Autobiografía rimada de Marigloria Palma:
el reto de
desvelar la intimidad femenina en Puerto Rico[1]
Por Norma Valle Ferrer[2]
Conocía de Marigloria Palma (1921-1994) y
conozco su hermosa y antigua casa en la Calle de la Luna número 270 en el Viejo
San Juan. Éramos casi vecinas y la observaba caminando la antigua ciudad: alta,
esbelta, casi siempre vestida con una falda tubo negra y una blusa colorida
estampada, zapatos de tacones muy bajos. De vez en vez aparecían notas sobre
ella en El Mundo y en el Ateneo
Puertorriqueño presentaron uno de sus libros cuando ya yo me había integrado a
las veladas literarias del que fue un maravilloso centro cultural. Me duele no
haberme acercado a ella, parecía siempre tan ensimismada, una realidad que comprendo
ahora que leo sus versos sin pausa y sin aliento. Me acerco a ella a través de su valiente
autobiografía rimada, Bolitas de mármol.
Muchas mujeres escritoras, incluso en
Puerto Rico, desde temprano en la historia de la literatura recurrieron a la
poesía para dejar escuchar su voz. Era aceptable en esos momentos para las
mujeres educadas escribir poemas en los cuáles se revelaba su yo interno, como
lo hizo por ejemplo, la justamente afamada Sor Juana Inés de la Cruz en México.
Aquí en la Isla, cultivaron el verso la mayoría de las escritoras del Siglo XIX
y la primera mitad del Siglo XX, María Bibiana Benítez, Alejandrina Benítez de
Gautier, Fidela Matheu, entre otras. La narrativa, especialmente la novela, era
principalmente del dominio de los hombres. La creación del mundo, aunque fuera
de ficción.
Sin embargo, la poesía intimista, que
podía escribirse en la privacidad del hogar, en los ratos que se robaban a la
tarea doméstica o al trabajo asalariado, era la norma. Varias de las poetisas
creyeron necesario explicar por qué escribían sus versos; lo hacían por una
necesidad existencial. Anteriormente escribí sobre nuestras primeras poetisas
como proto feministas, ya que así las considero mujeres que anteceden el
movimiento feminista organizado explicando al mundo en sus propias palabras y
más allá de las palabras, la situación de subordinación de las mujeres. Era una
forma sutil de la época, de retar el sistema patriarcal.
Quién es Marigloria Palma
Lo que les explicaré a continuación sobre
la vida y obra de la poetisa Marigloria Palma dista mucho de los datos escuetos
que se ofrecen en la página de internet de Canóvanas y en breves textos de
historia de la literatura puertorriqueña. En su autobiografía Marigloria se
desahoga, narrando su vida y sus inquietudes literarias sin omitir experiencias
trágicas y desgarradoras.
Gloria María Pagán, nació en un campo de
Canóvanas y de niña su madre partió de la casa paterna con ella y su hermanito
a los arrabales de
San Juan, dónde trabajó arduamente para
mantener a su familia. María
Filomena era su nombre y la poetisa la amó y cuidó hasta el
final de sus días. La describe como alegre y risueña en ocasiones y en otras
como triste y preocupada. Cuenta de los múltiples trabajos que realizó: lavandera,
criadora de puercos, costurera, agricultora, a la misma vez que les leía
cuentos y recortaba muñecos de papel con sus hijas. También menciona las
relaciones contrariadas con sus dos maridos.
Mi madre era soberbia y resignada.
Íbamos mendigando: una peseta aquí,
huesos en la carnicería,
más allacito dádivas (p. 5).[3]
Su padre era un campesino rico de Canóvanas. Iletrado pero
guapo y con dinero que cambiaba de querida como de camisa. Seleccionaba a la
pareja de turno cuando recorría a caballo sus tierras. En su autobiografía,
Marigloria lo describe así:
Él era blanco, pero era un padre malo,
un padre hostil hacia su propia sangre, yo le castigué , creé mis armas: le
eché la noche encima y se ahogó en la
densa sombra (p. 6).
De enorme sensibilidad, desde niña
Marigloria escribió versos. Como muchas mujeres de su época era más lo que
guardaba en cofres y baúles que lo que publicaba. Cuando en el 1974 la
historiadora de la literatura Josefina Rivera de Álvarez escribe sobre ella en
su importante Diccionario de Literatura
Puertorriqueña explica que posiblemente algunos de los mejores ejemplos de
la obra de Marigloria Palma están inéditos.[4]
La mayoría de sus libros se publican 23 años después del primero en editoriales
de Puerto Rico y España.
La
poetisa selecciona su nom de plúme utilizando su nombre de pila, Gloria, el mar,
que amaba profundamente, y se apellidará Palma, pues era alta como una palma y
así le decían su padre y sus compañeros de escuela.[5]
Como Marigloria Palma, Gloria María Pagán cosechó triunfos literarios. Su
primer libro Agua salada se publicó
en el 1942 y en palabras de Rivera de
Álvarez “la consagra”. Llevaba publicando poemas en las
revistas Puerto Rico Ilustrado y Alma Latina y en los periódicos El Mundo y El Imparcial, más su libro se presenta por todo lo alto en el
Ateneo Puertorriqueño y recibe el premio nacional del Instituto de Literatura
Puertorriqueña.
La critica literaria ubica la obra de
Marigloria Palma entre el conjunto de escritoras que conformaron la década de
los treinta, María Alicia Cadilla, Clara Lair, Julia de Burgos.6
Escribió y publicó varios libros de poesía, género por el que es más conocida,
sin embargo, también escribió cuentos, novelas, obras de teatro, así como
ensayos y libros para la infancia.
Sobre su obra, dijo el ilustrado escritor
y novelista Enrique Laguerre: “Su expresión, de sereno y contenido sentimiento;
revelador de una cantera de riquezas emocionales y de femeninas ternuras
muestra a la par la extraña aleación del elemento naturalista con el elemento
neorromántico” [6].
La historiadora Rivera de Álvarez opina que la obra que Palma publica a partir
del 1965 esta “diferenciada de la de su época primera por una conciencia más
profunda y decantada del fenómeno poético, asentado en esta nueva obra en
continentes de desnuda pureza…Busca inspiración la poetisa en temas varios, que
circunda de inquietudes metafísicas: el hombre y su destino, el tiempo y el
olvido, la tierra natal en las esencias de humanidad, sus dolores, sus
ilusiones, la vieja ciudad capital”.
Por su parte, el escritor español
Rafael Alberti analiza el libro La razón
del cuadrante Palma que la autora es “una de las voces más bellas de la
poesía en lengua española” [7].
La autobiografía rimada
Nos preguntamos por qué escogió Palma esta
forma literaria, inédita en Puerto Rico, para compartir su vida. En una breve
nota al texto autobiográfico, que se publica en el 1989, dice la autora: “Lo
que yo designo como ‘Autobiografía’ son datos espumados al azar, sobre mí. No
tiene pretensiones formales históricas, sino más bien tangenciar al lector
interesado en mi obra, con fuente humana de la cual surgió: la source.
…escogí un método poético que no es exactamente poesía sino
una forma literaria descriptiva rimada” (p.s.n.).
He encontrado otras autobiografías en
verso como la de Violeta Parra en Chile o una serie de autobiografías cortas en
la España decimonónica[8],
pero es inusual en nuestro país, es más, no conozco ninguna otra. En el estudio
de ejemplos de autobiografía en verso publicadas en la España del diecinueve,
dice el estudioso Féliz López García de la Universidad de Barcelona que “el
hecho de que esté escrita en verso no la exime de pertenecer al canon
autobiográfico porque está expresada en un lenguaje que se abastece del mismo
vocabulario y de los mismos giros verbales que la prosa, esto es, el discurso
natural de la autobiografía” [9].
Este análisis es adecuado también para Bolitas
de mármol, que muy bien su autora
Marigloria Palma explica como “autobiografía rimada”. Explica el crítico López García: “En la
autobiografía autor, narrador y protagonista tienen el mismo nombre propio. La
identidad de esas tres instancias es lo propio de la autobiografía canónica.
Esa fórmula se resuelve, principalmente mediante la narración en primera
persona del singular, el yo gramatical y su universo referencial” [10]
Marigloria Palma titula su biografía
rimada con una hermosa metáfora, dice así:
Mirando la pequeña mano de mi
hermano menor disparar con su uña rosada la bolita de mármol: azul, verde,
amarilla
o marmórea luz negra…
…
Disparaba con su dedo minúsculo La
rosa de los vientos.
Desclavaba planetas y asteroides, la
conciencia del mundo con su dedo. Entre mis nervios (vieja yerba agrietada)
resuena el beso-choque de los círculos diáfanos el rodar, y la risa. Minúscula
yo era y entre mis quietos ojos rodaban las montañas (parecía que rodaban) cada
vez que mi hermano desplazaba un planeta con su dedo rosado (p.1).
Es decir que las bolitas de mármol cuál planetas cercanos y
distantes significan el mundo de Marigloria Palma.
La autobiografía de la poeta, publicada
por la Editorial del Instituto de Cultura Puertorriqueña en el 1989, tiene 110
diez capítulos o cantos, todos de estrofas dispares, cuyo lenguaje poético se
va desgranando para reflejar con inmensa sensibilidad la vida privada y pública
de esta mujer puertorriqueña, la esposa, la amiga, la maestra y finalmente la
escritora transgresora que devela sentimientos y sucesos con la misma
elocuencia. Aunque no tienen título, en los capítulos sucesivos, Marigloria
Palma va narrando su vida desde su nacimiento hasta la muerte de su amado
esposo. Ahí termina su vida privada, aunque continúa la otra, su vida pública como
escritora.
Marigloria Palma tiene en su vida y
circunstancia todas las características de las heroínas trágicas de novelas
románticas, pero en el Puerto Rico pobre y mísero de los años treinta, luego
durante la Segunda Guerra Mundial y la posguerra. Fue la chica pobre cuya madre
la coloca a los 12 años en casa de una señora para que borde y cale de sol a
sol. Era una forma de que pudiera comer y sobrevivir. Se graduó de octavo grado
y estudió cursos de taquigrafía y secretarial mientras leía y leía, escribía
poemas y aspiraba todo el conocimiento que podía. Trabajó de costurera, dependienta, cajera y
secretaria, hasta que se colocó como girl
Friday en el estudio del famoso fotógrafo Rafael Colorado en el Viejo San
Juan. Allí entró en contracto con los literati
de San Juan, empezó a moverse entre los artistas, escritores y bohemios. Era
bella, alta, esbelta, inteligente y poeta.
Conoció a Luis Llorens Torres, Narciso Doval, Carmelo
Filardi, Luisina Ordóñez, Julia de Burgos, Alfonso Lastra Chárriez, Elia
Sulsona y Ángel Botello Barros, entre otros.
Su amistad y relación con Julia de Burgos
es larga y productiva, se conocen en Puerto Rico, pero comparten en Cuba,
mientras que en Nueva York y Washington D.C. son compañeras de trabajo. Luego
del éxito de la presentación de su primer libro de poesía en San Juan,
Marigloria Palma es invitada a La Habana en esa relación generosa antillana que
existía entre las islas por siglos. Su éxito literario se cristaliza. Por esos
años la poeta tiene dos experiencias de vida definitorias: la tuberculosis y el
primer y grande amor. Fue un verdadero cataclismo. La tuberculosis la confinó
ocho meses a una cama, donde leyó y leyó, se recuperó para entrar de lleno al
mundo intelectual sanjuanero, de actividad febril incluyendo las tertulias en
La Mallorquina. Conoce a su amor grande, un español exilado en Puerto Rico.
Marigloria Palma no cuenta los detalles, pero el amor no progresó. Vino
entonces la emigración a Nueva York, donde
trabajó como periodista en la conocida revista que dirigían Juan Antonio
Corretjer y Consuelo Lee Tapia, Pueblos Hispanos. Julia de Burgos la
llevó a la revista y luego la invitó a unírsele en Washington, D.C. donde
trabajaron en el gobierno federal en tareas relativas a la guerra y posguerra.
Julia y ella fueron amigas y compañeras, hasta que Julia fue despedida por su
afiliación nacionalista. Palma trató de reactivar la amistad con Julia en Nueva
York, pero el intento no prosperó de lo que se lamentó en su autobiografía.
Es en Nueva York, donde Marigloria Palma
conoce al filósofo austriaco en el exilio Alfred Stern. Luego de un noviazgo de
un año, en el 1946 se casan. Marigloria
Palma tenía en ese momento 25 años, Stern casi le doblaba la edad. “Siempre
buscando el padre”, dice la poeta en su obra autobiográfica. Entonces, se
inicia el peregrinaje del matrimonio de Nueva York a Los Angeles, donde Stern
era catedrático en el California Institute of Technology. En la ciudad
californiana vivieron de mudanza en mudanza, hasta que por fin se asentaron en el
270 de la Calle Luna del Viejo San Juan. La relación matrimonial de 37 años fue
intensa, rica en muchos sentidos, en otros empobrecedora para la poeta.
Veintitrés años de silencio
Durante 37 años, Marigloria Palma fue
el apoyo de muchas formas del famoso filósofo austriaco. Él, estable en su
relación matrimonial, publicó un sin fin de obra en Francia, Austria, Argentina
y Estados Unidos. Mientras él trabajaba como catedrático y escritor, Marigloria
velaba su bienestar doméstico. Ella narra en Bolitas de mármol, que fue una vida buena. Viajaron extensamente
por Europa y Latinoamérica. Ella logró su diploma de escuela secundaria,
estudio arte y escribió libros que mantuvo inéditos por años. En el 1965,
Marigloria Palma empezó a publicar y de su pluma nacieron poemarios, novelas,
ensayos y libros infantiles.
De este lado o del otro, por detrás,
por el frente, la vida que vivimos tiene caras diversas, es un mundo surtido de
faces multiformes y para mi, curiosa,
se me abre como un libro (p. 61)
En el 1966, Marigloria Palma y Alfred
Stern visitaron Puerto Rico y decidieron establecerse en la ciudad antigua,
dice la poeta:
La ciudad decaída se impulsaba. El Instituto de Cultura
desenterró las palabras “restauración” y “restaurar” de la tumba lingüística y
las echaron a andar a martillazos:
San Juan cobró futuro (p. 70).
Conclusión
Bolitas
de mármol, autobiografía rimada de Marigloria Palma hace varias
aportaciones importantes a nuestra historia y a nuestra literatura.
Primero,
es un testimonio de fuente primaria del Puerto Rico que vivió la poetisa. Aquí
encontramos descripciones y opiniones lúcidas de los campos y campesinos de
Canóvanas; de los pobres míseros de San Juan, la ciudad capital. De los oficios
que hacían las mujeres, de las relaciones sociales y de la subordinación de las
mujeres.
Segundo, es un libro de viajes, que nos
lleva por París, Austria, Argentina, La Habana, Nueva York y Los Ángeles con
descripciones de lugares y personas.
Tercero, es una obra de valor simbólico y
de lenguaje poético exquisito, que refleja una profunda sensibilidad humana.
Cuarto, nos acerca a la vida, contada como
la vivió (para parafrasear a Gabriel García Márquez) de una escritora
puertorriqueña.
Quinto, nos ofrece la oportunidad de
analizar y comparar la situación y sentimientos de varias escritoras
puertorriqueñas dejado testimonios autobiográficos, como es el caso de El mundo de la infancia de Nilita
Vientós Gastón.
Sexto, leer en varios niveles el único
ejemplo en la literatura puertorriqueña de una autobiografía rimada nos revela
el reto de escribir en Puerto Rico desvelando la intimidad femenina.
Bolitas
de mármol, autobiografía rimada de Marigloria Palma es definitivamente un
hito en la historia de las mujeres puertorriqueñas y un paradigma en la
literatura de nuestro país.
Bibliografía
Caballe,
Anna. “Formas de la autobiografía en Rubén Darío”, en línea.
“Décimas,
autobiografía en versos chilenos”
(libro) (Violeta Parra) [1970], Cancioneros.com,
Diario Digital de música de autor, rescatado en línea 19/02/2014.
López
García, Félix. “La autobiografía festiva en verso y el canon autobiográfico”,
Universitat de Barcelona (UEB), rescatado en línea 19/02/2014.
Palma,
Marigloria. Bolitas de mármol,
autobiografía rimada. San Juan de Puerto Rico: Instituto de Cultura
Puertorriqueña, 1989.
-----. Árboles míos, sonetos. Barcelona,
España: Ediciones Rumbos, 1965.
Rivera de
Álvarez, Josefina. Diccionario de
literatura puertorriqueña, Tomo II. “Pagán, Gloria María”, San Juan, Puerto Rico, Instituto de
Cultura Puertorriqueña, , pp.11331136.
Ponencia
sometida para el IV Coloquio sobre
Investigacio n de Historia de las Mujeres en Puerto Rico y el Caribe por Huana
Naboli Martí nez Prieto

Envío de las
ponencias en o antes del 7 de enero de
2015. Deben enviarse por correo elctrónico a la siguiente dirección
electrónica: sandra.enriquez@upr.edu.
Biografía de
Huana Naboli Martinez Prieto e-mail: hnaboli@yahoo.com
Huana Naboli
Martínez Prieto, maestra, bióloga,
historiadora y escritora boricua. Nació
el 25 de junio de 1972 en el Centro Médico de Rio Piedras. Es descendiente de
jíbaros emigrados de las montañas de la Isla, quienes se asentaron en la urbe y
formaron la comunidad conocida como El Fanguito. Fue criada en el conocido
caserío Luis Lloréns Torres, en una época donde aún se jugaba descalzo. Ya en la adultez, recibe una beca para cursar
estudios en el Programa de Honor de la Universidad Metropolitana de Rio
Piedras, donde recibió el grado Magna Cum Laude en Biología. Alli, se le de la
oportunidad de hacer un internado con la organización SWOOPE, por sus siglas,
Student Watching Over Our Planet Earth (SWOOPE), en el Laboratorio Nacional de
Los Alamos, Nuevo México. Más tarde trabaja como estudiante asistente en
proyectos de investigación científica del Programa de Ciencias Marinas de la
Universidad de Puerto Rico en Mayagüez y de la Red Caribeña de Varamientos
(RCV). Mientras trabajaba como biologa
voluntaria de la RCV, trabaja un verano con la Fundación OMACHA, dedicada a la
investigación de los delfines del Rio Amazonas Colombiano. No sabía para
entonces, que esta experiencia con indígenas del Amazonas y con los colombianos
eurodescendientes, le ayudarían posteriormente a formar el rompecabezas de su
propia identidad.
Título de la ponencia: Sufragio
en Conflicto - por Huana Naboli Martinez Prieto
Es
el año de 1491, y en el Equinoccio de Primavera, en una Isla del Caribe, se
reúnen todos los nativos de la zona y de otras islas cercanas para celebrar el
comienzo de la primavera.
Se rinde tributo a la Madre Tierra. Todos
se presentan al Capa CaUahNa (Centro Caguana.). Frente a la gran piedra que
lleva tallada la figura que representa a la Madre Ancestral de vida y a la
divina energía de la Tierra se presentan las semillas. Se escogen las mejores, las que serán sembradas en la
nueva temporada de siembra. Se bendicen los niños, con especial atención a las
niñas quienes se colocan primero en la gran fiesta. Las niñas van primero en la
ceremonia, pues según la creencia ancestral, son ellas las mujeres, las que van
primero en el círculo de la vida, pues de ellas todos venimos. Y en el Centro
Ceremonial dedicado a la Madre Tierra serán bendecidas las manos de las mujeres
que harán la importante labor de sembrar el maíz, la yucca, el tabaco, entre
otras plantas. Bendecidas serán las curanderas, parteras comadronas, maestras
tekinas, artesanas, astrónomas, cacicas y guerreras.
Para
el tiempo en que en el Caribe las mujeres eran homenajeadas, respetadas,
cuidadas, y condecoradas por sus roles como guías espirituales, líderes o
cacicas; en Europa, la mujer vivía marginada e ignorada. La mujer del pueblo era confinada solo a las
labores domésticas y sin derecho a opinar en aspectos de su propia vida, ni en
los social o político. Estaba sujeta a la figura masculina, fuera el padre, el
hermano o el esposo. Solo las mujeres de
la realeza tenian mejores oportunidades en ese mundo diseñado por los
hombres. Sin embargo, hay que mencionar
que, antiguamente en Europa la mujer también tuvo una posicion importante en la
sociedad. Al igual que para la mujer caribeña, su rol de mujer madre le hacía
figura importante por ser la que cargaba en su vientre la vida y la
descendencia. De ahi que se adoraba a la Diosa de la Fertilidad, similar a lo
que para el Caribe seria Atabey o Ahtahpedz, y a la Diosa de la Tierra o Madre
Tierra Caguana (CaUahNa). Con el tiempo en Europa, las antiguas costumbres
fueron proscritas. Una cultura machista
suplantó la existente. La religión tuvo un rol muy importante en estos cambios.
La Inquisición fue mecanismo para someter a la mujer. La Iglesia Católica o Protestante fue la
barcaza donde navegó la visión imperialista, colonialista y machista, hacia la conquista de un Nuevo Mundo
Matriarcal con cosmovisión centrada en la Madre Tierra.
En
1492, llegan a las costas caribeñas los primeros barcos provenientes de España.
Con ellos traerán una nueva forma de pensar y de hacer. Es el comienzo de la pérdida de derechos
tanto para la mujer, como para el hombre caribeño. Inicialmente, los caciques y
cacicas establecen relaciones diplomáticas y acuerdos con los europeos. Pero la avaricia por el oro, por las nuevas
tierras, por el poder, y los abusos
contra los „‟indios naturales‟‟, como les llamaron los cronistas, trae
como consecuencia la desconfianza y la guerra. Se reciben noticias en España de
los ataques de indios caribes orquestrados por Agüeybana, el Gran Can, contra
las colonias españolas. Se habla en
dichas crónicas de ataques de indios flecheros que matan a los colonos europeos
y se llevan a indios y esclavos, para según ellos imaginaban, “comérselos como
suelen hacer”. Pero en los mismos
relatos no describen las violaciones y ultrajes de los que fueron victimas días
antes las indias rescatadas de dichos enclaves o colonias. No se habla de esta
historia cruel en las escuelas del país;
aunque hay evidencia escrita de la violencia a la que fueron sometidos los nativos.
En Puerto Rico, aún se ignora el tema de la violencia contra la mujer nativa
cuando se estudia o se dialoga sobre la violencia a la mujer, sobre su historia
y lucha por sus derechos. La historia oficial no dedica tiempo al estudio y
análisis de los eventos acontecidos a las mujeres en tiempos de la conquista,
más alla de decir que fueron violadas o exterminadas. Hemos experimentado un
rechazo persistente de la Academia y de la politica gubernamental hacia
cualquier intento de rescatar la historia y promover la cultura del indígena y
homenajear a sus héroes nacionales. El
comportamiento social sobre la historia de las mujeres en Puerto Rico presenta
el mismo patrón de la victima que es sometida al silencio por su marido
machista o por el violador. La historia
nos relata que tanto mujeres nativas o esclavas, como sus niñas y niños nativos
sufrieron la explotación sexual, entre otros abusos. Los relatos de Cristóbal
Colón muestran su
falta de humanismo y su morbosidad. Se
sabe que se jactaba de sacarles a los bebés aún no nacidos del vientre a las mujeres nativas para echarlos a sus
perros. A pesar de todo esto, en un país que promueve la justicia y la equidad,
aún se honra y homenajea a este personaje que promovió el abuso y el genocidio.
Es contradictorio esto con las politicas y campañas en defensa de la mujer.
Pero entendible si comprendemos que el panorama de la conquista y el
colonialismo aún esta presente.
La
Resistencia Indígena se dio en todo el Caribe. Dicha lucha estuvo directamente
ligada a la lucha por los derechos de la mujer, e incluia el rescate de mujeres
y hombres nativos, y de esclavos. Los
ataques a los enclaves o colonias españolas eran organizados por caciques como
Hatuey, Caonabo, Cacimar, Yaureibo, Cauax, y por cacicas como Anacaona y
Yuisa. Aunque es conocido que la mujer
indigena tuvo roles activos en la Guerra de Resistencia; sin embargo, se
presenta su historia como la de indias sometidas al poder de su opresor o al
amor del subyugador colonialista. No han
podido aún resurgir sus historias con justa y equilibrada tinta. Aún prosiguen siendo víctimas o victimizadas
con la tinta de hombres extranjeros, quienes exponen su propia visión romántica
e intentan parir la historia de un pueblo caribeño que aún desconocen.
Ese es el caso del cuento
romántico de Guainina y su casamiento con Cristóbal Sotomayor.
También, el diario
fantasioso de una cacica en la novela, “Anacaona: Golden Flower”, escrito en el
2005 por Edwidge Danticat para The Royal Diaries. La misma tinta europea machista que escribió las Cronicas Europeas se proyecta en
esta novela de fantasía, que solo
aumenta el engaño y la confusión en aquellos que desean saber una historia
objetiva. Aún se sigue acallando la voz
del que proclama los honores de la cacica y de la tekina. No se ha desarrollado una mente critica
hacia los relatos de cronistas colonialistas.
Luego
de la llegada de arqueólogos norteamericanos, y del inicio del Sistema
Educativo público en el pais, se comienza una campaña de asimilación. Se obliga
a la mujer madre a enviar a sus hijos e hijas a la escuela de la colonia. Allí
se les cuenta una historia que sus abuelas no conocían. La tradición oral
comienza a ser suplantada por una historia oficial. Muchos desarrollan una desconección con las
historias pasadas de los llamados indios o tainos, pues se implanta en sus
conciencias el exterminio de éstos. El arqueólogo Ricardo Alegría fue el
primero en exponer el tema de los indios tainos en el panorama histórico de la
isla, y describir la misma como una cultura arahuaca proveniente de
Suramérica. Sin embargo, en los informes
del Cabildo (1527-1550) , en documentos de la Hacienda Real de Puerto Rico
(1510-1519) y en las Cronicas de Fray Pané, no se nombra al pueblo indígena de
la Isla como taino. Los colonos
españoles y el cronista se refieren a dicho pueblo utilizando las voces o frases: indios naturales,
caribes, caníbales, naborias o indios que habitan la isla de Borinquén. El conocido historiador Fernando Picó
reconoce en su libro, Historia general de Puerto Rico (1986, p.23), que los
escritos de los cronistas eran parciales y estaban llenos de defectos. Sin
embargo, la historia oral del pueblo que desconoce de crónicas sobrepasa la
parcialidad puesto que se nutre de los testimonios de abuelos y abuelas que
vivieron la historia misma. Esta
historia oral muestra una conección viva con la historia del pueblo native,
aunque la oficial lo niegue y la proscriba. Y siendo el tema de la Historia de
las mujeres y del sufragio en Puerto Rico, es de suma importancia trazar y
analizar la historia oral en su diversidad étnica y cultural. La cultura
indígena es la base de nuestro pueblo, pero ésta ha sido victima del discrimen y la
injusticia. Siendo incluida en la ecuación de la identidad de tres razas de los
puertorriquenos, aún asi ha sido disciminad y proscrita en nuestra sociedad,
tanto por academicistas que se reconoen como eurodescendientes, como por
afroboricuas. Es pan de cada dia el ver como se comprende y acepta que alguien
se afirme como descendiente español o africano, pero se tilde de locura o
indicio de racismo contra el negro. Nos
parece que no hemos avanzado mucho en cuanto al tema de la equidad de derechos.
Un derecho reconocido por las Naciones Unidas es el derecho a la
autodetermiación. Pero aun en Puerto
Rico se violenta este derecho. Seguimos experimentando la inquisición en
tiempos de democracia.
Testimonios recientes, cuentan que, aún, para
el siglo 19, las mujeres eran perseguidas con perros y encerradas contra su
voluntad por hacendados que las sometian a su poder y deseo.
Que se les daba
biberón a los bebés y que asi los mataban.. Que torturaron a sus abuelos
indios. Hay abuelos que hablan de expropiaciones y desplazamientos de
comunidades enteras por fuerzas militares para la construcción de carreteras.
Pero de ésto no se habla al hablar de la Historia de Puerto Rico y de las
luchas de la mujer. La Historia de la mujer en Puerto Rico y del sufragio no es
sencilla, es muy compleja. El panorama colonial que hemos vivido es diferente
al que han vivido otros pueblos también conquistados por España, y es que
cuando a penas se daba en la Isla una liberación, fuimos invadidos por los
ingleses norteamericanos. Es bajo su
gobernación que se implementan las políticas asimilistas más fuertes. Se inician emigraciones y expropiaciones en masa
hacia las zonas metropolitanas y hacia el exterior. Se envían niños y niñas de
familias pudientes a estudiar a las escuelas asimilistas para indios, como la
Escuela Carslyle en Pensylvania. Se adiestran maestras para ejercer como
educadoras en la escuela de la colonia. Arqueólogos norteamericanos son
enviados a la Isla y comienza a desarrollarse la tainidad como identidad del
nativo. Y aunque hoy dia, tanto historiadores y arqueólogos puertoriqueños conocidos,
como; Loida Figueroa Mercado, Juan Manuel Delgado, Roberto Martinez y Renier
Rodriguez, han afirmado la sobrevivencia indigena y refutado la identidad taina
de lo indígena, aún se prosiguen enseñando las antiguas hipotésis.
El pueblo Boricua aún está sometido al mecanismo colonial
establecido en 1513 por la
Corona Española para
esclavizar a los amerindios y romper los acuerdos establecidos previamente con
los nativos. Para esa fecha, el poder
político de la Iglesia Católica se fortaleció en el recién formado Pueblo
Puertorriqueño. En medio de historias de cronistas de la nueva colonia
eurodescendiente, la sobrevivencia del nativo fue marcada con la asimilación y
la pérdida de la propia identidad. Se
promulgó la esclavitud a los nativos que
rechazaran el cristianismo y la autoridad real. Sacerdotes bautizaron a muchas
indias e indios, y les pusieron nuevos nombres y apellidos, cambiándoles sus
nombres nativos, su forma de vestir y costumbres. Documentos de la Real
Hacienda de P. R. (1510-1519) evidencian un sinnúmero de nombres indígenas y
las nuevas prendas de vestir que recibían.
Esta practica se dio aún en el siglo 19. El historiador Juan Manuel
Delgado relata una entrevista a una anciana que cuenta cuando el cura del
pueblo le cambió su apellido Mamya, al de Rivera. A pesar de ésto, aún
sobreviven nombres y apellidos indígenas. Conocemos personas con apellidos como
Ujaque, Cuba, Maimi, y muchos otros. En
el documento de la Real Hacienda que se cita, aparece el apellido Ortega (pag.
94, 96) al referirse a unos (as) indígenas.
Mi abuela Juana Ortega fue nacida y criada en Orocobix hace 99 o unos
100 años atrás. Al parecer indios “exterminados” le heredaron sus apellidos a
jibaros acriollados en una cultura que ya se habia movilizado hacia lo patriarcal.
O es esta más evidencia de la sobrevivencia del indígena. Sobrevive su
historia, la tradición oral. Sin embargo, la historia oficial, que parte de los
escritos de conquistadores y de colonialistas, ha contaminado con premisas
erradas los análisis sobre la historia de la mujer Boricua-caribeña y sobre el
sufragio. Siendo éste el tema más
importante de este Coloquio en este nuevo año 2015, sin embargo, hay que
recalcar que un derecho que antecede al mismo es el derecho innato a la propia
identidad y a una educación que no discrimine por raza, etnia o credo. Estos
derechos humanos báscos aún prosiguen proscritos para los descendientes de los “indios”
naturales de Boriken. Hay que entender que, mientras no se entienda o no se
exponga el conflicto al que ha sido sometida la identidad del pueblo; en Puerto
Rico, el sufragio y los derechos de la mujeres aún estarán en medio de un
conflicto. Este es el mismo conflicto
que inició durante la Conquista Española y
Católica Romana, y
que se acrecentó luego de la Guerra Hispanoamericana y de la llegada de la Religión Protestante.
Nos
parece interesante que, aunque el panorama histórico que se promueve está
sujeto a la potencia machista y religiosa, los movimientos feministas hayan
logrado una avanzada hacia un sufragio “universal”, concedido en 1936. Y más
interesante que fuera Puerto Rico uno de los primeros países de América en
conceder este derecho a la población femenina.
Para el que limita sus análisis a
lo que sobre historia e identidad nacional se ha planteado, este hecho carecerá
de conección con la lucha del pueblo originario y la historia de la
sobrevivencia indígena en medio de las conquistas. Pero si entendemos la realidad de que el
Gobierno nativo del Caribe mantuvo su estatus politico y social mientras se
relacionó con España y que perduró la resistencia luego de la Guerra de 1511,
se podrá ver otro panorama. Deberíamos
entonces hacernos estas preguntas;
¿Porqué fue en el
Caribe donde se dieron los inicios del sufragio a la mujer y no en Europa?
¿Quiénes han sido las clases y castas que promovieron la lucha por los derechos
de la mujer y por el sufragio?
¿Hemos avanzado desde entonces
hacia un sufragio que no discrimine?
Para responder estas preguntas,
haremos un viaje más en la historia oral.
El pasado 28 de diciembre
de 2014 fue un dia de gran celebración. En este año se canta el areyto
histórico del nacimiento y de una vida de 99 años o más de mi abuela Juana
Ortega. Nacida y criada en territorio de
Orocovix. Nos cuenta que recuerda los años que vivió en el campo cultivando y
cosechando tabaco. Siendo un producto
originario que se mercadeaba internacionalmente por su gran calidad, hoy el
legado del tabaco ha sido tan afectado como nuestra historia. Pero de los
relatos de la abuela nos quedan un sinnúmero de historias que me señalan su
identidad, mi identidad. Ella nunca ha leido
libros de Historia, Crónicas, ni
libros sobre mujeres de Puerto Rico, pues no sabe leer, ni escribir. No haber aprendido en una escuela de la colonia
le ayudó a ella tanto como a mi, pues mantuvo toda una historia oral alejada de
la historia oficial. Mi abuela no sabe
quienes fueron los tainos, aunque si conoce mucho de la vida del jibaro y de
los indios, pues como me dijo ella y mis tias, su abuelo era indio y jibaro.
Con el aprendió a sembrar en la tala, a hilar el tabaco. Y recuerda que
mientras estaba en la tala mascaba
tabaco junto a sus hermanos. Su legado
como agricultora del tabaco teminó cuando se vio obligada a dejar el campo como
muchos y mudarse a la gran ciudad. Me
cuenta que llegaron gente del gobierno y les dijeron que debian irse. Iban a
construir una carretera. Me habla de las caminatas en grupos que hacia la gente
en búsqueda de un nuevo lugar para vivir. Habiendo perdido el derecho innato a
la tierra, se asentó como muchos jibaros en el fanguito, y luego de un par de
incendios allí, su familia fue trasladada al caserío Luis Lloréns Torres, en
espera de regresar a aquel pedazo de tierra. Más de medio siglo ha pasado y aún
no ha regresado ni a la tierra en el Fanguito ni al campo, aunque lo añora. A
pesar de esta inclemencia, esta noble dama crió varios hijos en el caserio, es
amada y respetada por todos los que la conocen. Y cuenta con una gran
descendencia de tataranietas y tataranietos.
Su historia es la de muchas mujeres a través de toda la Isla. Mujeres y
madres grandiosas. Mujeres que no conocen que es el sufragio, aunque si lo han
ejercido. Mujeres que gustan de contar sus historias en espera de que alguno
les escuche. Yo, su nieta he escuchado
su sabiduria y reconocido su legado. Y acaso, al dia en que ella cumple sus 99
y tantos años, hemos avanzado en la lucha por ella y por otras como ella.
“Ayer voté, pero el próximo año no votaré.” Esta expresión
es la de muchas mujeres que conozco, quienes siguen siendo decepcionadas año
tras año por las opciones que eligieron.
Muchas no saben que en un país colonia estas opciones no son controladas
por el pueblo, mucho menos por ellas.
Cuando se pone en acción el derecho al sufragio, para muchos, se ejerce
a medias. En la colonia, se vota por la
opción que se nos pone al frente, no por la que queremos. Aún en Puerto Rico,
la clase que las gobierna es la misma que las discrimina. Está por verse aún si
caminaremos hacia un sufragio que no discrimine y que abra las puertas a lo
multicultural, a lo plurinacional, y a las diferentes clases y castas. Que tome
en cuenta el panorama identitario
de los que ejercen el derecho al voto.
Yo como muchas otras mujeres, he decidido no votar. No votaré ya, pues no existo. Esperaré a existir. Mientras
prosiga en conflicto el sufragio, esperaré y lucharé por su regreso. Y haré lo
que mejor sabemos hacer aqui, con o sin sufragio, sobreviviré.
Bibliografía.
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Entrevistas
Oki Lamourt Valentín. Bo. La
Torre, Lares. Falleció en el 2007.
Doña Evangelista Ramos Jiménez,
77 años. Bo. Puerto, Camuy.
Doña Juana Ortega, 91 años.
Criada en Bo. Lajita, Barranquitas. Reside en el caserío Res. Luis
Lloréns Torres.
Don Félix Montalvo, 84 años.
Reside en Barrio Ángeles, Utuado.
Don Héctor Méndez, Bo. Quebrada,
Camuy
Don Eladio Méndez, Bo. Puertos, Camuy
Don Abel Del Río, Bo. Quebrada,
Camuy.
Don Luis Méndez. Bo. Caguana,
Utuado. Falleció a los 96 años.
Don Edelmiro Báez Méndez, Bo.
Caguana, Utuado. Fallecido a los 80 años.
Don Pedro. 102 años. Bo. Capiro,
Isabela.
Sr. Robinson Rosado,
Presidente de la Sociedad Arqueológica CIBA, Inc., Residencial Jaguas, Ciales,
Puerto Rico.
Roberto Martínez, Doctor en Arqueología,
Director De la Oficina de Arqueología
del Municipio de Arecibo.
Don Jose „Joe‟ Cuba. Barrio
Cibao, Camuy, Puerto Rico.
Don Ujaque, Añasco, Puerto Rico
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