LA MUJER EN LA GUERRILLA URBANA POR LA LIBERACIÓN NACIONAL DE PUERTO RICO (1974-1985).
Francisco J.
Pesante González franciscopesante@yahoo.com
Instructor, National University College –
Online
Estudiante doctoral, Centro de Estudios
Avanzados de Puerto Rico y el Caribe
Al hablar de la lucha de liberación
nacional en el Puerto Rico contemporáneo, algunas de las figuras femeninas
emblemáticas que me saltan a la memoria por su participación en estas luchas
son Blanca Canales o Lolita Lebrón. Sin embargo, a partir de la década de los
setentas, la lucha por la liberación nacional de Puerto Rico por vías violentas
logró nuevas articulaciones. El surgimiento de organizaciones como el EPB-PRTP
Los Macheteros, la Organización de los Voluntarios de la Revolución y las
Fuerzas Armadas de Liberación Nacional (FALN) entran en escena, capturando con
sus operativos la atención de su pueblo en la isla y el continente, la atención
del mundo, así como los titulares de prensa.
No fue hasta los arrestos de miembros de
Los Macheteros y las FALN que conocimos de la participación de mujeres dentro
de las filas de estas organizaciones revolucionarias.
La siguiente ponencia
tiene el objetivo de: (1) presentar una breve trayectoria de los operativos de
Los Macheteros y las FALN en el contexto de la lucha armada por la liberación
nacional de Puerto Rico, (2) presentar las mujeres dentro de las filas de estas
organizaciones clandestinas que fueron arrestadas en los operativos llevados
por las autoridades entre 1980 y 1985, (3) exponer algunas de las posturas
planteadas por estas luchadoras revolucionarias en los tribunales del gobierno
federal de los EU y (4) reflexionar sobre el legado de la lucha de estas
mujeres en la lucha por la liberación nacional de Puerto Rico.
Trayectoria de los operativos de Los Macheteros y las FALN
Entre 1974 y 1985 las autoridades
estadounidenses adjudicaban a Los Macheteros y las FALN sobre 140 ataques
contra la vida y la propiedad.
El origen de las FALN se remonta a
mediados de la década de los setenta, siendo uno de sus primeros operativos
político-militares un ataque dinamitero a Wall Street. En el comunicado de
prensa en que se adjudicaron el ataque, declararon sus objetivos como ejército
clandestino puertorriqueño que operaba dentro de los Estados Unidos. Estos
eran: la lucha por la independencia y el socialismo para Puerto Rico, la
excarcelación de cinco nacionalistas envueltos en los ataques al Congreso de
los Estados Unidos y al Presidente Truman en la década de los cincuenta, así
como la excarcelación de todo preso político o de guerra puertorriqueño. A
través de sus acciones y las afirmaciones contenidas en los comunicados, las
FALN se insertaban en la corriente de los movimientos de liberación nacional en
el contexto internacional.(FALN 1982; The New York Times 11 de diciembre de
1980; START s.f.).).
Los operativos de las FALN duraron hasta
1983, cuando las autoridades estadounidense habían completado el arresto y
procesamiento judicial de aproximadamente una quincena de miembros de la
organización.
Por su parte el Ejército Popular
Boricua-Partido Revolucionario de los Trabajadores Puertorriqueños, Macheteros
(EPB-PRTP), fue fundado a mediados de 1976. Esta organización política clandestina
ideológicamente se denominaba como socialista independentista. Entre 1976 y
1985 la organización se había adjudicado varios operativos. Entre éstos, el
ataque armado de diciembre de 1979 a un autobús militar en Sabana Seca, que
resultó en la muerte de dos militares. En enero de 1981, llevaró a cabo la
destrucción de nueve aviones de la Guardia Nacional estacionados en la Base
Aérea Muñiz de Isla Verde. Este último, junto al robo de $7 millones a la
compañía Wells Fargo en Connecticut, fueron sus operativos más grandes
(Fernández, 1993). Según la base de datos de START estos contaban con 24
ataques hasta agosto de 1985. Fecha en que 11 de sus miembros fueron arrestados
por las autoridades estadounidenses.
¡Guerrilleras en pie de lucha! Perfil y posturas de las miembros de las
FALN y Los
Macheteros
Fue en abril de 1980 en Evanston, Chicago
cuando fueron arrestados 11 luchadores independentistas puertorriqueños en la
diáspora. El subterfugio de las autoridades policiales ante la prensa: un
vecino de la comunidad cercana de Northwestern se comunicó con la policía para
informar de 9 personas en actitud sospechosa se encontraban saliendo y entrando
de una furgoneta. Al realizar una inspección de la furgoneta, los oficiales
encontraron armas de fuego. Procediendo con los
arrestos de 9 personas entre las que se encontraban Marie
Haydée Beltrán Torres,
Dylcia Noemí Pagán, Ida Luz Rodríguez y Carmen Hilda Valentín. En un suceso
ocurrido el mismo día, las autoridades habían arrestado en una zona cercana a
otros 2 independentistas entre quien se encontraba Alicia Rodríguez. A quienes
las autoridades vincularon al robo de un vehículo de alquiler. Las
investigaciones preliminares entre la policía de Chicago y el FBI, llevaron a
las autoridades a establecer la relación de los arrestado con las FALN (Chicago
Tribune 5 de abril de 1980).
Otra ronda final de arrestos de miembros
de las FALN donde involucraba a una revolucionaria ocurrió en Chicago en junio
de 1983. En este se vieron involucrados 4 independentistas entre los que
figuraba Alejandrina Torres. Sobre este particular, las autoridades por medio
del Fiscal del caso informaron haber infiltrado la organización por un equipo
elite compuesto de agentes del FBI, del Illinois
Department of Law Enforcement y el Chicago
Police Department. Para este se valieron de grabaciones y afidávits donde
los agentes declararon el complot por los arrestados para realizar robos para
financiar sus operaciones y ataques mediante bombas a facilidades militares en
Chicago. Los arrestos se llevaron por medio de intervenciones de las autoridades
en sus lugares de trabajo o mientras transitaban, no mediando resistencia a los arrestos
(Chicago Tribune 30 de junio de 1983).
Las acusaciones contra el primer grupo de ocho miembros de
las FALN que incluían a
Dylcia Noemí Pagán, Ida
Luz Rodríguez y Carmen Hilda Valentín se realizó en julio de 1980, por medio de
un jurado federal. Los cargos: posesión de armas y conspiración (The New York
Times 20 de julio de 1980).
Una segundo grupo de acusaciones iba
dirigido contra otros dos miembros de las FALN, entre los que se encontraba
Alicia Rodríguez. Acusados de robo armado por el intento de robo de una
camioneta de la compañía Evanston Car Rental. (The New York Times 8 de julio de
1980)
El primer grupo de ocho miembros, entre
los que se encontraban Ida Luz Rodríguez, Dylcia Noemí Pagán y Carmen Valentín
fueron condenados a 8 años de prisión por posesión de una escopeta recortada y
llevar a cabo un robo armado. María Haydee Torres fue extraditada a New York
para ser procesada por el asesinado de una persona en el ataque al edificio
de Mobil Oil (The New York Times 27 de
agosto de 1980).
A fines de ese año, por medio del
mecanismo del gran jurado federal, las autoridades federales logran formular
acusaciones adicionales contra los 11 arrestados por los cargos de conspiración
sediciosa, robo, uso ilegal de armas de fuego y transportación interestatal de
vehículos robados. Para la fecha las
autoridades acusaban a las FALN de conspirar en la detonación de explosivos en
28 bancos, establecimientos comerciales y facilidades gubernamentales en la
zona de Chicago. Entre los acusados se encontraban Alicia Rodríguez, Carmen
Valentín, Dylcia Pagán e Ida Luz Rodríguez. María Haydée Beltrán Torres no fue
parte de esta acusación, encontrándose cumpliendo su sentencia de por vida por
su asociación con explosiones habidas en New York, en la que habían ocurrido
fatalidades (The New York
Times 11 de diciembre de 1980).
¿Quiénes eran estas mujeres en su día a
día? Lo que pude encontrar sobre esta independentistas revolucionarias proviene
mayormente de la prensa alternativa de la época (o sea la prensa de izquierda),
así como de boletines de las campañas de apoyo y reclamo de su excarcelación. A
continuación algunos datos.
Para la fecha de su arresto Alicia Rodríguez,
nacida en Chicago de padres boricuas, había sido estudiante de University of
Illinois en Chicago. (Delgado, s.f.).
Su hermana Ida Luz Rodríguez, quien se
había trasladado a sus dos años a Chicago junto a sus familiares, era egresada
de sicología y sociología de la Universidad de Northeastern Illinois. Al
momento de su arresto su hijo Damian quedó en la custodia de sus abuelos en
Chicago. Lucy se había destacado por su trabajo político en la Escuela Superior
Puertorriqueña Rafael Cancel Miranda, hoy conocida como la Escuela Superior Dr.
Pedro
Albizu Campos, y participó
en el trabajo del Comité Pro-Libertad de los 5 Nacionalistas. En 1976, junto a
Oscar López fue forzada al clandestinaje donde permaneció hasta los arrestos de
1980. (Delgado, s.f.)
Carmen Valentín, nacida en Arecibo, emigró
a los 9 años junto a su familia a la ciudad de Chicago. Egresada de
Northeastern Illinois University de estudios graduados en español, fue
activista en los reclamos de mejoras en los servicios y la educación de las comunidades
de grupos minoritarios. Trabajando como consejera en Tuley High School y madre
de Antonio, fue arrestada en el grupo de 1980 (Delgado, s.f.).
Dylcia Pagán, nacida en el Barrio de New
York, estudió cinematografía y sociología en Brooklyn College, donde se
incorporó a las luchas estudiantiles y fundo la Unión de Estudiantes
Puertorriqueños. Se desempeñó como maestra de estudios sociales en el sistema
educativo de la ciudad de New York, además de haber trabajado para las
principales cadenas televisiva y en la prensa escrita (Delgado, s.f.).
María Haydée Beltrán Torres, nacida en
Arecibo, emigró a Chicago a los 12 años. Desde sus años en Tuley Junior High
School, organizó un boicot demandando la destitución del principal por sus
actitudes racistas. Estudiante de la Universidad de Illinois, fue muy vocal en
su defensa de los derechos de los estudiantes latinos. Miembro fundador de la
Rafael Cancel Miranda Puerto Rican High School, estuvo participando también en
la campaña de excarcelación de los 5 nacionalistas. Forzada al clandestinaje en
1976 hasta la fecha de su arresto. (Delgado, s.f.)
Por su parte Alejandrina Torres, emigrando
de San Lorenzo a los 11 años con su familia a los EU, era madre de dos jóvenes
y desde temprana edad se involucró en las actividades de su comunidad y la
Primera Iglesia Congregacional de Chicago. (Claridad, 26 de septiembre de 1985;
Voces pro independencia, s.f.).
Amparadas en el hecho de que Puerto Rico
fue conquistado militarmente en 1898, plantearon que la lucha por la liberación
nacional podía tomar las armas como medio. Desde inicios del proceso judicial
las arrestadas se declararon prisioneros de guerra, exigiendo el trato
estipulado por los Protocolos de la Convención de Ginebra sobre prisioneros de
guerra y que se juzgaran ante un tribunal militar. Con esto buscaban que las
autoridades estadounidenses reconocieran el derecho de las colonias a luchar
con las armas por su independencia, en contra del país colonizador, como lo
establecía la Organización de
Naciones Unidas. (Maolain, 1985; Nieves,
s.f.).
Bajo dicho argumento plantearon que no
aceptarían la defensa legal en los tribunales imperiales por no reconocerles
legitimidad. Siendo la tribuna adecuada, algún foro internacional donde
pudieran ser juzgados por un jurados de comunes, tal como se establecía por el
derecho internacional. Lo contrario sería invalidar el carácter político de sus
acciones, como pretendían las autoridades. (Desde las rejas 28 de abril de
1980).
Ante la negativa de contar con asistencia
legal, las autoridades estadounidenses las procesaron judicialmente por los
cargos de conspiración sediciosa y por perseguir el derrocamiento del gobierno
de los Estados Unidos por la fuerza (Maolain, 1985; Nieves, s.f.).
En lo que respecta a los Macheteros, los
arrestos habidos en agosto de 1985 fue el resultado de las investigaciones de
las autoridades federales, luego de en 1984 Los
Macheteros se adjudicaran
el operativo para el robo en los depósitos de la Wells Fargo en Hartford
Connecticut de $7 millones. Para los arrestos las autoridades del gobierno
federal realizaron un gran operativo en Puerto Rico, los Estados Unidos y
México (US v.
Maldonado-Rivera, 1990).
Dos de las 13 personas arrestadas en
agosto de 1985 fueron Luz María Berrios Berríos e Ivonne Meléndez. Ivonne había
sido arrestada en Vega Baja. Por su parte, Lucy se encontraba con sus hijos en
México, donde agentes de la Interpol realizaron el arresto.
Para el primer proceso de vista de fianza, durante los
meses de septiembre y octubre de 1985 el gobierno presentó evidencia de los
riesgos de fuga y peligrosidad contra el grupo de acusados entre el que se
encontraba Ivonne Meléndez. Las pruebas de la fiscalía apuntaban a la
participación de los acusados en otros hechos delictivos (como el operativo de
enero de 1981 en que se explotaron 9 aviones de guerra de la Guardia Nacional
Aérea en Puerto Rico), prueba de peso para apuntar al riesgo de fuga de éstos,
por lo que el Tribunal de Distrito les denegó la liberación mediante pago de
fianza, hasta comenzar el proceso judicial (US v. MeléndezCarrión, 790 F.2d
984; López, 1986, pp. 8-10).
Por su parte, Luz Berríos
Berríos había sido extraditada de México a Miami donde un magistrado federal le
concedió el derecho a fianza; posteriormente, revocada por el juez T.
Emmet Clarie en Hartford. No fue hasta el 22 de
septiembre, que se reunió con Ivonne Meléndez Carrión en el Metropolitan
Correctional Center, en NY. Un día después, tuvo acceso por primera vez con el
abogado adscrito a la defensa (López, 1986, p. 8).
Al año de los arrestos, la revista Pensamiento Crítico
reseñaba que Ivonne Meléndez, Luz
Berríos y 7 compañeros independentistas más
permanecían presos (Farinacci, 1986, p.1).
Sobre el trasfondo de estas luchadoras pude
identificar que al momento de los arrestos que Luz Berrios, natural de Naranjito,
era egresada de la Universidad de Puerto Rico (UPR) de donde se habia graduado
como Terapista Ocupacional. Integrándose a la lucha independentista desde los
años estudiantiles. Al entrar al servicio público, fue miembro activo de la
Unión de Empleados del Fondo del Seguro del Estado. Madre de dos niños, se
desempeñó como terapista independiente y en imprenta (Claridad, 26 de septiembre
de 1985).
Ivonne Meléndez nacida en Vega Baja, se había graduado
de la UPR del programa de sociología. Obrera, militante del independentismo y
muy comprometida con las organizaciones y actividades culturales de su
municipio natal. Al momento de su arresto era madre de un hijo y 2 hijas
(Claridad 26 de septiembre de 1985; Claridad 31 de octubre de 1985).
Durante los años de detención ante el juicio Luz
Berríos quedó embarazada de su compañero, lo que hizo el proceso de
encarcelamiento uno más tortuoso. (Claridad 25 de enero de 1989).
En cuanto a los procesos judiciales Luz Berríos, cuya
alegación de culpabilidad redujo la sentencia máxima posible a 5 años, había cumplido 16 meses durante su detención
preventiva, lo que reducía su sentencia a 28 meses. En diciembre de 1991, Luz
llegaba de la cárcel federal de Lexington a Puerto Rico junto a sus tres hijos.
Luego del período de dos semanas en la Isla, tendría que volver a Hartford para
cumplir con las condiciones de su libertad bajo palabra y residir hasta cumplir
el término de la probatoria (Claridad 28 de diciembre 1990).
Ivonne Meléndez recibió una oferta de las autoridades
para cumplir tres años de cárcel y cinco en probatoria por un cargo, o en su
lugar cuatro años de cárcel que representaban 16 meses adicionales de cárcel.
La oferta fue rechazada por Meléndez, por lo que fiscalía decidió llevarla a
juicio. Sin embargo, luego de testimonios favorables en una audiencia, el juez
sentenció a tiempo servido por sus 16 meses de “detención preventiva” y servicio
comunitario. (Claridad 24 de abril de 1992, 17 de junio de 1992; Comité
Nacional Pro-Libertad Prisioneros Políticos y de Guerra Puertorriqueños 29 de
agosto de 1992; Paralitici 204, 397).
Un denominador común de estas
revolucionarias desde los primeros momentos, fue su reconocimiento de las redes
de apoyo tanto en EU como en Puerto Rico y exhortación a la continuación de los
esfuerzos de estas campañas de excarcelación para romper el cerco de
desinformación y los maltratos por las autoridades. Además de enfatizar su
estatus de prisioneras políticas (Claridad 7 de noviembre de 1985).
Otra
experiencia compartida por Luz e Ivonne fue que sus parejas Juan Segarra y
Angel Díaz,
respectivamente, también fueron detenidos y procesados por el caso de la Wells
Fargo. Lo que prácticamente dejaba a sus hijos fuera de la custodia de sus
padres. En el caso de Segarra enfrentaba las acusaciones más graves del grupo
de arrestados, mientras a Ángel
Díaz le fueron retirados los cargos
(Claridad 3 de septiembre de 1992.
Comentarios finales
Iniciativas como el Comité Unitario contra
la represión (CUCRE), donde se destacó Rita Zengotita y Ofensiva 92, donde la
abogada Jan Susler también tuvo una participación muy activa, fueron de suma
importancia. Como señalaran en un mensaje de Luz y Ivonne el romper el cerco
mediático de las autoridades y señalar los atropellos políticos y
violaciones a los derechos civiles y
humanos fue de suma importancia para atenuar la impunidad estatal en su
represión de los independentistas en los tribunales y las cárceles.
En el caso de las FALN Dylcia Pagán,
Alicia Rodríguez, Ida Luz Rodriguez, Carmen Valentín y Alejandrina Torres (además de otros 9
acusados), sus sentencias (que iban desde los 35 a los 90 años de prisión)
fueron conmutadas por el presidente Clinton (Department of
Justice 1999). Como respuesta a las
intensas campañas de excarcelación realizadas en Puerto
Rico y los EU por
iniciativas como Ofensiva ’92 dirigida por Luis Nieves Falcón. Y el eco que
encontró estos reclamos en distintos organismos regionales e internacionales.
Por su parte Haydée Beltrán Torres estuvo excluida de la conmutación ofrecida
por el presidente de EU por su vínculo con uno de los operativos donde hubo una
muerte. Siendo liberada en 2009 por la persistente presión de los grupos de
apoyo y la comunidad internacional. En reconocimiento del carácter político de
sus acciones contra el estado.
Propongo que rescatemos la memoria de la
ordalía que pasaron estas 9 heroínas revolucionarias. Que dieron concreción a
los ideales por un mundo mejor. Que aun cuando no llegó este mundo mejor, si
nos permitió adelantos en la participación y los derecho a las mujeres y en la
promoción de la igualdad de género. Que a pesar de los estancamientos en el
desarrollo político, hemos logrado consolidar nuestra identidad nacional tanto
en la isla como en la diáspora. Estrechado y reforzados los vínculos entre isleños
y diáspora como nunca antes. Rescatar la memoria de estas 9 luchadoras que con
sus palabras y testimonios enriquecerán grandemente la historiografía sobre las
luchas de la mujer puertorriqueña. Y mostraran que los caminos a los cambios de
nuestra sociedad, si queremos que sean cambios sustanciales, siempre serán
escabrosos.
Tema: Las
Mujeres Puertorriqueñas en el Movimiento Sindical en Puerto Rico: desde
Luisa Capetillo hasta la actualidad
Yoleana M. Jordán Silva Coraly
León Morales
Nilda E. Nieves Mercado
La desigualdad de género se refleja de manera transversal
en todas las instituciones
sociales.
Podemos estudiar la organización social, la cultura, la política, la economía y
si miramos desde una perspectiva feminista, podremos identificar instancias de
opresión, de discrimen, de marginación, de exclusión e invisibilización de las
mujeres. La desigualdad de género muchas veces se reproduce al interior de
movimientos sociales que luchan por mayores derechos y reivindicaciones. Este
fenómeno ha sido estudiado en diversos países de América Latina, pero muy poco
estudiado en Puerto Rico.
Para
nosotras, como estudiantes de la Escuela Graduada de Trabajo Social Beatriz
Lassalle, nos parece importante darle una mirada a la situación de las mujeres
desde nuestra profesión y a su vez rescatar y visibilizar las luchas y la
participación de estas. Nuestra inquietud como mujeres y profesionales surge
debido a que, a pesar de que las mujeres han participado en el movimiento
sindical en Puerto Rico, éstas han sido invisibilizadas y caídas en el olvido.
A su vez, nos interesa explorar qué factores influyen en la participación y el
desarrollo de liderazgo de mujeres en el ámbito sindical en la actualidad.
Actualmente, nos encontramos realizando una investigación
con el objetivo de explorar y
analizar la
valoración que se le da a las mujeres en posiciones de poder desde la
perspectiva de hombres y mujeres en la matrícula de las estructuras sindicales
y desde la perspectiva de mujeres que han asumido posiciones de liderato.
Partiendo de este interés particular, para efectos de esta ponencia nos
enfocaremos en hablar de algunas mujeres pioneras en el movimiento sindical en
Puerto Rico, sus aportaciones, el rol de las mujeres dentro del sindicalismo en
la actualidad y los retos que enfrentan. Tendremos cómo base el marco
conceptual de la Teoría Feminista y el
Construccionismo Social.
La
nueva agenda para el desarrollo sostenible (ONU Mujeres, 2015) enfatiza en la
necesidad de revertir la desigualdad en las relaciones de poder entre mujeres y
hombres y de abordar las barreras estructurales que impiden el progreso. Propone
garantizar la participación efectiva de las mujeres y su igualdad de
oportunidades de liderazgo en todos los ámbitos de toma de decisiones
políticas, económicas y públicas. Por lo tanto, visibilizar a las mujeres, a
las pioneras y a las que trabajan y se desempeñan hoy en estos espacios,
manejados mayoritariamente por hombres, se vuelve tarea fundamental, no solo
para rescatar a estas del olvido, sino también para presentar que es posible
construir un movimiento sindical que no sea excluyente para las mujeres.
Las Mujeres en el Movimiento Sindical
A
finales del siglo XIX y a principios del pasado siglo XX, comenzaron a
organizarse los primeros gremios y asociaciones de trabajadores en Puerto Rico.
A la llegada de los estadounidenses a la Isla, comenzaron a implantarse nuevas
leyes relacionadas con los derechos de los trabajadores. En 1898 se fundó la
Federación Regional de Trabajadores, un sindicato laboral puertorriqueño. Esta
organización contaba una agenda de trabajo en la que se destacaban las demandas
anexionistas que aseguraban ocho horas de trabajo y la supresión del trabajo de
la mujer durante el periodo del embarazo, el salario mínimo y un sistema de
educación similar al de EE.UU. (Silen, 1978).
La
Federación Libre de Trabajadores (FLT), un nuevo sindicato formado en el 1899
por Santiago Iglesias Pantín a raíz del rompimiento de la Federación Regional
de Trabajadores, lideró las huelgas cañeras, así como las del tabaco y la de
los muelles. Además de estar ligados con las grandes uniones estadounidenses,
el movimiento obrero estuvo vinculado a la política partidista desde principios
del siglo XIX. La ideología de la Federación Libre de Trabajadores y el Partido
Socialista era una mezcla de los conceptos vertidos por Carlos Marx y Miguel Bakunin
en torno al movimiento obrero. La Federación convoca a las mujeres a
organizarse a través de la isla con el fin de unificar fuerza.
En
1972 surge Mujer Intégrate Ahora (MIA). El propósito de esta organización era
ayudar a las mujeres a ser dueñas de sí mismas, capaces de tomar decisiones y
dirigir sus vidas e integrarse con plenos derechos a los procesos de cambio en
la sociedad. La misma se destacó por la concientización y organización de
diferentes sectores de la sociedad.
La
Federación de Mujeres Puertorriqueñas (FMP) tiene sus comienzos en 1975.
Aspiraba a no solo luchar por los derechos de las mujeres y su emancipación,
sino a su organización masiva. La misma existió por dos años y pretendió
agrupar a mujeres sindicalistas, periodistas, amas de casa, religiosas,
estudiantes y militantes de diversas organizaciones políticas (Torres,
2003). Algunas de
las mujeres líderes de la FMP lo fueron: Norma Valle, Flavia Rivera,
Evelyn
Narváez Ochoa, Eileen Ochart, Wilma Valle,
Rosi Mari Pesquera, Carmen Sampson, Jeannette Blasini, Olga Orraca, Maggie
Marchand.
Tres Grandes Mujeres que Abrieron Camino
Luisa
Capetillo (1879-1922) fue una anarquista puertorriqueña, pionera en promover el
feminismo y el sindicalismo en Puerto Rico. En el transcurso de su vida se
distinguió como intelectual, escritora y líder obrera. La misma formó parte de la Federación de
Torcedores de
Tabaco, unión
afiliada a la Federación Libre de Trabajadores de Puerto Rico. Viajó por toda
la Isla (re)organizando a los trabajadores del tabaco y la caña en la lucha por
mejores condiciones laborales. Luisa Capetillo promovió el ideal anarquista y
el feminismo a través de sus escritos. El amor libre es un tema recurrente en
sus textos, al igual que la igualdad de derechos para las mujeres, mejoras
salariales para los obreros y la lucha de clases en favor del socialismo
libertario. Distintos autores describen a Luisa Capetillo como la mujer leyenda
de nuestras luchas obreras. Planteamientos hechos por Luisa Capetillo la
señalan como precursora del movimiento de liberación de las mujeres, mucho
antes que emergiera el movimiento de las sufragista y el ser feminista se
hubiera convertido en algo respetable (Silen, 1978).
Juana
Colón, nació el 27 de marzo de 1886. Se destacó como líder feminista. Juana,
fue una mujer negra que representó a las mujeres obreras y abogó por el
sufragio femenino. Creció junto a su familia como agregada en una hacienda
cafetalera en el barrio Río Hondo en Comerío. Su familia era esclava, marginada
por la pobreza de la época. Como oradora socialista defendió los derechos de la
clase trabajadora en Comerío. Al ser una mujer negra de descendencia esclava
vivió en carne propio el discrimen que existía en Puerto Rico en el siglo XIX.
Su vida es un ejemplo vivo de cómo se intersecan distintas opresiones, la
pobreza, el racismo y la desigualdad de género.
Según
una investigación realizada por Medina Báez (2013) el discurso de Juana Colón y
sus ejecutorias por la lucha fueron más allá de las tabacaleras. Su figura
llegó a representar el sector más amplio de trabajadoras del despalillado de
Comerío. Sobre la misma se habla que no existe suficiente evidencia escrita
sobre sus discursos. Lo recopilado de Juana Colón lo tenemos en gran medida
gracias a la historia oral.
Genara Pagán de Arce,
nace en Puerta de Tierra, San Juan, a finales del siglo XIX. Cursó estudios
formales solo hasta el quinto grado y comenzó a trabajar como despalilladora en
la industria de tabaco. Al igual que otras mujeres trabajadoras de la época se
enfrentó a salarios bajos y condiciones opresivas de trabajo. Le dio suma
importancia a la organización sindical y la militancia para poder lograr
cambios sociales. Pagán surgió como líder de un grupo de trabajo durante la
huelga de mujeres de 1914.
Las Mujeres Trabajadoras y la Situación Actual
El
desarrollo del Estado Benefactor trajo consigo contradicciones inherentes que
han permitido que en distintos momentos sociales, dependiendo del balance de la
fuerza política de los sectores en lucha, se han podido obtener derechos
laborales que el Estado no garantizaba anteriormente. Pero la situación inversa
también es cierta. Puerto Rico lleva sumido en una crisis económica por más de
10 años. El gobierno ha utilizado la crisis para desmantelar los derechos
laborales que se habían conseguido gracias a la lucha de trabajadoras y
trabajadores. El ataque neoliberal ha tomado fuerza en un momento histórico
donde el movimiento sindical lleva acumulando difíciles pérdidas que han
limitado su respuestas ante dichas políticas.
Puerto Rico es una
colonia de Estados Unidos (EEUU) y por ende las políticas sociales y la
economía están regidas por la condición colonial y por el sistema capitalista
norteamericano (Hernández, 2001). En gran medida nuestras políticas públicas son importaciones
de las políticas públicas norteamericanas. La federalización de nuestras
políticas públicas fue más evidente desde la década de los ochenta al presente.
Esto, para que el Estado tuviera mayor acceso a dinero norteamericano. Esto
tiene un efecto en cómo está reconfigurado el Estado Benefactor en Puerto Rico
y cómo a su vez, debido a la relación colonial, éste se ha ido desmantelando
aceleradamente en los últimos años. Esto debido al desmantelamiento del mismo
en Estados Unidos por medio de políticas neoliberales que pretenden achicar el
gobierno y privatizar servicios sociales. El efecto de estas políticas
neoliberales no se ha hecho esperar en
Puerto Rico.
Vemos, por ejemplo, la mal llamada “flexibilización laboral”, que no es otra
cosa que la precarización de la clase trabajadora. Esto ha implicado la pérdida
de derechos laborales y la privatización de los servicios sociales, siendo uno
de los ejemplos más fundamentales el de la salud.
Ejemplos
de la precarización que son lo que ha ocurrido con los sistemas de retiro de
empleados y empleadas del sector público, el ataque contra el sistema de retiro
del magisterio, el Informe Kreuger y el Plan de Crecimiento Económico y Fiscal
de Puerto Rico (2015). Este último plantea, por ejemplo, la eliminación de la
aplicación del salario mínimo federal para personas de 25 años o menos en
Puerto Rico. Además representa un ataque contra los derechos de maternidad de
las trabajadoras y establece la eliminación del máximo de horas trabajadas de
manera diaria, factor que implica la pérdida de la garantía de horas de
descanso. Esto representa la pérdida o reducción de derechos laborales que se
ganaron a través de la lucha del movimiento sindical. Este ataque representa un
reto para el movimiento sindical puertorriqueño. Estas son áreas a trabajar y que -de no ser
frenadas- tendrán un impacto inmenso en la calidad de vida de la clase
trabajadora, en especial de las mujeres trabajadoras del sector público.
Es
en este contexto que se enmarca nuestro trabajo, en especial, debido a que gran
parte del desmantelamiento de los derechos laborales está teniendo un peso
mayor en las mujeres trabajadoras. El discrimen contra las mujeres se da de
manera transversal; traspasa todas las estructuras sociales. El patriarcado
atraviesa el capitalismo y el coloniaje. Es por esto que la política pública
desarrollada no reconoce e invisibiliza el ataque enorme que representa para
las mujeres.
Según un estudio realizado por el Departamento del Trabajo
y Recursos Humanos de
Puerto Rico,
para el año 2014 el empleo asalariado no ajustado de Puerto Rico se estimó en
983,000 personas, de las cuales el 10% (98,000) indicaron pertenecer a alguna
organización obrera. Los datos estadísticos muestran un aumento en la tasa de
participación laboral de la mujer de 35 por ciento. La composición por género
de los trabajadores organizados fue de 56,000 hombres y 42,000 mujeres. Se desprende del estudio que en octubre de
2014 el sector de gobierno estatal tenía el 73.8% de los trabajadores unionados
en Puerto Rico, mientras el sector privado registró el 21.4% (Negociado de
Estadísticas del Trabajo, 2015). Las mujeres, que tradicionalmente se dedicaban
a las tareas domésticas y manejo del hogar, han hecho incursión en sectores de
la economía que anteriormente estaban desprovistos de su participación. En la
práctica han asumido una doble jornada laboral; dentro y fuera de la casa. El
trabajo sindical podría considerarse una jornada laboral adicional para las
mujeres que participan del mismo.
Según De Jesús (2015), en su artículo Mujeres tendrán impacto especial por Plan de
Crecimiento
Económico y Fiscal de Puerto Rico:
Las mujeres están
en desventaja económica en la sociedad puertorriqueña. Representan el 53% de la
sociedad puertorriqueña; el nivel educativo promedio de las mujeres es mayor
que el de los hombres, sin embargo, la tasa de participación laboral es menor a
la de los hombres (32.1%) y tienen un salario promedio menor al de los hombres
en empleos comparables. De cada 10 mujeres empleadas 4 son jefas de familia y,
por tanto, son las que asumen toda la carga económica familiar. Los sectores
principales del empleo femenino son los servicios como salud y educación, la
administración pública y el comercio, este último caracterizándose por el
trabajo parcial. Los datos del
Departamento del Trabajo indican que en el último año ha
habido un descenso mayor en el empleo femenino que en el masculino, tanto en el
gobierno como en la manufactura, siendo también mayor la reducción en el empleo
de mujeres con estudios de bachillerato que entre los hombres.
En nuestra realidad
laboral puertorriqueña, el sector de servicios representa ahora la primera
fuente de empleo para las mujeres (162,000)); le sigue administración pública
con 112,000 empleos y el comercio, empleando a 103,000 trabajadoras (Negociado
de Estadísticas del Trabajo, 2013).
Uno
de los retos que las mujeres se enfrenten en la actualidad es la continuación
de la división sexual del trabajo. Esto tiene gran impacto en el tipo de
trabajo al que tienen acceso las mujeres y su remuneración. Acevedo define la
división sexual del trabajo indicando que ésta:
... expresa la dimensión social e ideológica
de la organización de la producción y el proceso de trabajo en la industria. El
carácter secundario o subordinado que se le atribuye al trabajo de la mujer
responde en gran medida a la ideología de la domesticidad que se le asigna a la
mujer primordialmente tareas reproductivas asociadas a la unidad doméstica. En
el mercado de trabajo esta posición subordinada se encuentra a través de la
construcción de un orden jerárquico en el que se le asigna a la mujer tareas de
menor prestigio y salario que los hombres. Esto puede evidenciarse mediante el
análisis de la segregación de ocupaciones, las diferencias en la jornada de
trabajo y la desigualdad salarial entre mujeres y hombres en trabajos
equivalentes (1993; p. 179).
En
Puerto Rico una de las formas de evidenciar la división sexual del trabajo se
da al analizar las profesiones donde se encuentran trabajando mayoritariamente
mujeres y la desigualdad que persiste en la paga de salarios. El magisterio, el
trabajo social, la enfermería y los empleos de servicios son sectores donde las
personas que trabajan son mayoritariamente mujeres. En el caso del trabajo
social, si analizamos por ejemplo el surgimiento de las trabajadoras sociales
pioneras; Vélez Herrera citada en Burgos nos menciona un ejemplo concreto de la
conducta esperada de las mujeres que serían entrenadas como trabajadoras
sociales: “buena salud, personalidad agradable, adaptabilidad, simpatía,
entusiasmo, iniciativa, deseo de servir, habilidad para establecer relaciones y
organizar y dirigir grupos” (2001; p.28).
Como bien ejemplifica la cita anterior, se
asocian unas características específicas a las mujeres. Estas características
se utilizan para asignar socialmente roles a éstas. Estos roles son perpetuados
y se convierten en una camisa de fuerza. En el caso del magisterio ocurre algo
similar. Como indica Martínez:
“Las mujeres
entran a los escenarios escolares con unos roles sociales que tradicionalmente
han desempeñado en otros, como en la familia. Particularmente, la escuela
primaria se visualiza como una extensión del hogar y de la crianza de los(as)
hijos(as). La construcción de la feminización, a partir de estos roles
sociales, entrelaza lo personal y lo
social en una identidad femenina en torno al magisterio (2003).”
Muchos de estos elementos prevalecen al día de hoy. Por eso,
profesiones como el
Trabajo Social y el Magisterio siguen
teniendo cara de mujer. Según Tendencias PR, “En las áreas de salud, educación
y servicios sociales, el número de mujeres empleadas es más del doble que el de
hombres” (2006; p. 2). Aunque hay una inserción de mujeres a profesiones no
tradicionales, para éstas sigue habiendo
resistencia social y laboral a las mismas. En pleno 2015 todavía tenemos profesiones en
las que mujeres no son consideradas para poder trabajarlas debido a la división
sexual del trabajo.
Esta
situación social nos invita a analizar los discursos que predominan en la
actualidad, minimizando la reproducción automática de esquemas inefectivos que
han sido internalizados. Nuestras acciones deben responder a los retos que nos
presenta una situación social, económica y política compleja para nuestro país.
Han sido diversas las luchas por lograr lo que tenemos hoy, pero aún queda
mucho por alcanzar. Es necesario el desarrollo de una sociedad en la que
prevalezca la equidad, la justicia y el respeto de los derechos humanos.
Referencias
Acevedo, L.
(1993). Género, trabajo asalariado y desarrollo industrial en puerto rico: la
división sexual del trabajo en la manufactura. In M. Baerga (Ed.), Género y trabajo: la industria de
la aguja en Puerto Rico y el Caribe (p. 179). Río Piedras: Editorial
Universidad de
Puerto
Rico.
Burgos Ortiz, Nilsa (2001). Pioneras de la Profesión de Trabajo Social
en Puerto Rico. Hato Rey, P.R.: Publicaciones Puertorriqueñas.
De Jesús, Elsie (2015). Mujeres tendrán impacto especial por Plan de Ajuste Fiscal. Abre Paso.
Recuperado de http://abrepaso.com/mujeres-tendran-impacto-especial-por-plan-de ajuste-fiscal/
Martínez, María S, (2003) La feminización del magisterio. Género, Sociedad y Cultura.
Publicaciones
Gaviota. Rio Piedras, Puerto Rico.
Medina Báez, Bianca M. (2013) Juana Colón y la lucha de la mujer obrera. Ediciones
Huracán,Inc.
Negociado de Estadísticas del Trabajo (2013). Participación
de la mujer en la fuerza laboral.
Departamento
del Trabajo y Recursos Humanos del Estado Libre Asociado de Puerto Rico.
ONU Mujeres (2015). Agenda 2030
para el desarrollo sostenible. Recuperado de http://www.unwomen.org/es/what-we-do/post-2015
Silen Juan Ángel (1978). Apuntes: Para la Historia del Movimiento
Obrero Puertorriqueño.
Río
Piedras, P.R.: Editorial Cultural, Inc.
Tendenciaspr.com (2006) Mujeres trabajando, Universidad de
Puerto Rico.
Antonio
Ramos Vega
Universidad
de Puerto Rico
Recinto
de Rio Piedras
“I obeyed my conscience rather
than the law” Ana Belén Montes y Marta Rita Velázquez, las espías boricuas
Durante la mañana del 11 de
septiembre de 2001 la nación estadounidense y el resto del mundo se paralizaron
ante un evento sin precedente en la historia moderna de ese país. El ataque a las torres gemelas del World Trade
Center por supuestos extremistas islámicos, detuvo al mundo en un shock
inesperado. El evento suscitó una
reacción a nivel social como político al verse lacerado la confianza ciudadana
de vivir en una nación segura. La
reacción no era de esperarse y en todo su esplendor militar, el gobierno de
George W. Bush inicia los planes para el contra ataque. Pero en el Pentágono, las cosas no andaban
bien. El 21 de septiembre de 2001 el FBI
arrestó a Ana Belén Montes en su oficina en Bolling Air Force Base in
Washington DC. Ana había estado bajo
vigilancia por el FBI desde el mes de mayo y aunque no tenían un caso sólido
para prevalecer en los tribunales, el gobierno decidió arrestarla antes que Ana
pudiera tener acceso a los planes de invasión en Afganistán.
Ana trabajaba para el “Defense Intelligence Agency” (DIA)
en el Pentágono como “senior analyst” sobre asuntos relacionados con Cuba desde
el 1992. Según se desprende de los
documentos judiciales, el cargo contra Ana era por conspirar para cometer espionaje
a favor del gobierno cubano. Por un
lado, la analista representaba un elemento de gran valor para Cuba por lo que
la prensa la nombró como la Reina de Cuba[1]
al poseer acceso a información clasificada como “Top Secret”. Por otro lado, era un gran activo para el
Gobierno de Estados Unidos por ser diestra en español e inglés, era hija de un
respetado médico militar y de un impresionante resumé. Por otro lado, el valor de Ana residía
también en la posibilidad de influenciar directamente la conceptualización de
política exterior hacia el país vecino.[2]
Ana se convirtió en una
transgresora de Estado al violar las leyes que controlaban el flujo de
información del gobierno. Estas leyes
existen en virtud de la Orden Ejecutiva 12,958, 60 Federal Regulation 19,825
(1995) porque la divulgación de cierta información del gobierno estadounidense
representa precisamente un problema de seguridad nacional. Ana no solo violó las regulaciones de la ley
que el “United States Code” establecido en su Título
18 sección 794(c) sobre la conspiración
para cometer espionaje contra el gobierno de los Estados Unidos, sino que su
transgresión se amplía al burlar las gestiones de seguridad que el Estado toma
antes de permitir el acceso a información confidencial. Sobre todo, luego de haber firmado un
juramento de lealtad y de haber sido informada de las consecuencias que
sufriría en caso de violar tales regulaciones.
Para alcanzar este puesto, Ana logró burlar las pruebas del polígrafo
que eran necesarias antes de proveer a cualquier ciudadano o empleado civil o militar,
el acceso a la información clasificada.[3]
Ana contaba con un resumé
intachable y grandes logros académicos y profesionales que le favorecieron a la
hora de obtener su puesto en la agencia federal. Ana tenía 44 años de edad al momento de su
arresto. Nació en Nuremburg Alemania y
de padres
puertorriqueños, su padre estuvo destacado
como médico militar en dicho país en 1957. Para 1979, Ana obtiene el grado de
Bachillerato de la Universidad de Virginia y entre el 19821984 fue estudiante a
tiempo parcial donde obtuvo el grado de Maestría en “Advance International
Studies” de la Universidad de John Hopkins. Para 1985 fue reclutada para
trabajar en el Pentágono en la (DIA) hasta el 2001. Luego de siete años, en 1992, obtuvo la
posición de Analista en asuntos cubanos para Estados Unidos de América. El trabajo de Ana culminó con su arresto en
el 2001 de forma apresurada.[4]
En opinión de Michael Sullick, la investigación contra Ana
no había sido suficiente y no se tenía toda la prueba para lograr una convicción
en un tribunal. No obstante, la espía
estaba a punto de conocer los planes de invasión a Afganistán por lo que el FBI
no se arriesgó a que fueran difundidos a agentes de inteligencia extranjeros.[5] Para marzo de 2002, Ana se declaró culpable y
se libró de la pena de muerte al alcanzar un acuerdo de cooperación con la
fiscalía. El acuerdo sería a cambio de
la información que ella proveyera con relación a las actividades de espionaje a
favor de Cuba por lo que la sentencia se redujo a 25 años de prisión sin
posibilidad de probatoria. Según el
sitio de internet Cafefuerte.com en un reportaje de Miguel Fernández Díaz, la
salida de prisión de Ana está pautada para el 1 de julio de 2023, poco antes de
los 25 años por acuerdos, atenuantes y buena conducta. Sin embargo, parte del proceso del acuerdo
que suscribiera Ana con la fiscalía, le restan cinco años más de libertad
supervisada.[6]
A raíz de la convicción de Ana y
su cooperación, surge otro importante sujeto parte de esta investigación. Marta Rita Velázquez fue señalada por Ana
como la persona que la puso en contacto
con el servicio de inteligencia cubano, quien la reclutó y entrenó para servir
de espía y la persona que la ayudaría a obtener una posición en el gobierno
federal que le permitiría acceso a información clasificada. Según Sullick, el perfil profesional de Ana
era inmaculado y no levantaba sospecha alguna de ser capaz de espiar en contra
de Estados Unidos.[7] Al parecer, Marta se dio cuenta de esta
ventaja. Por otro lado, la condición de
ser mujeres en una sociedad sexista, les permitió tanto a Ana como a Marta
acceder sin muchos obstáculos a esta empresa.
Su condición le permitió pasar desapercibida porque los preceptos
sociales de género están inclinados a imaginar un sujeto femenino que no participa en estas actividades criminales.[8] Mucho menos ser espías.
Marta Rita Velázquez es
puertorriqueña de nacimiento y oriunda de Ponce. Aunque su adolescencia la pasó
en la zona metropolitana en la ciudad de San Juan donde estudió su escuela superior. La información personal que se obtiene en el
pliego acusatorio radicado el 3 de marzo de 2003 en la Corte de Distrito
Federal de Washington DC, afirma que Marta se gradúa de Bachillerato en
Ciencias Políticas de la Universidad de Princeton en 1979, prosigue estudios en
leyes en la Universidad de Georgetown donde completa el grado en 1982 y entre
el 1982 y 1984 obtiene el grado de “Advance Intenational Studies” de la
Universidad de John Hopkins.
Desde 1982, Marta fue empleada
por agencias del Gobierno Federal en funciones legales hasta obtener el grado
de Estudios Internacionales donde comienza a trabajar para el
Departamento de Estado. Desde el 1990 al 1994 fue asesora legal para
el Departamento de Estado, Oficina de Desarrollo Internacional y se destacó en
Managua, Nicaragua. Entre 1994 al 1998
trabajó en Washington DC y luego de este período estuvo bajo una licencia sin
sueldo hasta el 2000 donde convivió con su esposo en Suecia. Luego de esta ausencia, regresó a trabajar
hasta el 2002 en Guatemala hasta su renuncia.
Permaneció un tiempo más en
Guatemala hasta que decide
mudarse a Suecia en el 2003.[9]
Con esta mudanza Marta logra
salvarse de la reclusión en cárceles de Estados Unidos. Marta está casada con un sueco, ministro de
relaciones exteriores de Suecia, por lo que comparte la ciudadanía de ese
país. Por otro lado, el Gobierno sueco
ha resuelto no extraditar a Marta aunque existe un acuerdo de extradición entre
ambos países. Sin embargo, según Jim
Popkin publicara en el Washington Post el 25 de abril de 2013, el acuerdo de
extradiciones suscrito entre Estados Unidos y Suecia no incluye crímenes políticos,
entre ellos el espionaje.[10]
Mientras Marta permanezca en jurisdicción sueca, estará libre de enfrentar
cargo en Estados Unidos como lo hace Ana
al hoy día.”
En ambos casos la prensa se desbordó grandemente en Estados
Unidos y en Puerto Rico. En el caso de
Ana, la prensa de Estados Unidos cubrió grandemente el proceso judicial sin
embargo, la historia de Ana queda en la sombra de los ataques a las Torres
Gemelas del 11 de septiembre de 2001 y la invasión a Afganistán el 8 de octubre
dl mismo año. No obstante, la prensa
local y la estadounidense retoman la historia de Ana para incluir a Marta el 25
de abril de 2013 cuando sale a la luz pública la acusación de Marta. Para esta fecha la corte decide remover el
sello que mantenía los documentos ocultos para el público. Es en este momento donde afloran reportajes
en el periódico El Nuevo Día de Puerto Rico
ante la noticia del caso de espionaje de una puertorriqueña, sobre todo, hija
de un prominente abogado y profesor universitario de la Universidad de Puerto
Rico, Recinto de Río Piedras, el Lcdo. Miguel Velázquez. Sin embargo, el pliego acusatorio de Marta
fue radicado poco más de 10 años antes de su disposición pública. No obstante, la realidad mediática y su exposición
una década después en la prensa del caso de Marta pone en evidencia la historia
de ambas espías. Cuando se publica el
pliego acusatorio de Marta en la prensa, es cuando los reporteros pueden
completar la historia.[11]
La mayor parte de la información
que obtuve para la construcción y representación de los perfiles de Ana y Marta
son producto de los documentos judiciales disponibles en la Corte de Distrito
de Washington DC. Sin embargo, la prensa
local presentó un reportaje por el periodista del El Nuevo Día, José A. Delgado el 6 de mayo de 2013 donde ofrece
mayores detalles de Marta. En este caso
vale resaltar que la investigación que hace Delgado para el periódico establece
un perfil más a tono con lo que voy a plantear más adelante. Según Delgado, Marta se radicalizó en
Princeton según le contara el Lcdo. Charles Hey Maestre quien compartió con
ella durante sus estudios en esa Universidad cuando ayudó a organizar el
festival cultural de Princeton y donde dirigió un discurso sobre la
independencia y el socialismo para solucionar los problemas del Puerto Rico.[12]
No debemos perder de perspectiva
que la relación entre Ana y Marta se produce durante la década de los 1980
donde en Estados Unidos el Presidente Ronald Reagan comienza su incumbencia con
la intención de recrudecer las actividades de la Guerra Fría contra el Tercer
Mundo.
Partía de la premisa de que existía un avance de la Unión Soviética y el
comunismo. Ambas espías estudiaron temas
similares en sus carreras donde sobre todo, predomina el interés por América
Latina. En 1979, la revolución en
Nicaragua vence la dictadura de los Somoza y se instala un gobierno de
izquierda avalado por el vencedor, el Frente Sandinista de Liberación Nacional
(FSLN). Este fue el año que Ana y Marta
se graduaban de Bachillerato. Reagan
entra a la presidencia con una nueva visión sobre Nicaragua que deja atrás la
postura moderada de Jimmy Carter. La
estrategia fue un bloqueo comercial y una amalgama de intervenciones militares
por los Contras y por soldados
estadounidenses o contratados como mercenarios que puso en jaque económicamente
a Nicaragua. Con esto, las relaciones
entre Nicaragua y el Primer Mundo eran hostiles. Según Peter Kornbluh, “The
political uproar marked a turning point in the willingness of Congress to look
the other way while the Reagan Administration violated international codes of
conducts in pursuit of the goal of overthrowing the Sandinistas.”[13]
Sin embargo, las posturas
personales de Ana y Marta con respecto a Nicaragua se deducen de dos fuentes
que afirman la intensión de ambas de colaborar con el problema. Se desprende el pliego acusatorio de Marta
que en 1984, ella le hace el primer acercamiento a Ana para envolverla con sus
contactos para asistir a Nicaragua, lo cual Ana había expresado su intención de
colaborar, según lo reportara José A. Delgado en el Nuevo Día. Para este momento, Marta se encontraba en
entrenamiento y comunicaciones con los cuerpos de inteligencia cubanos sin
embargo no podemos decir lo mismo de Ana.
Es evidente que la conciencia de Ana sobre los abusos políticos que
realizaba Estados Unidos con los países de América Latina, representaban un
frente de lucha que ella entendía debía defender. No obstante, las limitaciones de los
documentos no nos permiten abundar más sobre lo que entendemos clave en esta
relación de Marta y Ana. Ambas eran
fichas claves en Cuba, no solo por ser espías sino por el interés de Cuba en la
Nicaragua Sandinista.
Se deduce que las dos imputadas
transgredieron en una gama amplia de actividades que ejecutaron durante su
empresa ilegal. Sin embargo, estas no
fueron las únicas transgresoras. En
ocasiones los ciudadanos nos percatamos de las injusticas que los Estados
cometen con diferentes propósitos y salimos en defensa de lo justo. Aunque este término no se ha mencionado en
estos casos, la desobediencia civil es uno de los mecanismos más efectivos de
lucha en contra de un poder que supera en fuerzas a cualquier ciudadano. Ana y Marta estaban conscientes de las
consecuencias de su empresa sin embargo, Ana pudo expresar su posición ante el
juez. No sabemos si Marta hará lo mismo
en algún momento. Cuando existe la
oportunidad de analizar a Wolfreys en el tema de la transgresión, el discurso
de Ana ante el juez durante la vista de sentencia pone en evidencia los
planteamientos que presento en este escrito.
Después de mirar los planteamientos de Wolfreys sobre la
transgresión y cómo se puede cambiar de posición al respecto, debemos tener en
cuenta que las transgresiones a la ley muchas veces van atadas a la conciencia
humana de lo correcto. En el caso de
Ana, durante la vista de sentencia, presenta un discurso bastante elocuente
sobre sus acciones en contra del gobierno de Estados Unidos y las razones para
haber asumido esa postura. Como titula
el libro Scott Carmichael A True Believer,
Ana logró articular en palabras lo que su conciencia le había dictado. Según publicado por el periódico The Miami Herald el 16 de octubre de
2002, Ana dice: “I engaged in the
activity that brought me before you because I obeyed my conscience rather than
the law. I believe our government's policy towards Cuba is cruel and unfair,
profoundly unneighborly, and I felt morally obligated to help the island defend
itself from our efforts to impose our values and our political system on it.”[14]
De esta manera, Ana se dirige al tribunal para hacer constar en
récord su postura ante la política coercitiva hacia Cuba. Fíjense que el problema no es con la ley, con
lo que regula las actividades de inteligencia, es con la relación entre Cuba y
Estados Unidos. Ella misma se arrepiente
al afirmar que quizás no había sido correcto o prudente compartir información
con Cuba, sin embargo actuó como su conciencia le dictaba. “Perhaps Cuba's right to exist
free of political and economic coercion did not justify giving the island
classified information to help it defend itself. I can only say that I did what
I thought right to counter a grave injustice.”[15]
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