Los mil
sombreros de Beatriz Lassalle
Nereidín Feliciano, Ph. D.
“Como la iglesia cristiana tuvo a San Pedro… la profesión
de trabajo social tuvo en Puerto Rico a doña Beatriz Lassalle…”.
Así comienza un reportaje en el periódico El Mundo
del 1º. de diciembre de 1946, aludiendo a la dedicatoria de la Asamblea
Anual del Colegio de Trabajadores Sociales de Puerto Rico a esta incansable y
enérgica educadora y trabajadora social.
Al tratar, una y otra vez, de buscar
información en la Internet sobre Beatriz Lassalle, invariablemente, en todos los
artículos en que aparecía su nombre, decía:
“Escuela de Trabajo Social, Edificio
Beatriz Lassalle”. Quizá si este Coloquio hubiera aceptado biografías de
edificios, mi ponencia hubiera sido la primera y quizá la mejor. Pero
desafortunadamente, no es así. Por lo tanto, tuve que recurrir, como siempre, a
fuentes tradicionales y obviar del todo la Internet.
Cito de la Revista de Servicio Social de octubre de 1946: “Al reseñar la
historia del trabajo social en Puerto Rico, el nombre de Beatriz Lassalle ha de
grabarse con caracteres indelebles por el emocionado reconocimiento que le
guarda su país a la que, como fundadora y pionera, llevó con abnegación las
graves responsabilidades que acompañan a los comienzos difíciles”. Este número de la revista se dedicó en su
totalidad a hacerle un homenaje a Beatriz Lassalle, y consistía de cortos
ensayos escritos por personas allegadas a ella, incluyendo, entre otros, al Dr.
Eduardo Garrido, Comisionado de Sanidad; Katharine Lenroot, Directora del
Negociado Federal del Niño; Coronel Antonio Silva, Administrador del Capítulo
de Puerto Rico de la Cruz Roja; Dorothy Bourne, oficial de la PRERA (Puerto Rico Emergency Relief Fund) y Luis Muñiz Souffront,
Presidente de la Asociación de Maestros de Puerto Rico. En todos los ensayos se menciona su
interés, su fortaleza, su laboriosidad, su entrega y su dedicación a mejorar
las vidas de los niños, las familias y las mujeres. Y así fue toda su vida. Beatriz Lassalle Del Valle, quien nació en
Ponce en 1880, fue primero maestra y luego trabajadora social. Aunque su primer
llamado fue a ser maestra y ya tenía el título, además de que trabajó por
muchos años enseñando, también estudió trabajo social formalmente. Tras del cambio de soberanía, en 1898, fue a
los Estados Unidos a estudiar inglés para enseñarlo en la Isla. Dirigió un
‘experimento’ de enseñar inglés en la Escuela Emerson en la calle Cruz de San
Juan. En los
primeros años del siglo XX enseñó en escuelas rurales y fue Principal e Inspectora de Escuelas, además de Instructora de Pedagogía
en la Universidad de Puerto Rico. Luego desempeñó varios cargos en el
Departamento de Instrucción, siempre sirviendo al pueblo, en especial a los
niños y a las mujeres.
Desde 1920 en adelante se entregó en
cuerpo y alma al trabajo social y a actividades relacionadas con los niños (y
las niñas) y con la mujer, especialmente a la causa del sufragio femenino.
Beatriz Lassalle vivió en el lugar indicado en el momento indicado.
Este cambio de profesión, que veremos más
adelante que no fue un giro ni muy grande ni muy inesperado, correspondió a su
intensa observación y enorme preocupación por las carencias que había en
nuestra sociedad y la falta de ayuda que percibió para las familias
desventajadas.
Desde siempre fue feminista, defendiendo
los derechos de las mujeres y hablando a su favor, sobre todo desde los
balcones de las casas de familias trabajadoras.
Luchó con situaciones difíciles y con “una legislación defectuosa”, ya que en aquellos años las leyes no favorecían a las mujeres y a
los niños. (Aunque actualmente esto no ha cambiado demasiado). A pesar de que,
como veremos más adelante, trabajó y perteneció a innumerables organizaciones,
la educación, el trabajo social y el sufragio de la mujer fueron los campos que
estuvieron más cerca de su corazón hasta sus últimos mementos.
Siempre militó con las
feministas, y como ella misma dijo, ‘Yo
militaba con las feministas, luchando
porque las mujeres dejaran de ser cosas y fueran gente’. (Pero
todavía estamos en ésas).
En una entrevista que le hicieran,
menciona Beatriz Lassalle lo mucho que la impresionó haber conocido a Jane
Addams, pionera del trabajo social en los Estados Unidos, activista política,
socióloga, feminista y ganadora del Premio Nobel de la Paz, en una breve parada
que hiciera en San Juan el barco en el que viajaba la también filósofa. La
preocupación principal de Jane Addams también fueron las madres y sus niños.
En homenaje a esos niños a los que tanto
quiso y defendió, Beatriz Lassalle escribió el libro Cuentos mitológicos, dedicado a todos los niños del País, y que se
usó en las escuelas públicas.
Prácticamente la totalidad de la
información que contienen las fuentes que investigué es una cadena de logros y
elogios de las que ya, desafortunadamente, casi no se oye ni se usa ni se
merece en referencia a personas actuales. Además de todos sus compromisos
formales, se puede apreciar la cantidad de trabajo voluntario que hacía en todos
los renglones de la educación y del trabajo social con los niños, las mujeres,
las familias, las feministas, el sufragio, etc.
Su trabajo voluntario puede compararse con
un apostolado y opinaba que el trabajo
social es ‘religioso´, ya que la mayor remuneración era la satisfacción de
saber que su trabajo había dado frutos. Ella decía que el trabajo social era un
servicio, no un trabajo, y a eso se dedicó: a
servir.
Para Beatriz Lassalle, el magisterio y el
trabajo social están íntimamente ligados. La prueba, según ella, es que los
problemas de las familias se reflejan en el salón de clases y llegan a los
maestros de una manera u otra. Los que somos maestros y profesores podemos dar
fe de esto, porque todavía es así. En
ocasiones vemos que los estudiantes no están dando el máximo que sabemos que
pueden dar y resulta que tienen problemas en la familia o en su entorno
íntimo.
Nos informa también la propia Beatriz
Lassalle que, tanto en Puerto Rico como en los Estados Unidos, ‘muchos de los
trabajadores sociales fueron maestros’. Y una cosa llevó a la otra. Se preocupó
por los problemas de las familias y así, poco a poco, fue surgiendo su interés,
y también su dedicación, al trabajo social.
En el periódico El Mundo, en un artículo
de la periodista Rosario Guiscafré del 2 de octubre de 1962, dice así: ‘Nada
sabía la señorita Lassalle del trabajo social, pero su vocación empezaba a
empujarla por ese sendero. Consciente de que en la escuela no se hacía todo lo
que había que hacer, consiguió una beca para ir a estudiar a la New York School of Social Work por un año’.
El mencionado artículo, curiosamente, se titula: “A los 82 años Beatriz
Lassalle se desespera por no poder ayudar a ‘arreglar el mundo’”. En la
entrevista que le hace Guiscafré, se puede percibir la preocupación de Beatriz
Lassalle por todo lo que pasa en su entorno y más allá. Y también de su
impotencia al no poder hacer algo para ‘arreglar el mundo’.
Estuvo muy ligada también a la Casa de
Salud Rosario Belber, fundada en 1944 por la también trabajadora social de la
cual llevaba su nombre. Era un hogar de convalecencia para niños entre 6 y 16
años. Tanta fue la dedicación de Beatriz Lassalle a esta causa, que en 1949
hubo que cerrar la casa por falta de fondos y ella se dio a la tarea de reabrirla
en sólo seis meses, en marzo de 1950, levantando los fondos necesarios, que al
año de reabrirse, fueron más de $26,000.
Beatriz Lassalle fue
estadista-republicana. El 3 de julio de 1945 el periódico El Mundo publicó un
reportaje titulado “Pide se diga a la mujer lo que significa la estadidad. La señorita Beatriz Lassalle aconseja se
hable en estadísticas señalando los detalles que afectan a la familia”. Como
Consejera de la Asociación Portorriqueña pro Estadidad, habla a las mujeres del
País para que sepan la diferencia entre la independencia y la estadidad,
haciendo énfasis en las desventajas de aquélla versus la dicha es esta última,
usando como ejemplo el proyecto del senador Tydings.
Dice, entre otras cosas, “A ellas debe
decírseles en términos fáciles cuánto y qué van a ganar o perder con los
cambios que algunos creen indispensables a su mejor bienestar y felicidad”.
Sugiere que se les hable a las mujeres de la estadidad en términos de sus
propias familias, para que lo entiendan fácilmente.
Y termina el artículo de la siguiente
manera:
“Mientras tanto, las otras mujeres, las que han tenido la suerte de
aprovecharse mejor de los medios educativos, económicos y de otra índole que
esta afortunada asociación nuestra con el pueblo y el gobierno americano nos ha
permitido, tienen un deber que cumplir siquiera para devolver algo de lo que
han recibido.
“…Desde nuestro campo estadista instamos a nuestras compatriotas todas
a mantener viva la fe en nuestro ideal, utilizando cuanta ocasión se presente
para propagarlo.”
Beatriz Lassallle murió a los 85 años, el
15 de abril de 1965 y el periódico El Mundo también publicó un reportaje
dedicado a ella y a sus logros, además de varias esquelas, entre ellas una de
los niños y empleados de la Casa de Salud Rosario Belber y otra de su Junta
Directiva.
Y ahora veamos los sombreros que pude
recopilar:
Sus
múltiples sombreros incluyen participación como cofundadora de la
Asociación Puertorriqueña de Mujeres
Sufragistas, luego Liga Social Sufragista; la Sociedad para Evitar la Tuberculosis en
los Niños; directora de la División Social del Departamento de Sanidad; Secretaria Ejecutiva del Capítulo
de Puerto Rico de la Cruz Roja Americana; Presidenta de la Liga Social
Sufragista; jefa del Negociado de Bienestar Social del Departamento de
Sanidad; maestra rural; Principal; fue la primera mujer Supervisora de Escuelas
en Puerto Rico; Inspectora de Escuelas; Instructora de Pedagogía en la Universidad de Puerto
Rico; Superintendente de Trabajo Social en el Departamento de Salud; Directora de la
Revista Escolar del Departamento de Instrucción; fundadora y presidenta de la
Casa de Salud Rosario Belber; fundadora del Colegio Loaíza Cordero para Niños Ciegos; directora de la
Cruz Roja Juvenil; primera Directora de la División del Servicio del Hogar;
organizadora del programa de dispensarios de la Cruz Roja Americana de Puerto
Rico; fundadora de la YWCA (Young Women’s Christian Association);
trabajó en el Civilian Relief;
representante del Foundling
Hospital de Nueva York en Santo Domingo; voluntaria en Brooklyn Bureau of Charities y el Associated Charities de Nueva York;
Mención de Honor por el Comité de Premios Lane Bryant; planificadora del Año de
los Niños de la Cruz Roja y consejera de la Asociación Portorriqueña Pro
Estadidad. En más de una ocasión fue proclamada Ciudadana del Año y Mujer del
Año por distintas organizaciones, además de dedicársele la Asamblea Anual del
Colegio de Trabajadores Sociales en más de una ocasión.
Obviamente, Beatriz Lasalle nunca se casó.
Rosario Bellber González: maestra, sufragista y
Espiritista Kardeciana
Sandra A. Enríquez Seiders, Ph. D.
Un alma noble, un gran corazón de mujer, una
enfermera, sin serlo, una madre, sin nunca haberlo sido, una trabajadora
social, sin haberlo estudiado, una educadora, en fin una verdadera misionera,
quien dedicó su vida a cuidar de nuestra niñez, la nunca olvidada Rosario
Bellber.
Rita
R. Lang
Uno de mis primeros trabajos de
investigación fue el de Brígida Álvarez Rodríguez. Ella fue mi bisabuela.
Recuerdo que salí en busca de una educadora y me encontré con una Espiritista
Kardeciana. Así fue como me interesé en buscar más sobre este tema. De hecho,
comencé a entrevistar mujeres espiritistas en mi pueblo. Fue en una de esas
entrevistas que una señora me regaló unas revistas espiritistas y en una de
ellas había un escrito sobre Rosario Bellber. Cuando investigaba para mi tesis
doctoral sobre Ricarda López Casellas me tropecé nuevamente con Rosario Bellber
González. En esta ocasión la descubrí
como sufragista. Así es la investigación histórica, una cosa te lleva a la
otra. El investigador o la investigadora se convierte en una especie de
detective.
Cuando se habló de dedicarle el
coloquio al sufragio me dije: “ya tengo tema”.
Comencé leyendo el escrito de aquella revista, repasé mi primer libro
que trata el tema del sufragio, hice una búsqueda por internet, visité la
Colección Puertorriqueña y me di un paseo al pueblo de Aibonito donde me
encontré un tesoro. Hoy vengo a compartir con ustedes la gesta de una mujer
prácticamente invisible hasta hoy en la historia de nuestro país.
Rosario Bellber nació en Puerta de Tierra, en octubre 2 de
1881. hija de Martín Bellber
Ribot y Julia González. Tuvo tres hermanos, Carmelo, Francisco y Rafael. No
sabemos mucho de su niñez pero presumo que su familia no era pobre porque realizó estudios en la Escuela Normal
bajo la dominación española y luego realizó cursos de verano en la Normal de
Río Piedras graduándose de maestra. Durante 21 años, Rosario ejerció
la docencia en San Juan, fue maestra visitante de la Escuela José Julian Acosta
y allí formó un comité de estudiantes para realizar trabajo social. En una ocasión el médico escolar, el Dr.
Carlos Timothée retiró de clases a nueve alumnos por no estar en buenas condiciones
de salud y se le solicitó a la Asociación de Padres y Maestros que se enviaran
al campo. Rosario que actuaba como consejera, luchó hasta conseguir una finca
en Aibonito prestada por una Asociación Protestante y allí trasladaron a los
niños. Ella se quedó al frente de ese campamento improvisado y tres meses más
tarde los niños estaban recuperados
totalmente.[1] Aquella Colonia Escolar para niños
pretuberculosos, luego cambió a preventorio y más tarde se convirtió en un
Sanatorio para niños tuberculosos.
Rosario Bellber fue la responsable
de la instalación de una sala de descanso para niños desnutridos en la Escuela
José Julián Acosta. Recibió la colaboración del Dr. Rodríguez Pastor y del
Lcdo. José Alegría que en esos momentos era el presidente de la Asociación de
Padres de la escuela. [2] Más tarde, el 8 de
septiembre de 1931 el gobierno fundó la Comisión para evitar la
Tuberculosis y esta agencia se hizo
cargo del trabajo iniciado en la escuela José Julián Acosta. Rosario Bellber fue nombrada Secretaria Auxiliar de dicha
oficina pero en 1938, luego de la renuncia de la Secretaria Ejecutiva, Rosa
González de Toledo, Rosario ocupó esa
posición hasta su muerte. Organizó los Campamentos de Verano que se
establecieron en la Isla bajo los auspicios de la Sociedad para evitar la
Tuberculosis en los Niños [3]
Rosario también trabajó como
Bibliotecaria Municipal y fue la primera
maestra del Refugio de Niños Pobres que fundó don Manuel Fernández Juncos. Su
salón de clases quedaba en el ala izquierda del edificio que ocupaba la cárcel
municipal en la Parada 3, en Puerta de Tierra, y Rosario, trabajadora social
congénita, aprovechaba sus ratos libres para acercarse a los presos para ver en
que podía ayudarles. [4]
La protagonista de mi
investigación libró una gran campaña para que los maestros de Toa Baja, Toa
Alta y Dorado, que formaban el distrito escolar, se unieran a la recién creada
Asociación de Maestros de Puerto Rico.
Alentaba a sus compañeros maestros a unirse a esta institución que,
según decía, "era una
bendición" para el magisterio pues en la unión, decía Rosario, está la
fuerza. [5] Además de ser una de las
fundadoras, ocupó la posición de vicepresidenta
de la Asociación Insular de Maestros. Como maestra y llevada por el amor
a los niños, fungió como directora y administradora de la revista escolar, El
Alba, que salió publicada por primera vez en enero de 1912. [6]
Algunas fuentes señalan que
también ejerció como enfermera. Eso no
le he podido constatar, sin embargo en el 1916 se creó la primera Sociedad de
Enfermeras en Puerto Rico y se menciona que la Srta. Rosario Bellber fue una perseverante consejera, siempre
dispuesta a prestar su mejor ayuda. [7][8] Rosario fue también miembro de la directicva
del Ateneo Puertorriqueño.[9]
Como si fuera poco, Rosario
Bellber, fue directora de la oficina de Servicios a Militares y familias de la
Cruz Roja durante la Primera Guerra Mundial. Allí se prestaba ayuda a las
familias puertorriqueñas cuyos hijos estaban destacados en Panamá. Fue presidenta de la Sociedad del Zapato de
los Niños Pobres y cofundadora de lo que hoy es el Hospital del Niño.
La participación de Rosario en
todas estas organizaciones desarrolló en ella liderazgo y tenacidad. Se hizo
sufragista y entró en la política activa dentro del Partido Republicano. Llegó
a ocupar el cargo de secretaria-tesorera de Actividades Juveniles de su
partido, vocal de la directiva de del Club de los Moderados de la Unión
Republicana y presidenta del Comité de Propaganda de la Vanguardia Femenina de
la Unión Republicana. [10] Tuvo gran influencia
política, pero de acuerdo con su compañera maestra, Teresina Salgado, sólo la usaba para hacer el bien, sin
preocuparle la filiación política de la persona a quien quería ayudar.
Al empezar el movimiento
sufragista, fue una gran defensora de los derechos de la mujer y, junto a Amina
Tió de Malaret, Angela Negrón Muñoz, Beatriz Lassalle,
Isabel Andreu de Aguilar, Ricarda López de Ramos Casellas y muchas otras damas de otros partidos, luchó
fuertemente por lograr el voto para la mujer. Fue presidenta de la Liga Social
Sugragista[11] y una vez lograron el voto
en 1929 fue vocal de la directiva de la Asociación Insular de Mujeres
Votantes. A principios del año 1923 surgió un movimiento de mujeres
antisufragistas. La directiva de esta organización redactó un memorial en
contra del derecho al voto de la mujer, recogieron firmas y lo enviaron a la
legislatura. Incluso, el 20 de abril de 1923
publicaron en el periódico El
Imparcial un artículo con el título “Liga Femenina Anti-Sufragista”
dirigido a todas las mujeres donde declaraban que “el sufragismo femenino es
uno de los más graves males sociales que amenazan a Puerto Rico.” La voz de
Rosario Bellber no se hizo esperar y
cinco días después refutó en un extenso artículo en el periódico El Mundo cada una de las expresiones hechas por las anti-sufragistas. Entre los muchos planteamientos hechos por
Rosario Bellber, dijo: “Lo que necesitamos es que NOS UNAMOS TODAS para
reclamar un derecho usurpado. Que se le considere a la mujer como un ser que
sabe pensar y que se le considere como esposa y no como esclava y que se
reconozcan su capacidad y sus aptitudes.” [12]
El 2 de junio del mismo año, Rosario arremetió nuevamente contra las anisufragistas
pero en esta ocasión contra la Sra. Carmen María de Pérez Almiroty. En un artículo que escribió para el periódico
El Mundo y que tituló “Sonó la
hora”, señaló:
“Las mujeres sufragistas de Puerto
Rico, reclamamos el sufragio, porque en el reloj del tiempo sonó la hora de
redención para la mujer, para ocupar un verdadero puesto en la sociedad con los
mismos derechos que el hombre. Este, hasta el presente, sólo nos había impuesto
deberes, usurpándonos derechos. Pero esta tiranía ha cesado por la evolución
del progreso y ya no habrá diques que detengan su avance.” [13]
Cuando llegaron las elecciones se
aprestó para inscribirse, aun a sabiendas de que sería rechazada. Cuenta Teresina: “Yo no tenía edad aún para
el voto, pero me deje reclutar por Rosario Bellber y fui a inscribirme. Nos
rechazaron, pero Rosario nos decía complacida, “No nos van a dejar, pero
tenemos que hacer el gesto y hacer que los hombres se familiaricen con la idea
de que tarde o temprano, tendrán que permitirnos votar a las mujeres”.” [14]
Rosario Bellber también fue
espiritista. Dice Teresina Salgado:
“Como mi familia,
a pesar de ser católica, representaba el
Espiritismo, ya que nuestro padre lo practicaba, pronto nos dimos cuenta de que
Rosario tenía creencias muy arraigadas. Le escuché sabios consejos, así como el
relato de interesantes experiencias vividas por ella dentro de ese campo.
También pude observar su preocupación por la propagación del Espiritismo, no
como religión, como creían algunos mal informados de la época, sino como una
ciencia y filosofía, idea que comenzaba a expandirse. Rosario no privaba de médium, sin
embargo, con el transcurso del tiempo y la amistad, logré comprobar que ella
poseía la clara facultad de precognición, cosa que le permitía ver con
anticipación sucesos que luego resultaban ciertos en el futuro. Además, la vi
asistir a su hermano Francisco, quien sí
era un gran médium de hermosas facultades: videncia, parlancia
inconsciente, transporte y curación. Era
una familia de espiritistas, con la excepción de un sobrino a quien ella crió y
educó pero que desde pequeño mostró una gran vocación sacerdotal. Rosario,
buena pedagoga, no se opuso jamás y lo estimuló con cariñosa compresión. Hoy es
el Padre Domingo Castelao Bellber, párroco de Catedral en San Juan.”
Preocupada por la propagación del
Espiritismo bien entendido y elevado, Rosario se convirtió en Presidenta de la
Federación de los Espiritistas de Puerto Rico y administradora de la revista Fraternidad,
órgano oficial de dicha institución, siendo el director don Ramón Negrón
Flores. Rosario se ocupaba de la publicidad, la búsqueda de colaboradores y
nuevos subscriptores. Esta revista se publicó por primera vez el 1 de junio de
1919 y salía quincenalmente.[15]
De acuerdo con su amiga, colega y
colaboradora en la propagación del espiritismo, Teresina Salgado, las creencias
espirituales de Rosario Bellber eran tan arraigadas de hacer el bien por el
bien mismo, de amor al prójimo, que servía
sin esperar recompensa, haciendo la caridad. Añadió que las ideas
religiosas de Francisco de Asis más el amor que ella sentía por los niños, fueron los acicates que modelaron la
personalidad de Rosario Bellber. Así la describe:
“Era, Rosario Bellber, de un temple
firme, recio, casi varonil, pero contrastando con un gran caudal de ternura,
amor y comprensión humana. Así como la Santa y poetisa de Avila iba fundando
conventos en España, Rosario Bellber iba fundando instituciones caritativas,
benéficas y sociales para Puerto Rico, para ayudar al prójimo necesitado,
particularmente los niños. Fue siempre su preocupación personal de maestra por
vocación y espiritista por convicción.
Le encantaba las
tareas difíciles cuando de luchar con un propósito se trataba. Beatriz Lassalle
decía en broma que la palabra “batalla” era el toque de alerta para Rosario
Bellber, quien enseguida reunía sus recursos espirituales, llamaba a las
huestes de sus amistades para pedir ayuda y presto se lanzaba a la campaña a
lograr el triunfo deseado. Luego, solía decir riéndose: “Me gusta dar una pelea
bien peleada”.”
Para el año 1941 Rosario Bellber
invitó a un grupo de amigas para discutir la idea de construir una Casa de
Salud para niños que no estuvieran enfermos pero que necesitaban una nutrición
adecuada. El mejor lugar era Aibonito donde ya ella había tenido otras
experiencias con niños enfermos y que le había dado muy buenos resultados. El
clima de Aibonito, según ella, ayudaba a los niños a cambiar su palidez por
caritas rosadas y sus ojos tristes por
vivas expresiones., donde el apetito les ayudaba a comer una comida sana bien
balanceada y volverían a tener una vida normal. [16]
Ella sabía de una finca de 10
3/4 cuerdas con tres casas, una en
peores condiciones que las otras pero que tenía agua y luz. Una era de concreto
y las otras de madera. Su precio era de $20,000.00. Rosario Bellber logró que
el Lcdo. Enrique Igaravídez, se uniera
al grupo y sin cobrar un centavo tramitó con el dueño de la finca la
posible compra y se decidió que se pagara $10,000.00 de pronto y $1,000.00
anuales para la compra de la misma. Lograron recaudar el pronto y se inició la
reconstrucción del lugar. Se equipó sala, dormitorios, oficina, comedor,
laundry, cocina pantry, servicio sanitario, clínica, patio para juegos, jardín,
hortalizas, crianzas, en fin todo lo necesario para la verdadera atención de
niños desnutridos. La Casa de Salud abrió finalmente en 1944.
En la finca se sembraban desde
flores hasta hortalizas que se usaban y se vendía parte para comprar otros
comestibles. Parte de la leche y carne que a diario se usaban se obtenían de la
finca. Casi todos los huevos frescos y frutos los recogían los niños. Así, los
niños aprendían como fomentar una granja, como cultivar flores y frutos y como
debían comer lo que su tierra produce para que la dieta fuese balanceada y obtuvieran
el contenido vitamínico y los minerales que a diario necesitaban para una buena
nutrición.
La protagonista de esta
investigación murió en mayo 4 de 1948, tras una breve enfermedad. Sus amigas continuaron organizando
innumerables actividades para mantener funcionando esta institución. Entre 1994
y 1999 la Casa Salud Rosario Bellber pasó a manos del Departamento de Salud y
del Departamento de Educación. Atienden niños y adultos discapacitados. Aunque
la vida de Rosario Bellber ha sido invisibilizada, al menos su obra
permanece.
[1] Bellber González, Rosario.
Grandes Mujeres de Puerto Rico. Hato Rey: Ramallo Bro. Printing,
Inc., 1975, vol. 4, pp. 273-274.
[2]
Ibid.
[3]
Ibid.
[4]
Salgado, Teresina. Rosario Bellber de mis
recuerdos.
[5]
Ibid.
[6] Pedreira, Antonio S. El periodismo en Puerto Rico. Río
Piedras: Editorial Edil Inc., 1969, p. 390.
[7]
Quevedo Báez, Manuel. Historia de la
medicina y cirugía en Puerto Rico. pp.
[8]
-61.
[9] Bellber González, Rosario.
Diccionario histórico biográfico.
Madrid: Forma Gráfica SA. Primera edición, 1976, vol. 14 p.40.
[10] Bellber González,
Rosario. Quién es quién en Puerto Rico.
San Juan: Real Hermanos, Inc. Segunda edición, 1936-37, p. 30.
[11] Enríquez Seiders Sandra
A. Ricarda López de Ramos Casellas: tizas conciencia y sufragio. San Juan:
Ediciones Callejón, 2006, p. 157.
[12] Bellber González,
Rosario. Tribuna Libre Anti-sufragistas!! El Mundo. 25 de abril de 1923, p. 9.
[13]
Bellber González, Rosario. Sonó la hora.
El Mundo. 2 de junio de 1923, p. 5.
[14]
Salgado Teresina. Op. cit. p.
[15] Pedreira. Op. cit., p. 452.
[16] Lang. Rita R. Historia de la Fundación
de la Casa Salud Rosario Bellber. Boletín Informativo Casa de Salud para Niños
Rosario Bellber. p. 5.
Gracias por fin veo que se reconoce la labor de una mujer que fue espiritista y una guerrera para su época, hizo una gran aportación a la sociedad puertorriqueña feminista , sufragista y ademas 1923 presidio la Federación de los espiritistas en Puerto Rico.Ademas de Rosario Bellber, son muchas las mujeres espiritistas en Puerto Rico que han hecho una gran aportación y continuar en el anonimato.Gracias
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