, mientras que en otros momentos se vieron como
brujas dignas de quemar en la hoguera.
Lo cierto es que las mujeres han conspirado por diversas razones a
través de la historia; conspiran por la supervivencia de sus hijos e hijas, de
sus familias, de sus comunidades y de sus naciones. Luchan por obtener y mantener los recursos
económicos y naturales para la subsistencia, por los derechos de sus hijos y
vecinas, al igual que por sus ideales religiosos y políticos. Por sus luchas, algunas mujeres han sido
juzgadas como amenazas a lo establecido: al Estado, a la Iglesia y al
Mercado. Han sido acusadas de ser malas
hijas y esposas, de romper demasiados esquemas que incomodan a los sectores de
poder, de cometer actos que atentan con la seguridad de otros y hasta contra la
seguridad nacional. En ocasiones han
sido tildadas de terroristas cuando militan en luchas políticas
revolucionarias. En el caso de las
puertorriqueñas nacionalistas que lucharon por la independencia de Puerto Rico,
primero de España y luego de los Estados Unidos, fueron perseguidas y exiliadas
bajo el régimen español2y acosadas y acusadas de conspiración
sediciosa[2]
por el gobierno estadounidense.
Cuando era maestra de segundo grado en San
Francisco, California, tuve la oportunidad de conocer a una de estas
“conspiradoras”. En el 1997, en mi sala
de clase había una estudiante diminuta y de dulce sonrisa llamada Zoe. Un día Zoe me dijo que sus padres querían conocerme. Estaban muy entusiasmados
de que Zoe tuviese una maestra puertorriqueña. En ese momento lo único que se
me ocurrió fue que querían hablarme sobre alguna visita turística que habían
hecho a la Isla o algo parecido. Jamás
se me hubiese ocurrido que me hablarían de sus años activos dentro de las
Fuerzas Armadas de Liberación Nacional (FALN) en Chicago, y mucho menos sobre sus años viviendo junto a
otros que luchaban por la independencia de Puerto Rico desde el clandestinaje. El papá y la mamá de Zoe me invitaron a una cena en su apartamento para que
pudiésemos hablar en detalle sobre cómo, a pesar de no ser puertorriqueños[3],
se integraron a la militancia anticolonial de nuestra Isla.
La mamá de Zoé estuvo en la cárcel federal Dublin en
el estado de California junto a Alicia y Lucy Rodríguez por estar involucrada
con el FALN. Alicia y Lucy fueron dos de
las cinco mujeres arrestadas en el 1980 por combatir por la independencia de
Puerto Rico. Las otras fueron Carmen Valentín,
Dylcia Pagán y Haydeé Beltrán Torres.
Tres años más tarde arrestaron a Alejandrina Torres. Todas estas seis mujeres fueron acusadas de
conspiración sediciosa[4],
el acto de intentar derrocar al gobierno de los Estados Unidos en Puerto Rico.
Jan Susler escribió un libro dedicado a estas seis
prisioneras políticas titulado Palomas
voladoras por cielos de libertad
(1994). En este libro Susler nos presenta un breve trasfondo biográfico de
estas mujeres, nos habla sobre cómo
ellas se interesaron e involucraron en la lucha por la independencia de Puerto
Rico y narra sus experiencias e ideas de ser madres en prisión y, en algunos
casos, haber tenido que esconder a sus hijos.
Susler también nos presenta cómo el gobierno las percibió, al igual que
otras vivencias relacionadas al encarcelamiento de cada una, incluyendo el uso
de la fuerza contra ellas. Sobre todo, nos narra cómo han logrado mantener su
fortaleza e integridad mental y
espiritual a través de todos sus años
tras las rejas. Susler logra todo lo
anterior a través de las voces de Alicia, Lucy, Dylcia, Carmen, Haydeé y Alejandrina.
Recoge citas donde ellas mismas relatan partes de sus vidas y de sus
ideales.
En el Prólogo de dicho libro Margarita Mergal
sostiene que “las gentes a menudo se preguntan si es que las prisioneras han
violado alguna ley”(p.ii). Según Mergal,
la pregunta es equivocada porque lo que “debemos de cuestionar es qué han hecho
las personas y el sistema que sostienen, que estas mujeres han violentado las
normas de la sociedad…” (p.ii). Añadiría
que “las gentes” tal vez tampoco se
plantean la posibilidad de que los mitos que rodean a estas prisioneras
políticas no respondan al trabajo que ellas realizaron antes de ser
sentenciadas por conspiración sediciosa a condenas exorbitantes. La realidad es
que cada una de estas mujeres buscaba mejorar la calidad de vida de los
puertorriqueños en Estados Unidos (Susler p.4). Todas tienen educación
universitaria, fueron maestras, consejeras y organizadoras comunitarias.
Según Susler, Dylcia Pagán vio la educación como la
posibilidad de transformación. La cita
diciendo que el cambio político y social ocurriría a través de la educación y
de la organización y el activismo comunitario.
Pagán también creyó en un momento dado en la participación dentro de los
procesos democráticos y en la representación de modelos e imágenes positivas
sobre los puertorriqueños, y otros grupos, en los medios de comunicación. Entonces descubrió que los medios de comunicación
“al igual que todos los aspectos de nuestra sociedad, están controlados por el
mismo sistema” (Susler p.5).
Por su parte, Carmen Valentín también creía en
obtener mayores niveles de educación y alcanzó
un doctorado. Como parte de su
trabajo comunitario ella inició un plan comunal para evitar la deserción
escolar de estudiantes puertorriqueños.
También trabajó para mejorar la calidad de vida de los puertorriqueños a
través de proyectos que mejoraban los servicios de salud. Protestó la brutalidad policiaca y se ocupó
por la rehabilitación para adictos a drogas (Susler p.6).
Alejandrina Torres estuvo involucrada desde su
adolescencia en una iglesia en Nueva York.
Esto la preparó para el activismo comunitario y el compromiso
social. Sobre su labor como activista
dentro de su iglesia y su comunidad dijo;
Estas experiencias me alertaron sobre los muchos
problemas que afectaban a mi gente y me ayudó a identificarme con mi propia
realidad. Me motivó a continuar estudios
para servirle mejor a mi comunidad… mi iglesia me fortaleció activamente ya
que… tiene un historial de trabajo en apoyo de la justicia social… Ayudé a
crear programas para servir a la gente pobre y oprimida de la comunidad… las
experiencias de mi vida me han enseñado que solamente por medio de la
resistencia puedo… cambiar las condiciones que nos afectan como seres
vivientes, no podía sentarme y permitir que esas condiciones continuaran (cita
de Torres en Susler p.8).
Ida Luz (Lucy) Rodríguez se crió en Chicago durante
la época de marchas y protestas en contra de la Guerra de Vietnam, de Malcolm X
y otras militancias en contra de la brutalidad policial, la represión y en
contra del imperialismo. Participó en
“luchas comunales para conseguir empleos, viviendas y educación…” (Susler
p.9). Su hermana menor, Alicia
Rodríguez, siguió los pasos de
Lucy en la Universidad de Illinois en Chicago donde
estuvo expuesta al concepto de la protesta[5]
(p.9). Ambas han hablado sobre la
importancia e influencia que tuvieron sus familiares, en especial su madre,
Josefina Rodríguez, en el desarrollo de ellas como activistas anticoloniales.
Haydeé Beltrán es la más joven de estas seis
luchadoras. Al momento de ser
sentenciada como conspiradora sediciosa tenía 25 años y llevaba cuatro años
maniobrando con el FALN desde el clandestinaje.
Fue la única condenada a cadena perpetua y la escogida por el gobierno
para doblegar primero. A pesar de todas las condiciones severas de salud que
desarrolló dado a la negligencia médica y las torturas que recibió, Haydeé se
mantuvo en resistencia.
¿Cómo experimentaron sus condenas, acusaciones de
terroristas, años de tortura[6]
lejos de sus hijos, familias y patria?
Para Dylcia Pagán su familia extendida, sus compañeros y compañeras en
la lucha, fueron los que le brindaron la fortaleza para seguir adelante. Carmen Valentín, aunque firme en sus ideales
de que ser madre sirve como un incentivo para luchar con entusiasmo y para
asumir posiciones que apoyen la libertad y la soberanía de Puerto Rico (p.26),
sufrió la separación de sus hijos: “lo más difícil ha sido estar lejos de él
[su hijo]… he perdido once años de la vida de Antonio, y parte de mi
existencia” (p.32). Pagán tampoco pudo
ver a su hijo por muchos años de su encarcelamiento; “mi hijo se encuentra
escondido [en 1986] tenía siete años” (p.33).
A Haydeé Beltrán intentaron quebrantarle de múltiples maneras, una de
ellas fue con la amenaza de asesinar a su bebé.
Mientras la contrainterrogaban la torturaban de la siguiente
manera:
Un hombre largo y jincho pregunta con tono soez:
“¿Sabes de qué color son los sesos de un bebé que se arroja contra una pared?”…
“Dime donde está tu querida bebita. La
vamos a encontrar de cualquier manera.
Te juro cuando la encuentre la voy a tirar contra la pared hasta que los
sesos salpiquen por donde quiera. Voy a
acabar con la semilla de todos ustedes.” (cita de Luis Nieves Falcón en Susler
p.34).
Todas estas mujeres se formaron no solo
académicamente, sino como organizadoras comunitarias. La participación y el activismo de las
mujeres es un elemento esencial para el éxito de sus organizaciones y de su
lucha, esto ha sido evidenciado por organizadores comunitarios dentro y fuera
de Puerto Rico. Wilfredo López Montañez,
líder ambientalista y comunitario en la Isla, afirma que las mujeres tienden a
estar más comprometidas, que trabajan más duro que los hombres y son mejores
organizadoras (paráfrasis de cita de Mergal de López Montañez p.135).[7] Sobre lo anterior Margarita Mergal sostiene
que la mayoría de las personas en Puerto Rico que han trabajado con mujeres,
comparten esta visión. Añade que hasta
el Partido Independentista Puertorriqueño (PIP), que históricamente no ha
promovido que las mujeres mantengan posiciones de poder dentro del partido, se
beneficia del activismo de éstas;
“Thirty
percent of the party’s grassroots level committees that get the most and more
effective political work done are women” (Mergal p.135). Los independentistas tradicionales
“han estado mas enfocados en la liberación de la nación puertorriqueña que en
las equidades sociales…” (Mattos Cintrón p.203), incluyendo la equidad de
género.
Una de las militantes, Carmen Valentín, sostiene
que las mujeres son muy importantes en
una lucha de liberación organizada y, citando las palabras de Lenin, afirma que
“el triunfo de una revolución depende del grado de envolvimiento de la mujer”
(cita de Valentín en Susler p.16). Pero, ¿cómo estas activistas experimentaron
la lucha anticolonial como mujeres en un movimiento nacionalista dominado por
hombres? Alicia Rodríguez ha manifestado
la necesidad de que se haga trabajo revolucionario entre las mujeres, sin
embargo, alega que “hasta que no se desmantele el colonialismo, asuntos tales
como los de la liberación femenina no podrán madurar” (cita de Rodríguez en
Susler p.20). Valentín coincide con
Rodríguez al afirmar que los hombres y las mujeres tienen que “forjar la lucha
conjuntamente y con un solo objetivo: la liberación nacional” (p.19-20).
¿La liberación nacional de Puerto Rico adelantará la
igualdad de condiciones para las mujeres? ¿Es posible descolonizar sin
despatriarcar?9 Para poder
acercarnos a despatriarcar, primero debemos de pensar al patriarcado no como
“una cuestión aparte sino [como] un eje de la construcción económica, cultural
y política de la sociedad…como una estructura susceptible de ser desmontada”
(Moreno sobre Galindo p.1). Dicho
desmontaje incluye la “desobediencia masiva de las mujeres a los mandatos
patriarcales, [a] una desobediencia que aunque se pretenda contener desde las
instituciones es profundamente anti-institucional” (Moreno p.1). Entonces,
continuemos aprendiendo sobre las vidas y las luchas de éstas y otras
revolucionarias, y desobedezcamos y conspiremos en contra de los mandatos
patriarcales y coloniales existentes.
Seamos muchas y muchos los sediciosos.
9 Esther
Moreno reseña el libro No se puede descolonizar
sin despatriarcalizar (2013) de la feminista boliviana María Galindo quien
sostiene que:
Es necesaria una visión compleja sobre el patriarcado:
este no es la discriminación de las mujeres, sino la construcción de las
jerarquías sociales, superpuestas unas sobre otras y fundadas en privilegios
masculinos sobre las formas de organización social. El Estado… no es la
expresión del bien común, sino que, como definió Lenin, es siempre la expresión
de relaciones de poder, de hegemonías históricas; en ese contexto el Estado es
estructuralmente patriarcal (p.1)
Referencias:
Capote, Salvador. “El presidio
político en Estados Unido – Valientes mujeres puertorriqueñas” . América Latina en movimiento (2013-10-2) http://alainet.org/active/67829&lang=pt
López Montañez, Wilfredo.
Dirigente de la Alianza de Líderes Comunitarios (Entrevista realizada el 16 de
abril del 2008).
Mergal, Margarita. “Puerto Rican Feminism at a
Crossroads: Challenges at the Turn of the
Century” (131-142). Colonial Dilemma: Critical Perspectives on
Contemporary Puerto Rico. Edwin
Meléndez y Edgardo Meléndez, editores. South End Press, Boston 1993
Mattos Cintrón, Wilfredo. “The Struggle for Independence: The Long March
to the Twenty-First Century”, Colonial Dilemma: Critical Perspectives on
Contemporary Puerto Rico. Edwin
Meléndez y Edgardo Meléndez, editores. South End Press, Boston 1993.
Moreno, Esther.
“No se puede descolonizar sin despatriarcalizar” http://www.rebelion.org/noticias/2014/1/179089.pdf
Quiles, Carlos. Memorias de
Josefina (Gaviota 2005).
Rodriguez, Glorimar. Juanita
Ojeda, ejemplo digno de la lucha y pasión por un ideal. Primer Coloquio sobre historias de mujeres.
Universidad de Puerto Rico en Utuado,
marzo 2012.
Rosario Rivera, Raquel. María
de las Mercedes Barbudo: Primera mujer independentista de Puerto Rico. 1773-1849. First Publishing
Group. San Juan PR 1997.
Rosario Rivera, Raquel. Mariana
Bracety: una patriota que no claudicó; En proceso de publicación. 2014.
Susler, Jan. Palomas voladoras
por cielos de libertad (Ofensiva 1992).
Zengotita, Rita. “Reflexiones sobre la mujer
puertorriqueña y su inserción en la lucha política revolucionaria”. AlterNativa http://www.alternativalne.org/articulos/mujerpuertorriquena.pdf
[1] Cita de Ida Luz “Lucy”
Rodríguez en Palomas voladoras por cielos de
libertad de Jan Susler (Ofensiva 1992). 2 En el siglo XIX
algunas de las mujeres que conspiraron a favor de la independencia de Puerto
Rico del yugo colonial español fueron
María de las Mercedes Barbudo, Lola Rodriguez de Tió y Mariana Bracety.
[2] Entre las mujeres que
conspiraron durante la primera mitad del siglo XX y que fueron declaradas
culpables por cargos de sedición están
Blanca Canales, Juanita Ojeda, Rosa Collazo, Lolita Lebrón, Ruth Mary
Reynolds (la nacionalista yanqui), Isabel Rosado, Isolina Rondón y Olga Viscal
Garriga.
[3] Otras prisioneras
políticas de otras descendencias que lucharon por la independencia de Puerto
Rico y cumplieron años en la cárcel por conspiración sediciosa son Silvia
Baraldini y Susan Rosenberg. Baraldini se negó a declarar ante el Gran Jurado
que investigaba las actividades de los independentistas, fue condenada a 43
años de prisión en 1982. En 1999 fue transferida
a su país natal, Italia, donde fue liberada en el 2006. Susan Rosenberg perteneció a muchos
movimientos radicales y fue militante activa del movimiento por la
independencia de Puerto Rico y del “May 19th Communist
Organization”. Rosenberg fue arrestada en 1984 y sentenciada a 58 años
de prisión. Cumplió 16. En el 2001 fue
liberada luego de que Bill Clinton le otorgara el perdón presidencial. (“El
presidio político en Estados Unido – Valientes mujeres puertorriqueñas” de
Salvador Capote http://alainet.org/active/67829&lang=pt).
[4] “Su convicción por
conspiración sediciosa incluye el oponerse, por medio de la fuerza y la
violencia, a la autoridad del gobierno de los Estados Unidos sobre Puerto Rico
y la alegada construcción y colocación de explosivos y artefactos incendiarios
en bancos, tiendas, oficinas y edificios del gobierno en 28 lugares en el área de
Chicago, Illinois, tanto como en un edificio corporativo de Nueva York” (Susler
p.15).
[5] En su ensayo titulado “The
Struggle for Independence: The Long March to the Twenty-First Century”,
Wilfredo Mattos Cintrón señala que a principios de la década de los 1970 se
experimentó un alto nivel de independentismo y socialismo en la Isla dado a la
influencia marxista-leninista que se manifestaba en otros países y que formaba
parte de otras revoluciones en el mundo.
Dice, “the range of
action and influence of the independentista movement as a whole was
dramatically enhanced and ideologically radicalized… a struggle ensued over the
proper strategy for
Puerto Rican independence… armed revolution or
elections? Military strength or massive
civil force?” (p.205).
[6] Un ejemplo de cómo las
prisioneras fueron torturadas es el caso de Alejandrina Torres. Luego de ser capturada en el 1983 y
sentenciada a 35 años de cárcel, Torres fue ubicada en una prisión para hombres
donde sufrió repetidos asaltos sexuales. Además sufrió durante dos años los
horrores del High Security Unit (HSU) en la cárcel federal de mujeres en
Lexinton, Kentucky. Eventualmente fue
trasladada a la prisión de mujeres en Danbury, Connecticut, donde fue liberada en
septiembre de 1999 por el presidente Bill Clinton. Según “El presidio político
en Estados
Unido – Valientes mujeres
puertorriqueñas” de Salvador Capote;
La HSU [de esta cárcel] fue
inaugurada en 1986 durante la administración de Ronald Reagan. Constaba de 16
celdas de aislamiento subterráneas donde las prisioneras perdían la noción del
tiempo, pues vivían bajo luces artificiales las 24 horas del día vigiladas por cámaras
que registraban absolutamente todas sus actividades. La propiedad personal
estaba prohibida. Con frecuencia se les sometía a un régimen de privación del
sueño... A menudo eran sometidas a humillaciones como el “chequeo de cavidades”
que se convertía en acoso sexual al ser realizado por hombres. (http://alainet.org/active/67829&lang=pt
).
[7] López Montañez compartió
estas mismas observaciones y experiencias durante una entrevista realizada en
abril del 2008 como parte de mi investigación doctoral sobre el rol de las
mujeres en las luchas ambientales en Puerto Rico.
Resucitando a las Hijas de la
Libertad
Yolanda Arroyo Pizarro
Propuesta creativa
(lectura+performance+reflexión) basada en el libro de cuentos de mi autoría y
titulado "Hijas de la libertad". Es un libro corto que incluye 3
cuentos dedicados enteramente a mujeres nacionalistas. Una de esas mujeres lo
fue Julia de Burgos y el cuento que se titula "La paciente Jota"
ficcionaliza lo que pudo haberle pasado a la poeta por su militancia pro
independencia. Se crea un entorno del "what if" que propone que ella
quizás fue torturada e irradiada como Albizu Campos. Otras mujeres resaltadas
en el libro: Juanita Mills, Blanca Canales, Dominga Becerril, Lola Rodriguez de
Tió. Otros eventos resaltados en el libro: la masacre de Ponce, el Grito de
Jayuya, la muerte de Albizu.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario